Comentarios de la pintura (libro)  

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Comentarios de la pintura es una obra escrita por Felipe de Guevara que trata del arte de su época y donde quedan reflejadas sus ideas estéticas, las cuales son ciertamente muy variadas: admira desde la antigüedad clásica hasta los pintores flamencos, así como a otros pintores como Rafael Sanzio o Miguel Ángel Buonarroti.

Full text

•«í*


CRTiZ / '¿rM£VA«eA


COMENTARIOS DE LA PINTURA,

QUE ESCRIBIÓ

DON FELIPE DE GUEVARA,

Gentil-hombre de boca del Señor Enir^erador CARLOS QUINTO,

REY DE ESPAÑA.

SE PUBLICAN POR LA PRIMERA VEZ

CON UN DISCURSO PRELIMINAR T ALGUNAS NOTAS

DE DON ANTONIO PONZ^

(QUIEN OFRECE SU TRABAJO AL excelentísimo SEÑOR

CONDE DE FLORIDA-BLANCA,

Protector de las nobles Artes.


MADRID MDCCLXXXVIIL


COMPANI A.


Se hallaré á la rústica y en p&pel en c'¡.?a de ¡a l^iüda de Ibarra , calle de la Gorguera»


(I)

PROLOGO.

NAdie puede dudar que es justo , se ro- suciten las memorias de los sugetos beneméritos de la nación , y mucho mas ds aquellos , cuyos trabajos ( de que les hubie- ra resultado mucha fama , si quando vivian se hubiesen publicado) quedaron escondi- dos , ó tal vez sepultados en el olvido , por causa de su muerte , ó por otros motivos.

Don Felipe de Guevara , Autor de es- tos Comentarios , vivió en tiempo del Se- ñor Emperador Carlos V. , Rey de Espa- ña , y parece que su edad floreciente fué por los años de 1535. que es quando esta- jba en Sicilia , de vuelta de la célebre Jor- nada de Túnez , en la qual se encontró sir- viendo á dicho Soberano , como se colige de la pag. 103. de este libro , y de algu- nos otros pasages.

Se dexa conocer , que recorrió Italia, donde adquirió ó pudo adquirir muchos cono- cimientos en las bellas Artes ; y que para ha- blar de la Pintura de los antiguos Griegos, que es su principal asunto, también se co- noce que habia ojeado bien lo que Plinio y otros Autores de la antigüedad nos dexa- ron escrito de aquellos célebres hombres. Se a'x vé


(11)

vé asimismo que estuvo en Flandes , y que trató en Amberes los Pintores ¿c su tiempo. No será desagradable á los lectores , sa- ber en qué forma haya podido llegar á mi mano el manuscrito de Don Felipe de Gue- vara, después de casi dos siglos y medio que han coríido desde que , creo, que se escri- bió. El caso ha sido que el actual Señor Dean de Plasencia , Don Josef Alfonso de Roa, Perdona sumamente estimable por su lite- ratura , exquisito gusto , amor á las bellas Artes , y conocimiento de los monumen- tos antiguos , de quien se ha hecho men- ción alguna vez en el Viage de España , en- contró este manuscrito en una tienda de li- brero de aquella ciudad. Desde luego con- cibió que podria ser obra provechosa , y determinó enviármela , añadiendo este favor á otros muchos, con que me tiene sumamen- te obligado.

Luego que lo recibí , y me hice cargo de su contenido , pensé en darlo al- gún dia al publico , pues no era razón que quedase mas tiempo en la obscuridad un trabajo tan recomendable , no menos por su distinguido Autor , que por el tiempo en que lo escribió ; esto es , quando muy po- cos y raros escritores hablan hablado de las bellas Artes desde su restablecimiento con el

acier-


cm

acierto que nuestro Don Felipe de Guevara.

Y como quando dos personas tienen con- formidad en sus pensamientos , y se hallan inflamados de un mismo zelo por el honor y bien de ^u Patria, es natural que se cobren algún cariño y afición : esto es cabalmente lo que á mí me sucedió , después que fui recorriendo los Comentarios , en donde ha- llé no pocos pasages totalmente conformes á los que yo tengo divulgados en mi obra del Viage de España , y este era también uno de los motivos que me movían á su publicación.

Me faltaba saber las circunstancias y qua- lidades de su Autor, Don Felipe de Gue- vara , y por mucho que busqué y pregun- té no lo podía conseguir , hasta que un dia, hablando de mi manuscrito con el Ilustrisimo Señor Conde de Campomanes , y de lo que iba buscando , al instante me dio las luces que yo deseaba , diciéndome , haber leído algunos años hacía en el discurso general de las antigüedades de España de Ambrosio Morales alguna cosa , de donde se podia co^- legir quien fué el expresado Don Felipe , y íu mérito literario , del qual S. Illma. for- mó entonces gran concepto ; y así me ani- mó á publicar quanto antes este manuscrito.

Sin la menor dilación fiíí á registrar di- cho tratado de Morales , y encontré puntual- a 3 inca-


(IV) -

mente en el fol. 4. de su discurso , que ha- blando de Don Diego de Guevara , joven de mucha erudición , y de grandes esperan- zas , dice , que fiíé hijo de Don Felipe de Gue-vara, Gentil hombre de boca del Em* ferador , y Caballero digno de muchas ala- banzas for sus muchas y muy principales qualidades.

En el fol. 9 , hablando de las monedas y medallas antiguas de España , se halla lo siguiente ; Conjorme d esto traeré algunas 'veces testimonios de las monedas que tienen nombres de las ciudades de España^ y ds éstas yo he 'visto muchas , aunque no hubie- ra 'visto mas que las de Don Felipe d& Guevara , que son las mas escogidas^ y diversas que creo en España se ha* yan juntado , porque entendía mucho en ellas aquel Caballero , como lo manifes* tard lo que de ellas dexó escrito , qiiando salga al público. Y con este intento de ha- her de escribir de ellas , para mejor sa- tisfacerse , juntó una gran suma , no tenien- do en tanto la multitud , aunque es grande, como lo raro , diverso y y por todas partes aventajado. JT el haber sido muy Señor m.io y amadome mucho , me dio mucha parte en esta su riqueza de monedas mientras vivió. Por este pasage de Ambrosio de Mora- les


(V)

les podemos colegir que Don Felipe de Gue- vara fué uno de los famosos Antiquarios de aquel tiempo , no solamente por la exqui- sita colección de monedas que hizo , sino por lo que escribió acerca de ellas para dar- lo al publico , manifestándose al mundo uno de los primeros que en tal género de eru- dición y de tanta utilidad para la historia, y otros ramos de la literatura , había trabaja- do ; pero tenemos el desconsuelo de que es- ta obra de las medallas y monedas antiguas, tan celebrada por Morales , quedó sepultada y perdida, á no ser que alguna casualidad, como la del hallazgo de estos Comentarios, la descubra algún dia.

Con motivo de buscar en el expresado discurso de Morales las noticias que yo de- seaba de Don Felipe de Guevara , encon- tré otras que me pareció extractar , para cxemplo de Escritores, y para que todos vean como prevalecía en el siglo decimosexto la bondad , con que aquellos hombres de mé- rito se trataban y ayudaban unos á otros, comunicándose especies y materiales , para que pudiesen servir mas cumplidamente al público con sus objras.

En nuestro siglo décimo octavo no me

parece que suceda del mismo modo ; antes

vemos que algunos de los que escriben no

a 4 tic-


(VI)

tienen reparo de tratarse descomedidamente con ironías ó sátyras mordaces , y tal vez" algo peor.

En prueba de lo que queda dicho del siglo decimosexto , véase lo que Morales vá diciendo en su discurso general. En el fol. I o. se lee : También el Señor Don Die- go de Mendoza me dio con muy señalada liberalidad todas las medallas antiguas qiiff tenia con 7iombres de ciudades de España y en que hay muchas y muy escogidas , de don- de aprendí hartas cosas , que servirán para, estas averiguaciones en ranchos lugares.

Nombra Morales en la pag. 9 , citada arriba , y con mucho elogio á Florian de Ocampo y á Antonio de Lebrija , sus ante- cesores ; y también al Licenciado Juan Fer- nandez Franco , natural de Montoro cerca de Córdoba , así porque (como dice) su in- genio , letras , amor , y juicio de antigüedad^ y mucha diligencia en darle luz lo merecen, como porque yo me he ayudado mucho en es- to , de su diligencia grande que ha hecho en saber toda la antigüedad de muchos luga- res de la Andalucía ; y fuera mal género de agradecimiento disimularlo , y no publi- carlo aquí , como él merece , y yo le debo.

Por estas mismas causas (añade Mora- les á renglón seguido ) nombi'aré también aU

gu-


(VII)

gmas roeces d Fr. Alonso de Chacón , Kec^ tor del Colegio de Santo Tomas de Sevilla^ porque la gran noticia que tiene de harto de la antigüedad de España ^ es cosa muy se^ ñalada en la gran doctrina que en Teolo- gia tiene. Y de lo mucho que él ha descu' bierto en muchas antigüedades , me comu- nicó buena parte ; y for haber sido ambos mis discifidos , me lo dieron , y yo lo recibí de mejor gana.

Dice también hablando de Salamanca en el citado discurso lo siguiente : He puesto con mucho gusto este exemplo mas que otro ninguno , por alegrarme con la memoria del Ihistrisimo y Rever endisimo Señor Don Die- go de Covarruhias de Leyha , Obispo de Segovia , y meritisimo Presidente del Con- sejo Real , de cuyas insignes letras y exce- lente doctrina (fuera de ios derechos") en len- guas y en muchas disciplinas , y de su gran religión y bc7tdad , sabe tanto España , y muchas otras Provincias , que yo ni nadie no podemos decir mas para acrecentar su alabanza.

De su singular humanidad y doctisima conversación pudiera yo aquí decir muchoy sino que esto también , con todo lo demás es muy notorio. Su Seíioria Ilustrisima fué quien me advirtió de la mmcion que hacían de Sa- la-


(VIII)

amanea , sm otros autores , Plutarco y Polibio j mostrándome por los originales grie- gos de ambos qudn viciosamente están tras' ladados en latín.

En el fol. 5 .de dicho discurso nombra Morales á Alvar Gómez , Catedrático de Griego y Retorica en Toledo , conocido por su mucha doctrina en la lengua griega y en todas las buenas letras , y allí mismo hace mención del Secretario Gerónimo Zurita, cuyo ingenio y letras , sin las otras partes de su merecimiento y dignidad (dice) son bien conocidas en España.

He traído esto , como dixc arriba , para cxemplo de buenos y modestos Escritores, y de verdaderos literatos , quales fueron (y de primer orden ) todos los nombrados por Morales , cuya ingenuidad en confesar lo que le contribuyeron para el trabajo de las antigüedades , no solamente no le rebaxó á él su mérito literario , sino que , á mi entender, sirvió para darle mayor crédito y realce.

He tenido también otro pensamiento en mencionar estos grandes hombres , y es , que muchos , ó por ignorancia , ó mala volun- tad, ó por uno y otro han hablado de nues- tros Escritores sin ninguna consideración , y muy á ciegas , no encontrando casi mérito en las obras de nuestros Autores, exceptuando una

o


(IX)

ó dos; insolencia intolerable de algunos Extran- geros; pero mucho mas intolerable en plumas Españolas, como lo hemos visto. ¿De qué sirven las letras quando , en lugar de for- mar im ánimo benéfico , honrador de su Patria y de su próximo , producen male- dicencia , envidia , y otros malos efectos? Digo que de muy poco sirven , y que hu- biera sido mucho mejor á los que hacen es- tos usos de su saber , haber callado , antes que insultar á nadie. Una critica comedida puede honrar á quien la hace, y aun al mis- mo Escritor á quien vá dirigida, enmen- dándole al mismo tiempo.

Pero volviendo á nuestro Don Felipe de Guevara , no me hartaré de alabarle por haber ceñido sus Comentarios á las obras de los antiguos Griegos , que son en las que se formaron los Rafaeles , y los de- más grandes Artífices , que aun mantienen la gloria de restauradores de la nobilisima Pintura. Sin estas obras poco pudieran haber hecho , y poco harsn los que no sigan sus má- ximas , y no se apliquen el consejo de Hora- cio igualmente adaptable a Poetas y Pintores: .... Vos exemplaria Gr¿eca Nocturna 'vérsate manu , 'vérsate diurna.

Sin este auxilio , digo , jamas imitarán la bella naturaleza , que con tanta discreción

y


(X)

y acierto supieron imitar los Griegos , to- mando de muchos individuos de la misma lo mejor y mas perfecto para formar sus obras.

Todas las Academias de Europa conocen esta verdad, y todas recogen los mejores modelos de la sabia Grecia para ponerse en el buen camino , y acaso en el dia la de San Fernando supera á muchas en esta parte. Pero también se vé que las especulaciones de ahora sobre estos célebres monumentos no son como las del Siglo diez y seis.

Excmplos mucho mas eficaces serian las sublimes obras de Pintura de los Griegos, si existiesen , que no la relación de ellas ; pe- ro á falta de aquellas , no son de poco mo- mento estas narraciones , para inñamar á un ánimo generoso que aspire á la mayor glo- ria del arte. De estas insignes obras de Pin- tura que los Griegos hicieron se carecia tam- bién en tiempo de Rafael ; pero se habia empezado ya á tomar mucho gusto y sacar provecho con la lectura de los Autores clá- sicos de la antigüedad ; y por las estatuas y baxos relieves que continuamente se desen- terraban en Italia fácilmente conoció todo el mundo qual sería la sublimidad de las ta- blas de los Griegos , aun mas ponderadas por los Escritores que las obras de Escul-

tu-


(XI)

tufa , con ser muchas de éstas tan maravillo- sas V excelentes como realmente eran.

'Aquí habia llegado yo con mi Prologo, quando un sugeto muy instruido y muy de mi estimación , sabedor de lo que en él se trataba acerca de Don Felipe de Guevara, me envió copia de una carta latina (cuyo original se conserva en una principal libre- ría de esta Corte) escrita por el célebre Honorato Juan , Obispo que fué de Osma, á Alfonso Oretano , Canónigo de Sevilla , y varón doctísimo ; de la qual carta he ex- tractado lo siguiente , que me ha parecido poner en castellano :

»>No dudo que te recrearás mu- idlo con el trato de nuestro Vanegas , va- »ron integerrimo y doctísimo , y tampoco «dudo quán agradable te será la erudita «conversación de Felipe de Guevara, y de su «hijo Diego , quien , como me escribes , es «digno de serlo de tal padre , los quales di- «ees (y yo también lo sabía por carta de «nuestro Felipe de Guevara) que están >»enteramente ocupados en explicar las mo- «nedas antiguas , sus significaciones y tiem- »>pos. Por carta , que no ha mucho leí de

  • >Diego á Ambrosio de Morales , escrita con

»>mas prudencia y abundancia de la que pa- «rcce debia esperarse de sus pocos años,

«ven-


(XII)

f>vengo en conocimiento de lo mucho qu«  »se ha aplicado á la buena y arreglada elo- »qüencia. Hace tiempo que yo le traté con ?>familiaridad , y tengo por cierto que es »capazde esto ; y aun puedo asegurar á otros 9>\o que yo espero , de que le veremos fio- »^recer con gran reputación de ingenio y de íí doctrina. Pero vuelvo a las medallas , y di- 5^go , que quanto mas han trabajado perso- »nas doctas en ilustrarlas con menos pro- «vecho que esta clase de erudición merece, >>(áno ser que lo hayan hecho algunos, ?í cuyas obras no se han publicado hasta aho- >^ra) tanto mas digno de alabanza será el 9> estudio de nuestro Guevara; porque sa- »biendo yo á lo que alcanza su jui-

  • >cio y perspicaz ingenio , para explicar to-
  • 5clo lo que pertenece al asunto , espero

»H]ue en dicho género ha de aprovechar mu- >>clio su trabajo (tomado de la mas recóndi- »ta literatura , y de toda la mejor antigüe- »dad) no solamente á los estudiosos de las be- »llas artes , sino que servirá en gran ma- rinera para entender los lugares obscuros 9p¿c los antiguos Escritores , y las humani- ,,dades mas delicadas , y no será la menor hiparte de este trabajo su doctrina y elegancia. Este , como se vé , ha sido un feliz ha- llazgo , en confirmación de quanto arriba

que-


(XII)

queda dicho del meritisimo Don Felipe de Guevara , y por lo que toca á su hijo Don Diego no puede darse elogio mas cumplido, ni lamento mas tierno que el que hace Mo- rales , con motivo de su temprana muerte, en el citado discurso de las antigüedades.

Cabalmente se han nombrado casi por in* cidencia en este Prologo Escritores de gran fama , que con sus trabajes honraron á los respectivos pueblos , que les dieron el ser, y á la nación entera , habiendo sido tenidos en mayor estima de los Sabios Extrangeros de entonces , que después lo han sido de los de nuestro tiempo , y aun de algunos natu- rales , sin duda por no haberse tomado el trabajo de abrir sus libros , y de examinar su distinguido mérito. Ojalá permitiese este Prologo repetir las alabanzas que justisima- 'mente les fueron hechas , que con sumo gus- to tomarla este trabajo , por el respeto que su memoria merece , y merecerá perpetua- mente.

Concluiré con añadir en quanto á los Comentarios , y á su Autor lo que yo sos- pecho , y es , que no se escribieron hasta que el Señor Felipe Segundo , con quien ha- bla en todo su discurso , estaba ya en el tro- no de España , y quando Don Felipe de Guevara , mas abanzado en edad , se hallaba

muy


(XIV)

iruy decadente en la salud , según él mis- mo dá á entender en el primer párrafo de dichos Comentarios , y que por su muerte no se presentaron al Rey , ó si llegó este caso , se hubieron después de extraviar , que- dándose tal vez entre las manos de algunos de los que intervienen en estos cargos de licencias , impresiones &:c.

He preferido plublicarlos en el lengua- ge de aquel tiempo, y como están en su orie^inal , haciendo solamente alteración en la Ortografía de algunos nombres, según la prác- tica moderna. Pudiera muy bien haber au- mentado muchas notas ,, y no fuera de pro- posito para algunos lectores ; pero lo he de- Xüdo ; porque éstas no superasen lo princi- pal de la obra , y porque para los que ea«» tienden bastan las que van puestas.


X

A LA S. R. M. DEL REY

FELIPE NUESTRO SEÑOR,

DON FELIPE DE GUEV.ARA^

FELICIDAD PERPETUA.

EStos dias pasados , apretándome mis en- fermedades mas de lo ordinario^ y por esta causa impedido de ocuparme en cosas de mas importancia , acordé para entrete- nerme , recoger lo que de la Pintura y Es- cultura antigua habia como de paso en otros tiempos leido : artes nobles y muy estima- das de Reyes y Pueblos libres en las eda- des pasadas , de las quales siempre los bue- nos juicios y entendimientos gustaron , y se preciaron en gran manera , como claro nos muestra la devoción que á ellas tuvo Ale- xandro Magno , al qual con parecerle poco un mundo para conquistalle , se deleyto tanto de esto , que los raros que de la guer- ra y gobiei no de la República le sobraron, los gastó con Apeles , Pintor insigne , yén- dose á su oficina á verle poner las manos en sus obras.

Demetrio Rey , aquel que llamaron el A Con-


2 COMENTARIO^S

conquistador de las ciudades , no solo hizo esto con Protogenes en el cerco que tuvo sobre la ciudad de Rodas , pero dexó de tomar la ciudad que tenia asitiada , por no poner en aventura de quemar una Pintu- ra de Protogenes , llamada Jaliso , la qud estaba puesta en aquella parte de la ciudad, por la qual entendia Demetrio ser sola- mente Rodas expugnable.

Julio Cesar , á cuya ambición de rey- nar y conquistar , no parece hay nada que se pueda comparar , fué extrañamente afi- cionado á la Pintura ; dice de él Suetonio que compró animosísimamente las tablas de los Pintores antiguos. Dio por las Pinturas de Timomaco, Pintor , Medea y Ayax ochen- ta talentos , que son quarenta y ocho mil escudos , del qual precio no hice aquí men- ción por ser excesivo , pues otios menores Príncipes que Cesar se aventajaron en esti- mar, y comprar en mayores precios algu- nas Pinturas , pagando mayor numero por ellas. Pero traygo á Cesar á cuenta entre los aficionados á la Pintura , para mostrar que la Pintura ni la afición de ella no em- bota la lanza , ni reprime el deleyte de ella los ánimos fogosos de conquistar mil mun- dos , como deseaba Alexandro , si los ovie- ra , según la opinión de algunos Philosophos.

Es-


DE LA PINTURA. 3

Esta arte , habiendo sido célebre en los mas antiguos tiempos , parece , según Plinio dice , que la desterraron los mármoles en tiempo de Vespasiano Augusto : después habiendo ya tantos siglos dormido en Ita- lia , la despertaron Raphael de Urbino y Michael Angelo. En Flandes Rugier y Joan- nes y Joaquín Patimier (1). En nuestra Es- paña , donde nunca en los tiempos pasados debió de estar de asiento V. M. , entre las buenas artes que resucita , la favorece tan- to , habiendo traido y juntado de diver- sas naciones una masa de buenos ingenios y habilidades , que obliga á los naturales Es- pañoles á estudiar y trabajar tanto , que acabados éstos merezcan ellos suceder en sus lugares , y ocupar sus plazas ; aun- que ya por decir verdad esto podria caber en muchos , si la ocasión lo pidiese (2).

Aa Y

(i) Parece que quiere hablar aquí de Juan Van-Eyk^ y de Rogerio que le siguió , célebres ambos en Ja ciu- dad de Bruas, como lo fué también por aquellos tiempos Joaquín Patenier, queei Autor llama Patimier, todos ante- rioresal siglo decimosexto, de los quales habla Sandrat. (2) Quando Don Felipe de Guevara escribió este li- bro, se dexa conocer que no se habia empezado Ja suntuosa fábrica del Escorial , y tal vez aun no se había pensado en ella , pues no la nombra en todo el manuscrito , y hubiera tenido buena ocasión de con- íirmar lo que dice en obsequio del Señor Felipe Se-

gUfi-


4 COMENTARIOS

Y así me movió á dirigir y ofrecer I V. M. estas cosas que tengo juntadas de h Pintura y Escultura antigua el favor con que V. M. estas artes trata , á las qua- ies habiendo dado V. M. tan buena com- pañia como es la Arquitectura y Agricul- tura (i) , teman justa razón de alabarse siem- pre de vuestra V. M. ; pues la Arquitec- tura las aponsentará como ellas merecen en lugares donde puedan ser vistas y alabadas, que á mi parecer la Pintura y Escultura tienen en esto la propiedad que Boecio di- ce que tienen las riquezas , las quales jun- tas y encubiej:ías no son de ningún fru- to ni efecto , sino es quando se dividen y reparten : y así las pinturas encubier- tas

gundo j hablando de elía , y de los grandes Profeso- res nacionales y extranjeros , que dicho Soberano jimtó para executar las bellísimas obras que en aquel magnífico edificio se conservan ; sobre lo qual puede verse el segundo tomo del Viage de España , donde «e trata de dichos Profesores , del modo como vinie- ron al servicio del Rey , y de las remuneraciones que les hizo.

(i) La Agricultura es la principal de todas las artes, sin cuyo ensalzamiento , del qual proviene la abundan- cia y la riqueza verdadera , no podran aquellas me- drar. El Señor Felipe Segando tuvo gran cuidado da su fomento , y particuhrísimo en el importante ra-» mo de los plantíos que tanto se descuidó después has-* ta nueítroi tiempos.


DE LA PINTURA. 5

tas y ocultadíis se privan de su valor, el qual consiste en los ojos ágenos y jui- cios que de ellas hacen los hombres de buen entendimiento y buena imaginación , lo que iio se puede hacer sino estando en lugares, donde algunas veces puedan ser vistas de muchos (i).

La compañía que dixe de la Agricol- tura parece ser no solo anexa á la Pintu- ra , pero necesaria , pues elJa tracta y rodea tanta parte de la naturaleza , de la qual la Pintura toma imitación , como son yervas, flores , árboles , frutos varios , ciclos , paísa- ges, perspectivas, aves, cuya morada y posada es el ayre, dorcstas y sabandijas-, y otras que á vueltas de todas estas la naturaleza cria, de las quales la fantasia del Pintor , ó del que ha de juzgar bien ó mal de la Pin- tura , toma su imit^icicn.

Siendo pues de esta manera , grande A 3 uti-

(i) Esta fortuna no tienen las que están encerradas en Conventos de Monjas , como he oído que las hay en algunos , donde no es fácil que puedan verlas muchos. Por los principios de nuestro Autor debian los Señores que poseen buenas colecciones facilitar su vista al público ; pero si en lugar de estos precio- sos muebles no tienen mas adornos las paredes de sus habitaciones que telas extendidas en ellas, espejos , y Otras cosas de ninguna significación , harán bien ds cerrar su; puertas á las personas de buen gusto.


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utilidad se le seguirá á V. M. de la Agcí- coltura para conferir las cosas que tiene pintadas con las cosas que por su industria y trabajo la naturaleza , madre de todas las cosas, en esos campos y jardines nos repre- senta á cada paso criadas , dexado aparte que sin ser necesaria esta conferencia de las cosas pintadas con las criadas y verdaderas, la Agricoltura ha sido y es siempre por sí sola de tanta estima y valor , que justamen- te ella por V. M. , y V. M. por ella mere- cen ser celebrados, porque nunca ovo edad en que la Agricoltura no fuese de grandes Prín- cipes V valerosos entendimientos estimada (i). Testigo es de esto aquel Cyro , Rey de los Persas , el qual metiendo á Lisandro Em- bajador Griego en una huerta suya , donde admirándose Lisandro de la orden y disposi- ción de los árboles puestos por aquella órdeu que los Latinos llaman Quinqunce (2) , y los án- gulos tan concertados, formando calles tan

or-

(i) Véase la nota pasada sobre la Agricultura , pri- mario , é importante obgeto que debe ser de los So- beranos y de sus Ministros , sin el aumento de la qual y su floreciente estado , no pueden esperar sino ruina y despoblación.

{2} Quinquncets lo que vulgarmente llamamos al tres- bolillo , que por qualquier parte que se miren alinea-» dos los árboles forman lineas rectas.


DE LA PINTURA. 7

ordenadas por qualquiera parte que se mi- xaseii , Y la altura, y igual proporción y gentileza de los árboles , dixo que todo era admirable, pero que lo era mas el artífice que con tanto concierto y orden lo habia dispuesto y plantado ; y entendiendo haber sido todo aquel ornato y hermosura hecho por las manos propias de Cyro , dixo , co- mo Xenofon lo refiere, con razón , Cyro, me pareces bienaventurado , que allende de ser bueno eres también dichoso (i).

Illustres son en esto los excmplos de

Cyncinato , Serano y Calatino , á ios qua-

les hallaban la Dictaduras y Consulados el

A 4 ara-

(i^ Es esta dicha tan conforme á la racionalidad y á nuestra naturr.leza , que lo contrario parece que so- lo puede verificarse en un insensato. Experimentado el hombre en todos los placeres que su estado y ri- quezas le proporcionan , conoce al fin que no hay otros comparables al retiro del campo , puerto tran- quilo de sus afanes y cuidados. En él encuentran los Soberanos el placer mas inocente , y un deporte pa- cífico , para atender á los graves negocios de sus do- minios. La posesión de una casa de campo es el ob- geto adonde tiran sus lineas los ricos comerciantes, después de los bienes adquiridos en sus negocios , y casi todas las personas de gusto y de algún poder. Estas son el honesto desahogo de los mas austeros monasterios , y parece que no podrían subsistir las encerradas Monjas sin un equivalente ^ qual es una huerta ó jardin adjunto.


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arado en la mano , y ansí después de ven- cidos los enemigos , dexando las insignias del triumpho en lugar de los Scipiones , (esto es los bastones de Generales) tornavan á tomar la esteva en las manos (i).

Notorio es también aquello de Diocle- ciano , el qual persuadiéndole Hercúleo y Gálerio que tornase a tomar el imperio que de su voluntad habia renunciado , les res- pondió , si pudiesedes ver las yervas que aquí en Salona tengo plantadas por mis manos , nuixa me persuadiriades tal cosa. En suma , el hombre, según Marco Caton^ de quien se decia ser buen labrador, quedaba bastantemente entre los Romanos alabado. Cosa es la Agricoltura y el deley- te de ella , que ni los hombres belicosos , ni la gente de paz la han jamas despreciado: y asi V. M de tal manera la debe juntar con esas compañias , que con suma felicidad consiga siempre victoria de sus enemigos^ y rija sus imperios con justicia y tranquili- dad perpetua por largos años (2).

(i^ De estos famosos Capitanes , que al mismo tiem- po manejaban el arado para contribuir al sustento de su República, las armas para defendería , y dictaban leyes para su mejor orden , véase lo que se dixo en el segundo tomo del Viage de España al principio de la Carta VIL

(2) No pueden ser estos sentimientos de Agricultura mas uniformes á Jos que en casi todas las Cartas del

Via-^


DE LA PINTURA. 9

DISCURSO DE LA PINTURA,

SI la verdad es ale;o (hablo de la verdad humana y visible) la Pintura también es al^o : porque la Pintura es imagen de aquello que es o puede ser , como de hom- bres , edificios , plantas , y de otras cosas , de cuyas formas y ciertos fines de cuerpos se toman exemplos , pintando sus semejanzas, cuya arte pretende mezclar entre sí diferentes colores, y no con el fin que las muchachas en los campos mezclan las flores diversas , que lo hacen por solo la gracia y deleyte de la vista ; sino á fin de imitar las cosas que son, como es el hombre , el perro , el caballo, y las otras cosas que se ven , y se topan cada hora, criadas muy diversas por la na- turaleza.

De manera , que la Pintura es solamen- te una imitación ; porque si esto no hace la Pintura , y mezclase las colores acaso y sin consideración , vernia á ser tenida por una cosa de risa ; pero es de saber que hay

dos

Viage de España se han expuesto; porque no es po- sible que sin esta basa firme y solida puedan lograr- se progresos verdaderos en ciencias ni artes , y aun pedia añadirse con Don Felipe de Guevara, que ni victorias , ni poder , ni trani^uilidad en los Estallos,


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dos maneras de imitación : la una es quan- do con el entendimiento y la mano imiíamos lo que queremos , y esta es el arte de pintar, y la que llamamos Pintura. La otra es de solo el entendimiento , quando solo el en- tendimiento imita alguna cosa , aunque el hombre no sea Pintor , que pueda efectuar y representar con las manos lo que imagina.

La mas cumplida es la primera , quan- do juntamente con el entendimiento las ma- nos demuestran la semejanza de las cosas que están imaginadas. Esta que es de mayor cum- plimiento sirve para mostrar las cosas que la imitativa en su idea tiene concebidas. La se- gunda , para juzgar bien ó mal de las cosas ya pintadas , y para dar orden como las ma- nos y entendimiento ageno ponga en efecto las fantasias , que solo el entendimiento ten- ga concebidas (i).

De aquí se entiende haber sido esta fa- cultad de la imitación dada á los hombres generalmente de la naturaleza ; y como la

fa- cí) Esta imitación del entendimiento solo podrá ve- rificarse en aquellos que paran la consideración en los obgetos que se presentan á su vista , formando des- pués ideas justas de lo que conciben , mediante lo qual juzgarán rectamente de las cosas pintadas , y po- dran comunicar á los Pintores arregladas imaginacio- nes , que ellos con sus manos y habilidad lleven á efecto^


DE LA PINTURA- ir

facultad del pintar procede de sola el ar- te , demuestra muy claro quan necesaria sea la imitación que diximos del entendimien- to , para juzgar de alguna cosa pintada , pues es cierto que ninguno juzgará bien de ua caballo , ni de un toro , sino tuviere muy bien fantaseado cómo es un caballo y ua toro , cuya semejanza se muestra en la Pin- tura.

Demás de esto , como entre los géneros de Pintura haya uno que conste solamente de lineas sin color ninguna, la qual justa- mente llamaremos Pintura de solo sombra y luces , en la qual se vé la semejanza de las cosas , la hermosura ó fealdad , el ánimo y la vergüenza y la osadía, aunque estos afectos ca- rezcan de colores, y aunque no se expriman si- no simplemente, y de una sola manera la san- gre y el cabello y la flor del barbiponiente, todavia este tal género de Pintura dá á en- tender la blancura y lo roxo de este hom- bre pintado ; pues es cierto , que si con estas lineas solas pintásemos un Indio, se nos representará como si le viésemos negro , por- que la nariz roma y lo crespo y retortija- do del cabello y las mexillas levantadas , y el horror de la tal imagen nos representa- rá aquello que á los ojos nos parece blanco, ser una negrura de Indio , y ser hombre In- dio


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dio aquel que vemos pintado , para lo qual es manifiesto ,como habernos 3icho , ser necc«  «aria la imitación del entendimiento.

Estas imitaciones del entendimiento, ten- go entendido son entre los hombres muy varias y diversas , porque , como dixo Hi- pócrates , los afectos de los ánimos siguen las complexiones y disposiones del cuerpo, las quales como sean entre sí diferentes , es necesario cansen entre sí diferentes imagina- ciones y fantasías. De aquí nace que las obras de Pintores y Estatuarios respondan por la mayor parte á las naturales disposiciones y afectos de sus artífices. Para exemplo de esto tomemos dos Pintores , igualmente ar- tistas en la notomia , ó de cuerpo humano, ó animales , el uno colérico , y el otro ñc- mático , los quales si de industria y á com- petencia pintasen un caballo , sucederá cía» raméente , que el caballo del colérico se mos- trará impetuoso , con furia , y dispuesto á presteza ; y por el contrario el del flemá- tico , dulce y blando , en el qual deseareis siempre una viveza y un no sé qué.

Pues vengamos á discurrir por las pin^ turas de un m.elancólico saturnino ayrado y mal acondicionado : las obras de este tal, aunque su intento sea ¿)intar Angeles y San- tos , la natural disposición íuya , tras quien

SQ


DE LA PINTURA. 13

se vá la imitativa , le trae inconsideradamen- te á pintar terribilidades y desgarros nunca imaginados , sino de él mismo. De esto po- dría yo dar exemplos vivos si mi intento fuese tachar á alguno , de lo qual he de- seado siempre huir ; y por el contrario , la naturaleza de un hombre bien compuesto es- tará aparejada á caer con su imitativa ima- ginaria en menos errores , que aquellos que notablemente se inclinan por su natural com- posición a alguno de estos extremos : por el consiguiente lo que habemos dicho de la imi- tativa imaginaria de los que con el arte después pintan , se dice de aquellos que tie- nen solamente la imitativa sin manos.

Esta es la causa de haber habido en algu- nas edades algunos Pintores tan celebrados y estimados , sin méritos á juicio de qualquic- ra buen entendimiento , lo qual como tray- ga origen de haberse afrontado las imitativas imaginarias de los compradores y estima- dores de las tales pinturas con las de los ar- tífices de ellas , sucede ser dificilísimo desen- gañar á los tales ingenios de su error y ma- la estimación que hicieron de dichas pintu- ras , por traer las tales imaginaciones origen de las naturales inclinaciones suyas , como dicho tengo.

Por esta razón podemos sospechar , ó por

de-


i|


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decir verdad, creer que esta nuestra imitación imaginaria de los compradores , es gran par- te para que haya tan medianos Pmtores el dia de hoy en el mundo (i) ; porque consi- derando éstos que nuestras ideas no pasan, y aun muchas veces no llegan á lo que ellos nos muestran pintado , descuidanse en no pro curar mas perfección en la imitación de las j cosas naturales, y en el arte de pintar , ad vir- tiendo , que con aquel poco trabajo y arte que han alcanzado , hallan luego aficiona- dos y compradores y horma , como dicen, de su zapato, para proballo : y que esto sea así poca fuerza es menester , pues se to- pan cada hora mil hombres los mas conten- tos del mundo en haber dexado su dinero por unas muy ruines pinturas con tanto gus- to , que antes sufrirán que digáis mal de sus personas propias , que de sus pinturas (2).

Por

íi) ¿ Qué diría ahora el Autor de estos Comentarios, quando liablaba asi en un tiempo , en que Jas nobles Artes, después de su restauración habían llegado á la mayor altura y perfección que han visto ios mo- dernos ?

(2) Es innegable que los presumidos inteligentes jy extremados alabadores de ciertos artífices , contribu- yen infinito á que estos crean haber llegado á lo sumo del saber, quando si una justa critica entra- se á hacer análisis de su mérito . acaso les encon-


i


DÉLA PINTURA. 15

Por manera que nuestros malos juicios y conocimiento causa y acarrea descuido

jel dia de hoy en los Artífices , sino me

engaño. Yo tengo por cierto que en estos tiempos , si oviese el examen que antigua- mente ovó en aprobar ó condemnar una pintura , que cstaria esta Arte muy aven- tajada mas de lo que está ; porque el pin- tor que no pudiese salir sumo en el arte, tomaria otra derrota en ganar la vida , y así quedarisn en ella solamente los que la naturaleza oviese favorecido mucho en el suceso de ella , ó á lo menos cada uno pro- curaría ser consumado en su género; pues •el uso de la Pintura encluye en sí di fe- rentes géneros de pintura , y no serian medianos en todos , excepto pocos ; lo qual si ellos trabajasen sería una cosa muy acer- tada para ellos y para nosotros.

Hay otra causa que suele estragar la imitación imaginaria del que pinta. Este es un hábito que acarrea á las gentes la con- tinuación de la vista de ciertas cosas par- ticulares y propias de una nación , y no de otras. Exemplo sea : tomemos un Alemán que mejor deseño tenga , aunque sea Du- re -

traria, que aun no habían dado el primer paso en el verdadero camino del arte.


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rero dende que debuxe , ó pinte caballos; nunca en cien mil caballos verná á topar- se en la fantasia con un caballo Español alindado , aunque alguna vez lo haya vis- to. La causa es el hábito que tiene de ha- ber siempre visto caballos Alemanes , fuer- tes de miembros y groseros ; y de . aquí viene que todás las ide^js que de caballos se le representaren serán de caballos Ale- manes , como en todos sus dibuxos y pin- tu'as ordinariamente vemos (i).

Decendamos á Pintores Venecianos los quales queriendo tratar el desnudo de al- guna muger por su imitativa fantástica, vienen á dar en una groseza y carnosidad demasiada. Esto nace de la opinión qus vul- garmente aquella Nación tiene concebida, persuadiéndose no ser ninguna muger per- fe c-


o^


(i) Asi como por las obras pintadas se puede cono cer el humor y constitución natural de los que las hicieron ^ también adivinará un ingenioso observador la Nación de aquel Pintor , ó en Ja que ha exercita- do su Arte desde el principio ; porque la impresión continuada de los obgetos que la distinguen de las otras , y que él ha imitado , le han hecho formar un hábito particular, lo que se conoce en fisonomias, trages , &c. Por estas y otras señales se disrin^uea r.cr.-.biemente las pinturas de la Escuela Romana y Veneciana ; las obras de ios Flamencos , Franceses^ Españoles^ 6¿c.


DE LA PINTURA. 17

fectamente hermosa sino es muy gorda , y así todas sus ideas y fantasias en esta parte paran en figuras corpulentas , y demasiada- mente gruesas , á los quales quadraria bien aquel verso de Marcial : Carnarius stim, fingtiarius non siim (^i) ', y por no ser en exemplos demasiadamente prolixos , estos basten para advertir; porque la imitativa imaginaria trae consigo tantas diversidades de cosas , y para en tantos- géneros de pin- tura diversos , aunque sea en un mesmo propósito , de historia ó poesía.

No era razón se pasase entre renglones la causa de los matachines , que de algunos años a esta parte se figuran en España y otras partes , así por Pintores como por Es- cultores. Al inventor de estas cosas entre los Españoles Dios se lo perdone , que allende de los que él hizo , fué causa se es- tragasen mil buenos ingenios , lo; quales si ovieran echado por camino derecho y se- B gui-

(i) Debe exceptuarse el gran Ticiano en lo que dice de la Escuela Veneciana el Autor de los Comentarios, tocante á representar mugeres; porque , aunque di- cho eminente Artifice , reputado entre los naturalistas^ no fuese detras de la belleza griega , que es la que se encuentra repartida en varios individuos , tuvo sin embarí^o gran discreción para encontrar bellezas par- ticulares , que imito con acierto , y pintó con excelen- cia , particularmente mugeres hermosas.


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guido á los antiguos , ó á la naturaleza , es- tuvieran muy aprovechados , y nuestra Es- paña, noble y esclarecida con estas artes de pintura y escultura , de modo que no tu- viéramos necesidad de traer estas cosas de acar- reo ni de fuera , á los quales si Timoteo les oviera de enseñar , les llevara dos ta- taientos. Enseñó Timoteo , músico insigne, á tañer por un talento á los que no sabían nada ; y á los que sabían algo , y habiant aprendido de otros, por dos talentos , de suerte que llevaba un talento por enseñar, y otro por desenseñar (i).

Han

(i) Por Matachines entendemos en nuestra lengua figuras ridícuias , vestidas extravagantemente de pies á cabeza , con retazos de diversos colores , como se ven vestidos los que los Italianos llaman Tracignini en sus Teatros.* Sospecho que Don Felipe de Gue- vara querrá dar á entender con el nombre de Mata- chines ciertas figuras de grotescos , que contra todo lo natural representaban cosas imposibles y mons- truosas , compuestas de hombres y animales ^ figuras que á veces tenian su asiento en un cogollo y una flor, en fin composiciones parecidas á las que reprehende Hora- cio en el principio de su Carta á los Pisones ; Hume*- no capiti y <Sc. En los tiempos que vivía el Autor , ó poco antes , se descubrieron en Roma las termas de Tito , junto á San Pedro od P^incula , en las quales habia varios ornatos de esta clase ^ que imitaron con excelente capricho Juan de Udine, y otros Pintores de aquel tiempo , cuyo genero de pinturas se intro- duxo , como una moda , y se extendió por todas par- tes. Estas y semejantes extiavagancias del Arce las

hu-


DE LA PINTURA. 19

Han sido dichosas las figuras que estos tales han hecho y hacen , sea de colores, piedra , ó madera , oro, ó plata ó metal, según las han plantado y plantan : que á mi parecer son risa las penas de Tántalo, Sisifo y Prometeo , comparadas con las de estas figuras , las quales á ser de carne y hueso , yo tengo muy creido que se ovie- tan desterrado del mundo lo¿ tormentos que á los malhechores se dan en las cárceles, y que en su lugar sucedieran los tormentos B 2 que

hubo también en tiempo de Vitruvio , pues los re- prehende con empeño.

No sabemos quien pudo ser el primero que in- troduxese en España este género de pinturas. Yo las he visto en varias partes executadas al fresco como son las de Italia, es á saber , en Córdoba, Grana- da , el Viso , Alva , en las saJas de Capítulos , Ante- sacristía y Sacristía del Escorial , &c. Y aunque muy alabadas por lo que toca á la execucion , como fué- ' ron las de Juan de Udine en Italia , y las de otros que mucho se acreditaron en esta linea , siempre se encuentran mas ó menos repugnantes á la verdad , que es el obgeto de la Pintura juiciosa y arreglada.

Si se tratase de Arquitectura daría yo el nombre de Matachines á las monstruosidades que Churriguera, y otros muchos antes y después de él introduxeron en retablos, fachadas de Iglesias , y e^ quanto ponían las manos, con no poco oprobrio de la Nación , contra cuyas invenciones bastante se ha dicho , y aun se dirá en mi Vi?ge de España , hasta hacerlas aborre- cibles con darlas á conocer.


to COMENTARIOS

que estas figuras pasan , si fueran , como digo , sensibles , y tuvieran entendimiento de considerar la pena y trabajo en que las habian puesto y plantado.

De todas estas cosas y cxtrañezas tie- nen culpa las fantasías y ideas que los na- turales variamente compuestos en sí , con- ciben ; y es cierto , que si buscásemos el autor de estas invenciones , que le hallaría- mos tan compuesto para estos sentimientos, por la natural y varia composición suya, que parece haber sido imposible , sino fue- ra con demasido cuidado , arte y industria huir de ellas : y pluguiese á Dios que va- liera mi amonestación para que los buenos ingenios que han seguido este camino vol- viesen con gran cuidado á imitar la natu- raleza , y los antiguos (i).

Pero aunque esta parte de la Pintura que llamamos imaginativa parezca venir to- da de naturaleza , y naturalmente ser cada uno dispuesto á imaginar buenas y malas fantasias , tiene mucha parte en ella la in«  dusrria como en todas las otras cosas del mundo. Esto digo, porque el que oviere na- cido con dicha de tener buena imaginati- va,

fi) La moda de hacer las tales obras no tardó much© tiempo en desaparecer.


DE LA PINTURA. üt

"Va , no confie tanto , que piense que pue- de ya descuidar en este caso, y al contra- rio , el otro á quien la naturaleza no le ha- ya sido tan favorable, no desespere, pues vemos que el buen natural se puede me- jorar mucho , y el ruin adobarse (i).

Alcánzase esto con el conocimiento de las buenas artes y lección de las cosas anti. guas , como son las de la historia , y la Poe- sía , las quales no solo sirven para pintar las cosas con el decoro que cada persona pide , sino también para poner los hábitos, y otras circunstancias conforme á la Nación, 6 costumbre de cada gente ; lo qual trata Vitiuvio largamente , hablando de las cosas que conviene que sepa el Arquitecto. Sir- ven también para saber declarar mejor los movimientos y variedades de los ánimos, y para poder concebir mayores grandezas, y mas fantástigas ideas de cosas admirables, las quales se hallan en los antiguos mostra- B 3 das

(i) No descubren todos los jóvenes á un mismo tiem- po su talento , ni los dones de la naturaleza. Vemos £ cada paso algunos , cuya vivacidad promete mucho, y luego no son nada : otros al contrario , tardos al pa- recer , van desplegando poco á poco su buena dispo- sición y capacidad , y si estos lograran una enseñan- za sólida y radical , iie^arian tal vez á ser Artífi- ces de primer orden.


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das y puestas delante de los ojos , con pa* labras tan excelentemente, que moverán á qualquier Pintor ingenioso á emprender co- sas que él por sí no bastara, ni osara em- prehender (i).

Tenemos de esto dos excmplos muy no. tables en la antigüedad de dos famosos Ar- tífices , de los quales el uno fué Fidias, el qual aunque fué Escultor , no viene fuera de propósito , porque lo que ahora tratamos es común á la Pintura y Escultura. Este labró para los Olimpios un Júpiter , el qual fué tan estimado, que le juzgaron por una de las mejores obras del mundo , y así fué contado por una de las siete maravillas de él. Preguntado pues , cómo habia ima- ginado una tan gran magcstad como habia puesto en el rostro de Júpiter , á quien ellos tenian por el Dios todo poderoso, dixo , que la habia sacado y concebido de

los

(i) No puede ser mejor, ni mas cierto lo que aquí dice el Autor de estos Comentarios , sobre que los Pintores deben estar versados en los buenos libros , par- ticularmente de historia y poesía , para sacar de los primeros los usos , costumbres , trages y utensilios de diferentes tiempos y naciones ; y de los segundos sublimes pensamientos y maravillosas imágenes , con que inflamado su espíritu , se anime á poner delan- te de nuestra vista obras que nos arrebaten y trans- porten.


DE LA PINTURA. 23

los versos de Homero, que están en el pri- mer libro de h Iliada , en los quales Ho- mero pinta á Júpiter con tanta grandeza y poderío , que dice , que quando él menea- ba las pestañas de sus ojos , se estremecía toda la máquina del mundo (1).

E\ otro fué Zeuxis , que habiendo de pintar á los Coos una Helena , la qual fué Ja mas hermosa muger del mundo , para imaginar una hermosura tan grande que conviniese á Helena , se puso á . competir con los versos de Homero en el tercero libro de la llíada , donde cuenta que estan- do Helena un día sobre los muros de Tro- ya con el Rey Príamo , mostrándole los mas nombrados Capitanes Griegos que parecían B 4 en

(t) Esteexemplo hace ver de quanta importancia sería á ios Pintores y Escultores la lectura del incompara- ble Homero , que tanta parte tuvo en aquella porten- tosa Estatua de Júpiter Olympico. Logra nuestra len- gua la preciosa traducción que hizo de la Odisea el celebre Gonzalo Pérez , y aunque los exem piares de ella son muy raros , y de gran dificultad el conse- guirlos , presto la tendremos reimpresa con toda mag- nificencia y con exquisitas notas, en que se ha ocu- pado persona de muy fina y delicada erudición. No desespero de que logremos otra igual de la Iliada , y sí saliese con los atavíos con que espero ver á la Odi- sea 5 no habría mas que desear para quantos qui- siesen inflamarse con la lectura del mayor de los Poetas.


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en el exército , salieron unos viejos , los quaies eran los principales del Consejo de Príamo , y viendo á Helena , dixeron : quién reprenderá á los Griegos ó á los Tróvanos porque se maten y pasen tantos trabajos co- mo reciben por una muger como esta (i)?

El encarecimiento de Homero fué gran- de , considerando ser la flor de la Asia , y de toda Europa , la que competia y mo- via por cobrar y defender á Helena : y mas fuerza tiene esto, puesto en boca de unas personas tan grandes como son las que lo dicen ; y así Zeuxis no se contentó con menos hermosura para su Helena , de la que mereciese decirse de ella en los versos que Homero dixo de la viva , y así con- fiado de su arte los recitó quando la mos- tró acabada al pueblo.

Podrianse traer muchos exemplos anti- guos p2ra extender mas esta materia ; pero basta haberla tocado de cam.ino, y avisado de ella á los aficionados á esta arte ; y si no quieren ir á los antiguos , miren dos exem- plos de nuestros tiempos que son Rafael de Urbino, y Micael Angelo, á los quaies les luce tanto en sus pinturas la lección y ob-

ser-

(i) Con este segundo exemplo se confirma perfecta- mente lo que queda dicho en la nota anterior.


DE LA PINTURA. 25

servacion de la antigüedad , como la destre- za y habilidad de sus manos '. y así mere- ce ser celebrada una loable costumbre de Rafael de Urbíno en esta materia , de quien dicen, que todo el tiempo que estaba en su oficina trabajando tenia lección de historia ó poesia (i).

Otra definición dio Epíteto á la pintu- ra , allende de la que en este discurso ha- bemos dicho, el qual siendo por Adriano Cesar preguntado , fqué cosa era Pintura, dixo que era una verdad falsa , porque en ella se veían hombres , flores , manzanas y cosas semejantes , y que no lo eran. Tam- bién merece no quedar entre renglones un refrán que los antiguos en materia de Pin- tura y Pintores usaron : decían , que quan- do el Pintor hablaba , que hablaba mal , y quando la Pintura , que bien ; el qual pro- verbio ellos debieron referir á todas las ar- tes , cuya demostración depende de las ma- nos , como Escultura y Arquitectura , y cu- ya

(i) Las pinturas de Rafael son tan exactas y signifi- cativas , y sus pensamientos tan delicados , altos y sublimes , que ninguna violencia es menester para dar crédito á lo que Don Felipe de Guevara refiere, y otros también han dicho , de que nxientras pinga- ba se hacia leer libros que mantuviesen en vigor su peregrina imaginación y fantasía.


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ya perfección consiste en obrallas y no en parlallas.

Así es célebre acerca de los Autores un cuento de dos Arquitectos , los quales se habian opuesto al destajo de una obra señalada , que Atenas , Ciudad de Grecia, queria hacer : de los quales el uno tenia buena parola y charla y pocas manos ; y así habiendo pensado una brga plática fué al examen , donde dispuso y trató de la obra que se habia de hacer con gr<»n aplau- so de todos ; lo qual visto por su compe- tidor , mal razonado y mejor oficial en el obrailo , subido al Pulpito , dixo : Varones Atenienses , todo lo que este aquí tan gran- demente ha hablado yo lo haré ; y así pa- rece que en todo tiempo debió de ser da- ñosa la buena parola para las bolsas de los aficionados á estas artes , pues esto de char- lar y hacer concurre pocas veces en un sugeto.

Los antiguos tuvieron sus términos cier- tos con que declararon las partes de la pin- tura práctica : estos principios fueron tan solamente dos , que es luz y sombra , le- vantándose á veces con diferencias de co- lores las unas de las otras. Después se aña- dió esto , lo que los latinos llaman expíen- dor , que es cosa diferente de la luz. Los

Ar-


DE LA PINTURA. 27

Artistas en nuestro vulgar llaman realce , lo qual porque era medio entre la luz y la sombra lo llamaron tono. Las comisuras , y los tránsitos de las colores llamaron armo^ jen(^i). Estos tránsitos y comisuras llama nues- tra lengua mezclar y embeber , y los Ita^ llanos lo dicen ensolvido y amortezado , lo qual no es la parte menos de estimar en la pintura , en quanto á lo. que toca al color.

ORIGEN DE LA PINTURA.

DEl origen de la pintura no dexaron los antiguos cosa cierta ni determina- da. Plinio en su natural historia dice que los Egypcios se atribuían esta gloria , pero vanamente como otras muchas , diciendo que fué inventada de ellos la Pintura seis mil años antes que los Griegos empezasen á usar de ella. Los Griegos también dudan con porfía , tratando de quienes primero entre ellos fuesen los inventores.

Unos dicen , que fué hallada prnnero en Sicion , Ciudad de Acaya , otros que en Corinto ; aunque Plinio en el sépti- mo libro de su natural historia , dice que Giges Lidio fué en Egypto inventor de la Pintura , y en Grecia Euchir , pri- mo de Dédalo , como le place á Aristóteles:

y

(i) No entiendo que quiere decir esta palabra ; acaso podrá significar armonía.


aS COMENTARIOS

y según la opinión de Teofrasto , Polig- iioto Ateniense. Todos convienen que la pri- mera fuese tirando solamente lineas por las extremidades del cuerpo de un hombre co- mo la sombra las mostraba en una pared ó llano. Esta fué la primera invención y sutileza con que vinieron á debuxar un hom- bre , aprovechándose , como dicho es , para esto de la sombra que de la reverberación del sol ó de la luz se recrece á qualquie- ra cosa que tenga cuerpo. Esta primera Pin- tura fué sin ninguna color , constando tan solamente ^ como dicho es , de las lineas y extremidades de un cuerpo , que los nues- tros agora llaman perfil.

La invención de las lineas , unos las atri- buyen á Filochés Egypcio , otros á Clean- te , natural de Corinto. Yo entiendo ha- ber querido decir Plinio por invención li- near , las lineas ó rayas que se tiran de los Debuxadores ó Pintores en algún cuerpo, para asombrar parte de él ^ ó para dar mas claridad á las demás partes , porque de las extremas lineas ó perfiles con que figura- ron primero todo el cuerpo , no es de creer que tornase á tratar por nueva inven- cien , habiéndola ya referido una vez , y esto que digo del escurecer con lineas lo con- firma Piinio luego, diciendo, que los primeros

que


DE LA PINTURA. 29

que exercitaron , creo yo públicamente , es- te arte de Pintura fueron Ardices, Corintio, y Thelefanes Sicion , sin color alguna , pe- ro tendiendo y tirando ya lineas por den- tro que es el asombrar que arriba dixe : y por causa de pintar así los hombres sin co- lores ningunas , escribian en las pinturas los nombres propios de los pintados , para que por sus nombres fuesen conocidos.

La segunda Pintura , yéndose ya aven- tajando algo de la primera , y queriéndola colorir los primeros ingenios , fué de sola una color. El inventor de esto fué Cleo- fastro , Corintio , el qual tomando cascos de barros quebrados , y moliéndolos , hizo de ellos color con que coloria las figuras. Es- ta color , imagino yo corresponderia al al- magre , pues es de creer escogeria pedazos del barro mas colorado pue pudiese hallar: las quales pinturas llamaron monochrojnaía, por ser de sola una color ; y Phnio afirma haber durado hasta su tiempo una de ellas. Floreció Plinio en tiempo de Vespasiano, décimo Emperador.

Acusa Plinio la poca diligencia de los Griegos en no haber dexado memoria del tiempo y edad , en que esta Pintura acer- ca de ellos tuviese principio : pero él dis- puta , y por congeturas prueba , haber teni- do


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do la Pintura , dicha monochromata , prin- cipio en la Olimpiada XVÍIL; pues que en aquella sazón estaba ya la pintura en tan- ta perfección , y había llegado á tanto gra- do de estimación , que Candaules , Rey de Lidia que fué el último de los Heráciidas, ji que por otro nombre fué llamado Mirsilo, I pesó á oro una tabla de Bularco, Pintor, en! la qual estaba pintada la batalla de los;. Magnetos. j

Esto fué necesario que sucediese en \z\ edad de Rómulo , porque Candaules falle- ció en la Olimpiada XVIII. , que es el mis- mo año, como algunos quieren, que Rómulo murió. Esto es lo que mas antiguo acerca de los Griegos se puede probar de la pin- tura. Agora volvamos á los inventores de las partes de ella , quiénes fueron , y qué hallaron de nuevo que añadir á la Piniu- ra para acaballa de perfeccionar , y poner de tan pequeños principios en tan alto grado de perfección como ios antiguos la pusieron.

Eumaro, Attnünse^ fué el primero que en la Pintura diferenció el hombre de la muger , y el que primero emprendió imi- tar las figuras , de suerte que con razón será este el primer retratador. A Enmaro sucedió CymQn Cleoneo , el qual adelantó ios inventos de Eumaro. Este Cymon fué

in-


DE LA PINTURA. 31

inventor de pintar las imágenes torcidas , y que variasen los rostros diversamente mi- rando en hito , y para arriba y para abaxo, distinguiendo los miembros unos de otros con artejos : mostró en un cuerpo las ve- nas : en las vestiduras intentó ñgurar rugas y senos.

Entiéndese la presteza que esta arte tu- vo en perfeccionarse , en que Paneo , her- mano de Fidias, pintó la batalla que los Ate- nienses tuvieron con los Persas cerca Ma- ratón : tanto era ya el uso de las colores, y la perfección del arte , que pintó al pro- pio los Capitanes de entrambos exércitos; de los Atenienses á Milciades , y á Cali- maco , y Cinegiro : de los Persas á Dario y Tisaferne. Consta haber sido Peneo en la Olimpiada LXXX , el qual también pintó por la parte de dentro el escudo llamado Aegide de Minerva , el qual habia hecho Colotes discípulo de Fidias y su ayudador quando hizo el Júpiter Olimpio ; y de Fi- dias se escribe haber sido en sus principios Pintor > y haber habido en Atenas un es- cudo pintado de su mano.

Poltgnoto Tasio fué el primero que pinto á las mugeres con claras y lucidas ve<:tiduras , y el primero que adornó las cabezas de ellas con mitras variadas de co- ló-


32 COMENTARIOS lores. Este truxo mucho de nuevo á la pin- tura. Mostró figurar las imágenes , abiertas las bocas , y mostrar los dientes, y variar los rostros del rigor y aspereza antiguas, pintándolas con mas suavidad y blandura. Floreció Polignoto antes de la Olimpia- da XC.

Apolodoro Ateniense fué el primero, que alumbró , y dio luces á la pintura. Este fué el primero que enseñó á exprimir las fantasias y imaginaciones que allá en el entendimiento concibe el Pintor , que Pu- nió llama especies. Fué el primero que dio gloria al pincel ; este abrió las puertas del arte. Fué antes de la Olimpiada XCíIT.

Zeuxis , Pintor célebre en la Olimpia- da XCV. año 4 , hallando las puertas por Apolodoro abiertas , ilustró en gran mane- ra el pincel que ya osaba mayores cosas^ y le truxo á gran perfección. Fué juzgado hacer demasiadamente grandes las cabezas, y los articules. Invento también el pintar de blanco con sola una color , lo que loj modernos llaman petiblanco (i).

ParrasiOj nacido en Efeso^ aumentó gran»

de-

(i] Este término, que se origina dd Francés, notiene hoy uso en España : parece que sea el blanco realzado con sus 6ombras , como se fingen los estucos ^ &c.


DE LA PINTURA. 33

demente la Pintura : fué el primero que dio la simetria á la Pintura, el primero que dio donayrc á los rostros y la genti- leza del cabello, y al gesto lindeza y ga- lanía. Fué el primero á confesión de todos los Artiíices que en las extremas lineas lle- vó la ventaja , y esta es en la Pintura la jnayor subtileza de todas. Es cierto gran cosa pintar bien los cuerpos y las medias partes de las cosas en lo que muchos han ganado gloria y fama. Hacer las extremidades de los cuerpos , y incluir el modo del rema- te de la pintura es cosa rara , y que en el arte sucede pocas veces, porque las extre- midades deben rodearse , y no j)arecer que se rematan allí ; de manera que detras de los últimos perfiles prometan otra cosa , y demuestren lo que está ocultado (1).

Esta gloria de perfilar Anrigono y Xe- nocrates , los quales escribieron de Pintura, se la dieron a Parrasio , no solo confesan- do ser así ; pero celebrándole con grandes alabanzas. Quedaron del mesmo grandes reliquias de debuxos que los modernos Ua- C nnn

(i) Véase lo que sobre esto escribió Don Antonio Mengs al Autor de estas notas , en su tomo VI. del Viage de España , pag. aop. num. 6g. segunda edición^ !o que también se halla repetido en b.s obras de Mengs pag. 229. edición de Madrid de 17B0.


34 COMENTARIOS

man cartones y pergaminos , con los qua- les decian que se aprovechaban grandemen- í te los Artífices (i). Pareció en figurar el me- dio de los cuerpos inferior algo de si mcs- mo. Fué fecundo Artífice , pero usó de la gloria de su arte arrogante é insolentemen- te , usurpando nombres, llamándose Abro- dieto que suena elegante y delicado , y por otras palabras , Príncipe del arte , diciendo ser la Pintura traida por él á toda la per- fección y acabamiento posible.

Timantes , Pintor ingeniosísimo , en cu- yas pinturas siempre se entendía algo mas de lo que estaba pintado. Este dio á en- tender que aunque el arte era suma en

la

(i) Son mu/ pocos los Pintores modernos de todas partes que no hagan borroncillos o bocetos , como lla- man los Italianos , para executar según ellos sus obras en grande ^ y lo peor es , que muchos no hacen otra diligencia que copiar dichos borroncillos , y así las obras en grande vienen á ser copias de las que hicie- ron en pequeño. De los antiguos , empezando desde antes de Rafael hasta Carlos Maraii , poco o nada se encuentra de estos borroncitos pintados , no siendo de Pintores amanerados , y muy atentos á la ganancia. Estudiaban antes sus obras en grandes cartones del -tanjaño que los quadros hablan de ser, h;iciendo ea ellos muchas correcciones y mudanzas; y ésta fué la práctica regular de Mengs- Muchos de sus cartones se nombran en el tomo XIV. del Viage de España, Car- ta 2. Entre los Griegos tampoco hay memoria de ta- les borroncillos.


DE LA PINTURA. 35

]a pintura , que siempre el ingenio supe- raba al arre. Trac Piínio por exemplo de esto una tabla suya ; Eñgenia cerca de una ara para que de ella se hiciese sacrificio; y como hubiese pintado á todos los que estaban al rededor muy tristes , especialmen- te á su tio , y hubiese gastado todas las muestras de tristeza que se podian imagi- nar , cubrió la cara de su padre , no le po- diendo pintar tan triste como el caso re- queria. Hay otros exemplos de su ingenio, como es un Cyclope durmiendo en una ta- bla pequeña , que quiriendo exprimir su gran.ieza , pinto junuo á él unos sátyros mi- diendo su dedo pulgar con un Tirso : era Tirso una lanza aguda cubierta de yedra que traían en los sacrificios de Baco.

En este tiempo íué Euponijpo , natural de Sycion , maestro de Pamíilo, que después lo fué de Apeles. La autoridad de este fué tanta que dividió la pintura en tres gé- neros , como antes de su tiempo no hubie- se estado dividida sino en dos , es á saber Heládico y Asiático. De manera que por respeto de este , dividiendo el Heládico en dos se constituvéron tres géneros , Jónico, Sycionio y Asiático,

Pamjilo , de nación Macedónico , natu- ral de Amfipolijfué muy enseñado en to- C % das


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das letras , especialmente en Arismetica, y Geometría , sin las quales disciplinas ne- gaba poder perfeccionarse el arte. Plinio di- ce que no ensefió á ninguno por menos precio que un talento. Un talento es seis- cientos ducados , y esto por diez años , el qual salario le dieron Apeles y Melantio. Badeo tiene por corrupto este lugar , y di* ce que se ha de leer : No enseñó por me- nos de un talento cada año , y esto por diez años ; de manera , que venia á montar seis mil escudos el precio que llevó á Ape- les y á Melantio por enseñarles.

A mi parecer Budeo tiene razón , por- que seiscientos escudos pagados por diez años , no era precio digno de que se hicie- se mención, y ni tampoco este precio era excesivo , si se considera la estimación que en aquellos tiempos de la Pintura se hizo. Por su autoridad fué hecha ley , primero en la Ciudad de Sycion , y después en toda la Grecia, que los mochacos nobles aprendiesen la Digraphice , que es pintar y dibuxar en ta- blillas de box , y que el arte de Li pintu- ra fuese recibida en la primera de las li- berales. Siempre fué dada grande honra á la pintura , primeram-ente que la ejercita- sen los ingenuos , y luego los hombres ho- nestos , hecha perpetua ley , que á ningún

hoxn-


DE LA PINTURA. 37

hombre que oviese sido siervo se enseñase: y por esta causa ni en la Pintura , ni en la Tor^utice se celebra obra ninguna de hom- bre que oviese sido siervo. Tor entice es (sigue él ) de medio relieve , de la qual hablare- mos en la Escultura.

Sucedió á Pamjílo su discípulo Apeles, el qual fué natural de la Isla de Coo, como Ovidio y otros Autores sienten. Suidas pretende que fué Colofonio, Luciano le llama Efesio , y el mesmo Sui- das dice que fué llamado Efesio , por ha- ber hecho su asiento en Efeso , donde fué su vivienda ordinaria ; fué hijo de Epi- tio : tuvo un hermano llamado Etesidio, el qual también usó del arte de la Pintu-v». ra. Tuvo Apeles otro maestro llamado Efo- ro, Efesio , antes que aprendiese de Pamfilo. Apeles se aventajó , no solo á todos los que hasta entonces eran nacidos , pero tam- bién á todos los que de allí adelante ha- bian de nacer : osada alabanza á mi pare- cer , pero que no podemos hasta agora dar á Plinio que la dixo por comdemnado , ni haber mentido cn,^ ella. Este ilustró la Pin- tura tanto , que quasi él solo parece haber traido mas á ella que todos los otros jun- tos , y aprovechó tanto en ella , que en la Olimpiada CXII. tenia publicados hbros C 3 que


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que contenían la doctrina perteneciente á la Pintura.

Fué de condición tan sencilla como Ar- tista , porque daba ventaja á Amfion en el disponer las cosas , y a Asclepiodoro en las medidas , que es el quanto debia estar una cosa de otra. Decia serle muchos iguales; pero faltarles á todos aquella Venus que que los Griegos llaman Charita , la qual á él solo le habia cabido , d<^ndo á entender que á todos cxccdia en gracia y galanía. Usurpo mal otra gloria para sí que era la facilidad ; porque admirándose de una obra de Protogenes , trabajada en gran manera, y acabada con sumo cuidado , dixo , que le igualaba Protogenes en todo, y que te- nia cosas mejores ; pero que en esto le ha- cia ventaja , y es que el otro no sabia le- vantar la mano de la tabla , dando á enten- der el detenimiento de Protogenes en el nunca acabar , y lo que suele dañar algu- nas veces la demasiada diligencia. Sus in- ventos aprovecharon á muchos (i).

Una

(i) Pocos imitadores de Apeles se conocen en nues- tros tiempos , (entiendo hablar de aquellos , Ljue han logrado crédito) los quales confiesen ser superados de otros, ni aun que lleguen á igualarles: verdad es que si fueran tan grandes hombres como Apeles , podría ser que pensasen de otro modo.


DÉLA PINTURA. 39

Una cosa no pudo nadie jamas imitar, qi3C fué un barniz que Plinío luma Atra- mentOy con ú c^uú barnizábalas pinturas aca- badas , tan delgadamente , que la repercu- sión de él quitaba de lexos la claridad de las colores , y guardaba á la Pintura del polvo y suciedad ; y luego tornándola á mirar y mirándola de cerca se dexaba ver, pero entonces con razón muy grande para que la claridad de las cosas no ofendiese los ojos de los miradores , como los que mi- ran las cosas de lexos por bcril (i) : y es- to también fué hecho á otro fin , es á sa- ber para que e«te barniz diese á las colo- res demasiado floridas y alegres ocultamen- te alguna gravedad.

Aristidcs Tebano , contemporáneo de Apeles , fué el primero que pintó los ánimos de los hombres , y exprimió los sentidos todos que los Griegos llaman iEthe , y todas las alteraciones y per- turbaciones de un ánimo : gr^n invento, co- mo después se verá en exemplos de sus pin- turas , y de otros. Fué tenido por duro en el colorir.

Nicomaco , hijo de Aristodemo , halló C 4 gran-

(i) Veril es una piedra preciosa transparente de co- lor verdoso.


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grandes compendios para la presteza del pintar : fué en la Pintura peritísimo.

Philoxeno Eretrio , discipulo de Nico- maco , hijo de Aristodemo, siguiendo la pres- teza de su maestro , halló otras vias mas breves en la Pintura , y otros nuevos ata- jos. Es cosa de reir ver que haya en el dia de hoy algunos Pintores tan simples, á los quales les parece que han acrecentado mucho sus obras , si cuentan los dias que se detuvieron en ellas , y otros tan tontos, los quales ninguna obra piensan que es de estimar si se acabó en pocos (i).

Pire ico , Pintor , tuvo en el arte mny pocos delante de sí. Fué celebérrimo en Pinturas menudas, el qual no sé si se aceviló (2) adre- de en cosas humildes y baxas , pero en fin, en esta baxeza de pintura que escogió tu- vo el principal lugar. Pintó barberías y za- paterías y asnos y despensas , y cosas se- mejantes á estas , por donde fué llamado KiparGgraphos. Fueron las Pinturas de es- te sumamente deleytosas , las quales se ven- dió n

(i) Nadie trabajó por ventura tanto como el gran Rafael , ni en menos tiempo , ni con tanta exceien- cia. El que posee perfectamente el arte podrá hacer en pocos dias grandes cosas , y el que no la poseo no las hará jamas , ni serán buenas.

(2) Aceviiar, equivale á envilecer y á abatir.


DE LA PINTURA. 41

dian en mas precio que las grandes de otros.

Ovo antiguamente otro género de pin- tura que ILmaban Grillo. Dioles este nom- bre Antíjilo , pintando un hombre , al qual por donavre llamo Grillo. De aquí quedó que este genero de pintura se llamase Gri- llo. ISiacio Antifilo en Egypto , y aprendió de Cresideno este género de pintura , que á mi parecer fué semejante á la que nues- tra edad tanto celebra de Hyeronimo Bosch, ó Bisco , como decimos , el qual siempre se extrañó en buscar talles de hombres do- nosos , y de raras composturas que pintar.

Y pues Hyeronimo Bosco se nos ha puesto delante , razón será desengañar al vulgo , y á otros mas que vulgo de un error que de sus pinturas tienen concebi- do , y es , que qualquiera monstruosidad, y fuera de orden de naturaleza que ven, luego la atribuyen á Hyeronimo Bosco, haciéndole inventor de monstruos y quime- ras. INo niego que no pintase extrañas efi- gies de C0S2S , pero esto tan solamente á un propo-ito que fué tratando del infierno , en la qual materia, quiriendo figurar diablos, imaginó composiciones de cosas admirables.

Esto que Hverónimo Bosco hizo coa prudencia y decoro , han hecho y haceii

ctios


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otros sin discreción y juicio ninguno ; por- que habiendo visto en Flandes quan accep- to fuese aquel género de pintura deHye- rónimo Bosco , acordaron de imitarle , pin- tando monstruos y desvariadas imaginacio- nes , dándose á entender que en esto solo consistia la imitación de Bosco.

Ansi vienen á ser infinitas las pinturas de este género , selladas con el nombre de Hyerónimo Bosco, falsamente inscripto; en las quales á él nunca le pasó por el pensamien- to poner las manos , sino el humo y cortos ingenios , ahumándolas á las chimeneas pa- ra dalles autoridad y antigüedad (i).

Una cosa oso afirmar de Bosco , que nunca pintó cosa fuera del natural en su vida , sino fuese en materia de infierno , ó purgatorio , como dicho tengo. Sus inven- ciones estri varón en buscar cosas rarisimas, pero naturales : de manera , que puede ser

re- (i) Arbitrio de algunos , usado para engañar á ios que poco entienden el mérito verdadero de las obras ^ al modo de los falsificadores de monumentos antiguos , executados en plomo y metal , ó vaciados de los que 9ori verdaderamente antiguos. Estos tales los cntierran por a'gun tiempo en el estiércol , y usan de otros medios , para que , adquiriendo cierto cor- roímiento y señales de vejez , caigan en la trampa los que recogen estas cosas , en las quales son poco versados.


DE LA PINTURA. 43

regla universal , que qualquiera pintura, aunque íirmada de Bosco , en que hubie- re monstruosidad alguna , o cosa que pa- se los liniires de la naturileza , que es adul- terada y fingida, suio es, como digo , que la Pintura contenga en sí infierno , ó ma- teria de él.

£s cierto , y á qualquiera que con di- ligencia observare las cosas de Bosco, lese- ra manifiesto haber sido observantisimo del decoro , y haber guardado los limites de naturaleza cuidadosisimamenre , tanto y mas que otro ninguno de su arte ; pero es jus- to dar aviso que entre estos imitadores de Hyerónimo Bosco , h^y uno que fué su dis- cípulo , el qual por devoción de su maes- tro, ó por acreditar sus obras , inscribió ea sus pinturas el nombre de Bosch , y no el suyo. Esto, aunque sea así, son pinturas muy de estimar , y el que las tiene debe te- nellas en mucho , porque en las invencio- nes y moralidades , fué rastreando tras su maestro , y en el labor fué mas diligente y paciente que Bosco , no se apartando del ayre y galanía , y del colorir de su maes- tro. Exemplo de este género de pintura es una mesa que V. M. tiene , en la qual en circulo están pintados los siete pe- cados mortales, mostrados en figuras y exem-

plos:


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píos : y aunque toda la pintura en sí sea i maravillosa , el quadro de la invidia á mi juicio es tan raro y ingenioso , y tan exprimido el afecto de ella , que puede competir con Aristides , inventor de estas ; pinturas , que los Griegos llamaron Ethicey lo qual en nuestro castellano suena , Pintu- ras que muestran las costumbres y afectos de los ánimos de los hombres (i).

(i) Por esta narración que nuestro Autor hace de las obras de Bosco , se conoce que le era aficionado, y que había mirado atentamente sus obras y la signi- ficación de ellas. No sabemos con total certidumbre el paradero de esta mesa, donde se figuraban los peca- dos mortales ^ pero yo no tengo duda que es una ta- bla de mas de quatro pies de ancho , y de alto qua- tro pies y tres quartos , que está en el üsconal. £n el medio hay un circulo cuyo diámetro es de a!go mas de dos pies , y dentro de éste otro mas pequeño con el Salvador de medio cuerpo , y este letrero: cave , cave Dominus •v'idet.

Estos dos circuios están comprehen didos en otro mas grande , donde se ven representados é historia- dos ingeniosamente los siete pecados mortales Acia los quatro ángulos de esta mesa ó tabla que es quadrada, se representan en otros quatro circubs , los quatro no- vísimos , historiados al modo de los pecados morta- les. Omito otras menudencias de esta obra , que , según mi opinión , es de la que habla Don Felipe de Gue- vara , y se conserva en una alcoba , donde murió el Se- fior Felipe Segundo , y corresponde á la primer pieza de la Real habitación , entrando en ella por la puerta que hay en la escalera de ia Sacristía.

Na-


DE LA PINTURA. 45

Pausias. Sicionio , fué hijo y discípulo Je Brieres. Pinto tablas pequeñas , especial- mente niños. Sus émuiüs decian ser la cau- sa porque era tardío en la Pintura ; por lo ^ual queriendo dar á su arte también fa- ma de presteza , acabó en un dia una ta- bla en que pintó un mochadlo , la qual fué llamada hemeresios , que quiere decir diurno. Amó en su mocedad á Clycera, natural de su propia Ciudad , la qual fui inventora de las coronas de flores , y ;com- pitiendo con ella en la imitación, truxoel arte de la Pintura a grandísima variedad de flores , y á lo ultimo pintóla á ella asen- tada con una corona , la qual es una de las mas nobles pinturas que hizo. Esta ta- bla se llamó stenacópolos , y de otros ste- fJianófclos , por haber Clycera sustentado su pobreza , vendiendo coronas y guirnaLlas.

No solo fué Pausias excelente en pin- tar pequeñas tablas , pero hizo también gran- des tablas , como es el sacriñcio de bueyes, que estaba en los pórticos de Pompe yo. El fué el primero que inventó e?ta pintu- ra,

Nació el Bosco en Bois-Ie Duch, y Espafía lo- gró sus mejores obras. Se ha hecho mencioa de va- rias obras del Bosco , y de las mas excelentes en e! Vlage de España, tomo lí. pag. r3i. y 139. y en el tomo VI. pag. 149. y 152. de la segunda «dkion»


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Y2L y la qiial imiraron muchos , y no igua* lo ninguno. Ante todas co as , como qui- siese mostrar la grandeza de un buey , no le pintó atravesado, smo frontero , de don- de abundantemente se entendió su grande- za. Después , como todos los tjue cjuiereti relevar algo en la Pintura , lo dan de cla- ro y lo retoquen de negro , c^ic hizo lo contrario , porque hizo que todo el buey fuese negro , y dio las sombras del cuer- po con la misma color negra : cosa de gran- de arte , mostrar cosas levantadas en una lla- neza igual, y por otra parte mostrar todas las cosas llanas y iguales en anfractos y quie» bras y rebaxos. Esto dixo Plinio con la agu- deza y brevedad que suele decir otras co- sas. Vivió en Sicion , la qual fué mucho tiempo p¿tria de su pintura»

Después de Pausias , fué muy esclare- cido sobre los pasados Eufanor histórico. En la Olimpiada CIV. Este fué el que pri- mero exprimió la dignidad de los Héroes, y el que primero usurpo la simetría (i):

fué (i) Qmndo dice Plinio: éste es el primero que en- contró Ja dignidad , excelencia , perfección , &c. de al- guna ó algunas partes del arte , como aqui se dice de la dignidad de los Héroes , debemos entender , se- gún mi dictamen , que llevó dichas partes á la mas justa perfección, superior á los Artífices que le pre-í cedieron.


DE LA PINTURA. 47

fue juzgado hacer los cuerpos demasiada- mente delgados y las c^íbezas y artejos al- go grandes. Escribió libros de simetría y de colores.

Antidoto fué discípulo de Eufanor , mas diligente que numeroso , término que yo no he sabido dalle romance , ni el interpreta Italiano de Piinio se le dio en su lengua, á quien yo consulté (i). Fué severo en el colorir.

Niceas, Ateniense, discípulo de Antido- to y hijo de Nicomedes, pintó diligcntisima- mente mugeres : guardó en gran manera los claros y las sombras: procuró que sus pinturas fuesen muy relevadas , y que pareciesen en las tablas realzadas á modo de Escul- tura. A este se le atribuye la pintura de los animales de quatro pies. Este es Niceas, de quien , preguntado Fidias , qué obras entre las suyas de marmol estimaba ma?, dixo , en las que Niceas habia puesto la ma- no : en tanto estimó su perfilar (2).

Atemo Marónites , discípulo de Glau- cion , Corintio , se comparó con Niceas , y

aun

(x) Acaso querrá significar que el número de sus obras fuese pequeño , ó que sus composiciones no constasen sino de corto número de figuras.

[1 No es de creer que en las obras del celebradísi- mo Fidias pusiera las manos ningún otro Artífice,

Es-


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aun en alguna manera le es preferido. Fué un poco áspero en ei coJorir , pero de ley co- so en aquella aspereza ; de manera que Ja erudición y ciencia de su pinrura , se mos- traba en aquella austeridad , el qual sino muriera en su juventud , no hubiera quien se le pudiese comparar.

ORIGEN DE LA PINTURA EN PAREDES T AL FRESCO EN ITALIA,

R Enere Plinio , que Ludio, Pintor , que fué en tiempo de Augusto Ces*ir, enseñó á pintar las paredes con variedades de paisages : mostró una deleytosjsima pin- tura en paredes y obras topiarias , que son encañados y andenes de vergeles , entrete- xido§ de verduras y flores. Pintó bosques^ collados , estanques de peces , rios , ace- quias de agua , orillas de mar , como cada uno lo pudiera desear , con variedad de pa- seadores y naregantes : otros que iban por tierra á diversas villas , carros y asnos ; á otros pescando , á otros cazando ó tom.ui- do pájaros , vendimiadores , &c.

Cuen-

Escultor ni Pintor ; y este pasage acaso quiere signi- ficar , que Nicias hubo de imitar hs obras mejores da Fídias en claro y obscuro con tal arte y propiedad^ que pareciesen de mármol.


DE LA PINTURA. 49

Cuenta mas Plinio , que habia en sus cxemplares nobles villas que no tenían en- tradas sino por lagos y pantanos , y muge- res cargadas de diferentes cosas ; otras que iban á caer ; otras temerosas en diferentes actitudines; en fin muchas agudezas de es- tas y graciosos donayres. También instituyó y enseñó este Ludio á pintar en lugares sin cobierta , Ciudades marítimas á muy poca costa y de suavísimo aspecto; Este es el género de pintura que en Italia se lla- ma Pintura al fresco , y pintar en lo que ellos llaman facíate , y nosotros delanteras de casas , de la qual se entiende haber si- do Ludio , según la opinión de Plinio, inventor de esta Pintura en Roma (i).

Pero parece por este lugar de Plinio haber habido dos géneros de pintar en pa- redes ; porque una vez dice , que Ludio en- señó á pintar en paredes , y en logares sin D co-

(i) Estas fachadas de casas ó facíate , como dicen los Italianos , se pintaban taníbien quando el arte esta- ba en obscuridad y abatimiento ^ pero volvieron á pin- tarse con excelencia en los tiempos de Rafael de Urbino, particularmente en Roma por Po'idoro de Caravagio, y por Maturino , que era discípulo del expresado Ra- fael , y juntamente trabajaban cosas caprichosas y de singular invención. Representaban regularmenre instru-. .^ mentos y ceremonias antiguas , coir.o urnas , vasos^ estatuas , sacrincios , Síc. imitando baxos relieves.


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Cubierta; de manera que se puede sospe- char que el un género fuese al oleo (i), y el otro al fresco ; y algo de esto debe ser lo que en otro lugar Plinio cuenta de Pausias , del qual refiere que pintó en Tes- pias las paredes con pincel , las quales ha- bian sido antes por Polignoto pintadas , en la qual pintura fue Pausias vencido , por- que no llegó á la de Polignoto. La causa fué porque no era aquel su género de pin- tar. De la Pintura á fresco ea el Grotei- co hablaremos mas largo.

TINTURA EN LIENZO.

Pintar en lienzo no se usó hasta tiem- po de Nerón Augusto , el qual se hi- zo pintar en lienzo coloseo , de altura de ciento y veinte pies , género de pintura no sabida hasta entonces (2). Esta pintura estando ya acabada , se quemó en los huer- tos Marianos de un rayo que allí cayó , y quemó la mayor parte de los huertos. No se entiende de Plinio si esta pintura en lienzo fué pintada al temple , ó al oleo, pe- ro

(i^t Singular opinión la de haber pintado los antiguos al oleo, (a; Esto es la de pintar en lienzo.


DE LAPINTURA. 51

xo de qualquier manera que sea , consta ser esta la primera pintura que en lienzo se pintase. De ahí adelante es de creer sería familiar , y común la Pintura en lienzo, aunque no he hallado en otra parte hecha mención de ella.

De pintar en lienzo hay dos géneros, lino pintando en él al fresco , que llaman colores gastadas coh cola , o claras de hue- vo y otros aparejos , el otro es pintando en ellos al oleo , como los antiguos pintaron sus tablas, y se pintan algunas el dia de hoy (1). Este ultimo genero de pintar en lienzo al oleo , anda tan valido en nuestros tiempos, que estoy por decir , que ha acevilado (2) en gran manera la Pintura , habiendo des- terrado la autoridad de las tablas y perpe- tuidad de ellas. No puedo pensar que no se entienda la ventaja* que hay de lienzos á tablas , y la imperfección que hay en lo uno, y h excelencia que solia haber en lo otro (3) ; pero no es cosa nueva haber D 2 si-

(i) Que los antiguos pintasen sus mas acreditadas obras en tablas , y que muchos las pintasen también en tiempo del Autor , no se puede dudar j lo que sí tiene novedad es que las pintasen al oleo.

(2) Envilecido.

(3) La perfección ó imperfección de que habla el Au- tor parece que debe recaer sobre la materia en que se pinta , esto es , en lo sólido , duradero y costoso de

lag


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sido esto que llaman barato , destruicion de las buenas artes. Yo antes tomaría seis pin- turas perfectas, que sesenta razonables al mesmo precio.

Pero entiendo que hay otros de dife- rente parecer , con quien yo no determino de porfiar , que deben ser del mismo pa- recer que un aaiigo que tuve en Flandes el año de 1540, el qual en Amberes me rogó le llevase á ver lienzos pintados ai fresco , para traer algunos á su casa. Lléve- le en Amberes á la casa donde mejor ro- pa había : apartó doce entre muchas doce- nas que nos sacaron. Venido al precio , pi- diónos el maestro 3 dos ducados por cada uno (i) : mi compañero dexó suspenso el

ne- jas tablas , comparado con lo fácil , barato y deleznable de los lienzos, que en su tiempo usaban (particularmente en Fiandes) pintará temple con tiendas abiertas. (i) Dos ducados de entonces podian ser equivalen- tes á ocho ó diez de ahora , y siendo estos lienzos pin- tados al temple , como yo creo, cada dia podría iia- cerse uno , no excediendo de una vara ó algo masj que no seria poca ganancia para aquella clase de Pin- tores Comerciantes y de tienda abierta. De estos aun se encuentran en algunas ciudades. En Ñapóles hay- calle que llaman , U aria Cataluña , en donde uno soio suele pintar tres ó quatro quadros al dia , y es- to al oleo : asi se dice por burk que aquellos Maes- tros mandan poner la nies^A á sus mugeres , ó acabar de cocer los macarrones entre tanto que pintan un Apos- tolado ;, ó una docena de ¿san Antonios. También en

Ro-


DE LA PINTURA. 53

negocio , porque le pareció el precio muy subido : á la tarde desmintióme , y solo dio la vuelta por estas tiendas , y vino car- gado de ventiquatro lienzos de á ducado ; di- xome que muy mejor era enviar á su ca- sa ventiquatro lienzos , que no doce por un mesmo precio.

Sospecho debe haber muchos del pare- cer de este mi amigo , y ser mucha parte que hay tantos lienzos , y tan pocas tablas: y quiera Dios que algunos no se metan á la parte de esta culpa , porque cosas razo- nables aplacen en el lienzo , y en las ta- blas no , sino las perfectas y muy bue- nas (i). Tienen una comodidad las Pinturas en lienzo , que es ser portátiles para pasar- las mas cóxnodamente de un lugar á otro, de manera que justamente las podrán Ha* mar pinturas cortesanas.


D 3 TA'

Roma hay de estas tiendas , pero lo hacen mejor , aun- que con igual brevedad , principalmente copiando y repitiendo copias de retratos del Papa , Cardena- les , &c. En España hubo de estas oficinas , en Va- lladolid y Valencia particularmente , pero ya por for- tuna no las hay.

- (i) Siempre que Mengs pudo , prefirió el hacer sus obras en tablas.


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tapicería»

COn razón se cuenta la Tapicería en- tre los géneros de pintura , pues de eiia trae sus principios , cuya invención aun no es menos de admirar que qualquiera otra que en la Pintura baya acontecido. La co- nuin opinión de todos quasi es , ser su in- ventor moderno y no antiguo , y dicen ig- norar sus principios y origen. Esto nsce de leerse los antiguos con poca atención. La Ta- piceria es c* sa antigua y muy usada de los antiguos. Yo sospecho haber manado del Asia , como adeLnte diremos.

Diéronle los antiguos mejor y mas pro- prio nombre del que agora tiene , porque la llamaron Pintura texida. La primera me- moria que de ella hallo hecha es en Tito Livio , Hb- 5. decada 5., hablando de los despojos Macedonios que Paulo Emilio , des- pués de haber vencido á Perseo , Rey de Macedonia , enviaba para el triunfo de Ro- ma , donde entre las estatuas y tablas que para adornar este triunfo se enviaron , se nombra la Pintura texida ; y Marco Tulio Cicerón en la oración VI. contra Cayo Verres , dice estas palabras , que me pa- reció ser necesario referirlas en iatin , para

que


DE LA PINTURA. 55

que no quedase dubda de que esta pala- bra textile significaba entre ios Autores anti- guos Pintura texida. Negouilam^üturam, ñeque in tabulis , ñeque textilem quin con- quc€sierit , inspexerit , h quod placitum sit abstukrit. Quiere decir Marco Cicerón que Verres no dexó en toda Sicilia Pintu- ra , ni en tabla , ni texida que no la bus- case , mirase y tomase.

De este género de Pintura habla tam- bién Lucrecio en el 2. lib. con toda la cla- ridad posible , diciendo de la calentura quando viene, que ni la quita el carmesí, ni las pinturas texidas.

ISÍec calida citius decedunt corfore fehres^ Textílibus si in ficturis , ostroque rubenti jacteris.

Este género de Pintura parece haber tenido entre los antiguos después su nom- bre propio y particular , llamándole el mis- mo Cicerón en la Verrina ya dicha : Pe* ripetasmata. Plauto llamó á esto por di- verso nombre , Peristromata. Yo no dudo que también tuviese semejanza á la Tapi- ceria aquello que Marco Varron llama beU luata , id est , belluis 'variegata , especial- mente á este género de Tapice lia , que D 4 tic-


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tiene brutescos , y variedad de animales, que esto mismo significa helluata , cosa adornada de bestias.

De qué materia fuese esta texedura, pa- rece que consta claro por un lugar del quinto libro de Virgilio , hablando del pre- mio que Eneas dio á Cloanto en aquella contienda naval , que fué una clámyde ó vestidura texida de oro y purpura , en que estaba figurado y pintado el rapto de Ganimedes , andando á caza en Ida , y ex- primida la congoja que sus guardas mos- traban de verlo arriba en lo alto.

f^ítori chlamidem auratam , quam pluru

rna circum Purpura Meandro , dujplici Melibea cu-

currit Intextusque fuer frondosa Regius Ida. Veloces jaeiilo cercos , cursuque fatigat Acer anhelanti similis , quem fr¿epes ah

Ida Suhlimem pedihus rafuü Jovis armiger uncís, Longae'vi palmas nequique ad sedera ten-

dunt Custodes , s¿€vitque canum latratus in au'

ras.

Esta Tapicería llamaron los antiguos por

otro


DE LA PINTURA. 57

otro nombre Au¡¿ea, Quieren algunos que lo haya tomado de Aula , casa Real de Ata- Jo , Rey de Pérgamo , donde dicen que primeramente fué hallada , y así algu- nas veces es llamada Atlialica auldea , por donde parece cierto haber sido esto inven- tado en la Asia , especialmente en Babilo- nia , porque el mi^mo Lucrecio pone , en lugar de Aulea algunas veces Babilónica.

Confirma Virgilio en el tercero de las Geórgicas , ser Aul¿^a casa en que estaban pintadas historias y cosas diversas ^ donde dice :

TJtqiie purpurea intexti tollant Aulaea Bri- tani.

Quiso decir , que colgarian á Augusto Tapicería , en que estuviese figurada h vic- toria que tuvo de los Britanos ; al modo que el Emperador Carlos V. hizo figurar en su Tapicería la jornada.de Túnez y Barba- Roja (i). También es de creer que

an-

(i) Este día 2g. de Mayo de 1788, en que esto se escribe , se vé en la Galería alta del Real Pala- cio de Madrid la Tapicería de que habla Don Felipe de Guevara", ccn motivo de la Procesión del Santísimo, que se celebra la Dominica i?ifraoctavam del Corpus Do- minii Expresan estos tapices los sucesos mas notables de la expedición de Túnez : obra muy celebrada de Juan Cornelio Vermeycn , llamado tanibien Juan Mayo^ Pin- tor de un lucrar cercano á Harlem


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antiguamente seria en esto lo que es ago- ra , que se haria la Tapiceria de estonces de diversas materias , algunas de seda y la- na , y otras de seda y oro , aunque de la lana no tengamos expresa noticia, sino so- lamente de seda , oro y purpura , y sedas diversas.

l^EL GENERO DE PINTURA LLAMADO ENCAUSTEN.

ESpántome no haber resucitado los in- genios de Italia un genero de Pintura que usaron los antiguos , y no de poca es- tima , quanto de los Autores que de ella es- criben se colige , la qual , según entiendo, no solo no está en uso , pero sospecho no haber pensado nadie como se pudiese obrar como la obraron los antiguos. Yo mis dili-

gen-

al Emperador en dicha jornada , con el fin de pintar los sucesos mas principales de ella , como lo hizo pa- ra texer después estos tapices , en los quales hay un trabajo increíble. Hizo el Emperador mucho aprecio de este Profesor. Con ser bien alto de estatura , era su barba tan prolongada , que aun estando de pie le llegaba hasta el suelo. Murió en Bruselas el año de 1 5 ¿9. En dicha Tapicería hay mucho que observar sobre la táctica naval y terrestre , sitios de la Gole- ta , y de la misma ciudad de Túnez y su conquista, con otras muchas particularidades , pertenecientes 3 los territorios , acampamentoss , navegación , 8£c.


DE LA PINTURA. 59

gencías he hecho en preguntar á Artífices de diversas naciones , si entienden como fue- se , y en ninguno he hallado rastro de tino (i).

Es-

f (i) E! restaurar el Encíiusten estaba reservado para mas de dos siglos después que escribió Don Felipe de Guevara , y para un ingeniosísimo Español , que es al Abate Don Vicente Requeno , que al presente reside en Italia ; quien sobre dicho género antiguo de pintar ha escrito una erudita y muy juiciosa obra en lengua Italiana, publicada en Venecia quatro años há, esto es en el de 1784. su titulo es : Sag^ii sul resta- hi/in.ento del antica uvte de Greci é de Ronam Pit^ tori , esto es , Ensayos sobre el restablecimiento de la autigua arte de los Pintores Griegos y Romanos.

El Señor Abate Requeno no se ha ceilido á palabras, discursos é indagaciones sobre los Escritores antiguos y modernos , sino que ha demostrado en algunas obri~ tas encáusticas de Pintura , executadas por él mismo, quan fundado es Jo que él sienta , sobre ser aquel el mé- todo con que hicieron los Grifgos aquellas obras maravi- llosas. No sé yo si la obra del Abate Requeno podrá después de bien extendida y leída , causar alguua re- volución en la práctica de la Pintura ; en cuyo caso nadie podría quitarle la gloria de haber restaurado un célebre invento de los antiguos , totalmente perdido c ignorado mas há de una docena de siglos.

Hace dos años me preguntaron de París , qué era lo que yo entendía acerca de este invento , buscado an- tes : bien que sin el efecto deseado ) por los Eruditos de aquella Nación , Conde de Caiius , Luis de Mont- Joseu y Arduino , y respondí lo que ahora pienso de la obra de nuestro Requeno.

Tengo recientes noticias de que , sin embargo de la frialdad con que en Roma fué recibida la novedad del Encausto (tal vez parecería un imposible que un ul- tra-


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Esta Pintura fué llamada de los antigiioí Encaiisten , como cosa quemada. Dice Pu- nió , que ovó en ella dos géneros ^ uno que se pintaba con cera , y otro en marfil con cestc que es Viriculo. Después se añadió el tercerc género á estos dos, desatando las ceras con fue- go y gastándolas con pincel. Esta tercera Pin- tura se empezó á usar para pintar las naos : el qual géi]ero de Pintura era tan fixo , que ni viento, ni sol , ni mar lopodia deshacer. Sería bueno se atinase hoy este género , que po- dria servir para muchos usos.

I O ingenios dormidos ! todos los hallo hechos en un m.olde : todos alcanzan lo que uno , y uno lo que todos. Quanto yo he po- dido atinar por palabras de Plinio diversas,

y

tramontano , y Español fuese capaz de hallar , lo que no habia podido el ingenio Italiano ) se hacen actualmen- te pruebas en este género coa bastante acierto. El Señor Infante DDn Gabriel ha honrado con sus propias manos este hallazgo.

El año de 1783. vi con admiración en Versalles el Globo areostático , que se elevó delante del Rey de Francia ; pero conceptué , contra el dictamen general, que aquel invento pararla en mera curiosidad , como se ha ido verificando : y que este fuese mi modo de pen- sar se puede ver en mi Viage Fuera de España , Car-j ta VIÍI. tom.i. n. L Confieso que el mismo concepti formé del Encausto la primera vez que oí hablar , per acaso í"feadrá mejor éxito su uso y propagación. Verdaí es que yo mas me holgara que se restaurase el dibuxóijlli é invención de los antiguos Griegos , aunque siguiese mos en pintar al eleo.


DE LA PINTURA. 6i

y en diversos lugares puestas, entiendo que esta Pintura Encausten se pintaba en tablas, y en lugar de colores gastadas al oleo , se gastaban ceras teñidas de diversas colores, con la diversidad de las quales ceras varia- das de colores declaraban los Pintores sus ima- ginaciones de fábula ó historia ó cosa seme- jante , como en los otros géneros de Pintura hacían ; y después de compuesta la Pintura con las dichas ceras , le daban fuego para que se juntasen y mezclasen unas con otras, como al presente se hace en el barro de Pi- iX ó Faenza , ó de qualquiera otra parte ionde la labor de barro y vidriado se usa. Cierto fué raro int^ento hallar como fíxar zn el fuego la cera , y que no corriendo mas 3e lo necesario , guardase los límites que le estaban consignados. Que esta Pintura En- alisten se pintase en tabla , y íuese quéma- la , consta muy claro por un dístico de Mar- nal. Encaustus Phaeton tabula tihi pictus in

hac est Quid tihi vis, -Difp'íim qiii Phaetontafacis ?

Quiere decir , en esta tabla está pínta- lo Faenton de Encausten, ¿qué es lo que {uieres ? quieres hacer á Faetón dos veces [uemado ?

No-


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Notoria es la quema primera de Faetón guando pidió á su Padre el sol le dexáse re- gir su carro , y dio con todo al traste que- mando la Etiopia. Allende de esto ^ que es- tas ceras no se desatasen con fuego , y usa- sen de ellas líquidas con el pincel , consta por lo que arriba está de Plinio alegado, que dice , que el tercer género de Encaus- ten fué inventado para pintar las naos , de- satándolas con fuego , y gastándolas con pin- cel , lo qual se dice á diferencia del otro gé- nero que , como digo , no era gastando lü cera líquida en él con pincel.

El segundo género de Encausten fué en marfiii con cesto , que es viriculo : pala- bras á mí hasta ahora ignotas , ni he po- dido saber qué sea cesto , ni viriculo. Este género de Pintura , imagino fuese de esta manera : que en el marfil se perfilasen los animales , hombres ó cosas que se pintaban con cesto , y que este cesto fuese en el marfil , lo que en la Pintura al oleo es el pincel , es á saber instrumento con que en el marfil se pintaba. Este , sospecho yo, se calentaba para ir quemando y señalan- do los perfiles y sombras en el marfil , y por esta causa se llamaría este género de Pintura Enemisten que es cosa quemada, de suerte , que seria un género de Pintu

ti


DE LA PINTURA. 63

■■ ra áe blanco y negro , sombras y luces sin ' color ninguna. Esta labor imagino yosemc- ' jante á la que en Buesa , y otras partes ha- ■; cea en hueso , en fiascos y cureñas de ar-

Icabuces , aunque groseramente. La causa porque imaginé el cesto ser instrumento, ^* es por que Plinio hablando de Lala Cycia- gena dice , pintó con pincel y con cesto en marfil (i).

Quien fuese el primero que imaginó el pintar con ceras y quemar la Pintura , no consta. Algunos piensan que fué invento de Aristides , y q^ue Praxiteles le acabó de lii§ per-

^'^' (i) El Señor Abate Beqneno , en la citada obra : Sag^ pO gi std restahilimenio del P avtica ^rte d^ Greci , 6c.

,„ ha leido en Plinio , ccestro^ id est, Vemculo^ en lugar de

cesto y Vencido , como se lee en estos Comentarios, ^"^ corrigiendo de paso los otros Interpretes de Plinio que m han entendido in cera en Ju^ar de cera ; pero así Re- n,[ gueno como Guevara convienen en que Veruculo^ ó /^e- ñculo son unos hierrecitos de que los antiguos se ser- ■' dan para pintar con las ceras teñidas^ y mezcladas con di- CJí versos colores. Eran estos hierrecitos puntiagudos por un ^¿ei pxtremo , y por el otro planos como espatuliüas de Bo- ticarios. Puede verse la citada obra del Abate Reque—

no, donde explica con toda menudencia este modo que

-¿■1 él ha practicado. Si dicho género de Encausten hu- biera sido como entendió Guevara , quemando el niar- ], fil y resultando solo el color blanco y negro , sería co- ■ mo muchas de estes cl.ras,"*que se ven en papeleras, niiul y Qtj-os muebles preciosos , donde está embutido el mar- pintífil y en él dibuxadas historias y otros asuntos.


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perfeccionar : pero hállanse Pinturas encáus- ticas mas antiguas que fué ninguno de ellos, como fué de Polignoto , Nicanor y Arche- silao , los quales fueron naturales de Piro; y Lisipo en una pintura suya que estaba en Aegina , inscribió Enemisten , lo qual él no hiciera sino hubiera sido inventor del Ene aus tice.

De Pamfilo , maestro que fué de Ape- les , no solo se dice que pintase causticas Pinturas , pero también cuentan que las en- señó. Pausias Sycionio , fué muy princi- pal en este género de Pintura , el qual fué hijo de Brietes y su discípulo. Las co- lores con que estas ceras se tiñéron, fueron carmin y azul indico , y melino , apiano, albayalde , oropiente. Parece claro ser este género de Pintura , cosa que tenia en sí magestad y arte , pues tan principales Pin* tores , como los dichos gastaron su tiempo en pintalla. j

PINTURA TENIDA.

MErece referirse entre la Pintura otra género usado de los antiguos , del qual en nuestros tiempo^ no hay ninguií rastro ni memoria. Fué usado en Egyp to : cosa , cierto de grande admiración,

y




DE LA PINTURA. 65

y entre pocas cosas raras una de ellas ; aun- que parece que esta Pintura tiq tuvo lu- gar de pintarse sino en lienzos. El modo de pintarlos fué de esta manera. Pui^sto el lienzo en orden, debuxaban con diversos zumos y aguas las labores que querian, después de debuxado este lienzo en esta forma , le metian en una tina , donde solo tenian una sola color caliente , y hirvién- dolo al modo que ahora dan tinta á los pa- ños ó sedas ; y al momento salía este pa- ño pintado de varias y diversas colores, como antes el dueño las habia imaginado y deseado.

Cosa maravillosa , que ^ola una color que estaba en la tina mudase y variase un lienzo blanco en tantas diversidades de co- lores. Este secreto estaba en los medicamen- tos ó zumos con que se debuxaba el lien- zo antes que se metiese en la tina de una sola color. Por donde parece claro que los medicamentos tenian propiedad de convertir una color en otra , y quán varios y diver- sos medicamentos se ponian en el oebuxo, tan varias y diversas colores sacaba de la tina el lienzo. Es de notar que no habia agua después en el mundo que bastase á quitar la tintura de este lienzo : de suer- te que de una color se digerían tantas , y £ alien-


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mientras se estaba cociendo se estaba pin- tando ; y quanto mas el lienzo se cocia y tostaba , y quantas mas vueltas en la tina le daban , tanto mas se afixaban y hacían firmes estas colores para nunca jamas des- pintarse. Útil en gran manera seria para or- natos de camas y paredes el dia de hoy , si algún buen ingenio resuscitase este géner® de Pintura (i).

GRO"

(i) Por este passtge se puede venir en conocimiento de que en tiempo de Don Felipe de Guevara aun no se ha- bía introducido en Europa la industria de los lienzos pintados , que también llamamos indianas , pues no se hubiera maravillado tanto de este secreto de los Egip- cios 5 viendo que las tinas preparadas con la rubia ha- cen el mismo efecto en los lienzos que en ellas se cue- cen , amoldados antes los dibuxcs que se quieren , sin que comparezcan los colores que el cocimiento \q.s ha de dar , y si comparece alguno , en virtud de dicho co- cimiento , se transforman unas en otras , como dice di- cho Autor que sucedía en las tinas de Egypto. Laso- la color 5 de la qual dice que se digerían tantas , es en- tre nosotros la rubia , y acaso lo sería también en Egypto í y lo será en la China , y quando no , otra yerva equivalente. Es de creer que los Chinos tengan este secreto desde una antigüedad muy remota como tienen otro6 muchos , de los quales han venido al- gunos á Europa , y yo me persuado , que este de las indianas y lienzos pintados de la China vino. Si Gue- vara viviese hoy tendría el gusto de ver verificadas las utilidades de esta invención , no solamente para adornos de camas y paredes como él dice , sino pa- ra vestirse con esta? telas particularmente las mugeres.


DE LA PINTURA. 67


GROTESCO,

EL Grotesco es un género de Pintura, el qual aunque conste de lineas y co- lores , á rigor no se puede llamar Pintura; porque la Pintura es imitación , como en el principio habernos dicho , de algunna cosa natural que es , ó que puede ser : y por el contrario el Grotesco consta de cosas que no son , ni pueden ser , pues en sí contie- ne tantas diversidades de monstruos é im- posibilidades. Este género de pintar seme- jantes fantasias , no se puede llamar anti- guo , esto es del tiempo de los Griegos, pues según Vitruvio , se entiende deÍ3Íó tener principio en tiempo de Augusto Cesar : ni hay en la edad de los Artífices insignes memoria ni rastro de ella , ni creo se admitiera de ninguna manera entre aque- llos antiguos , cuyas imaginaciones y me^ ditaciones respondiau á ánimos bien medi- dos y compuestos , cosas tan fuera de tér- minos , y que en tanto grado pasasen los limites y concierto de naturaleza , sabia y discreta en obrar todas las cosas que cria con peso , razón y cuenta , á quien los Pin- tores como principal objeto han de tener delante para la imitación.

Ea A


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A este género de monstruos é imposi- bilidades han puesto estos tiempos nombre de grotesco : la causa debe ser por haber aparecido en nuestros tiempos este género de Pintura en edificios antiguos de Ñapóles y Roma debaxo de tierra , en cuevas ó bóvedas que los Italianos llaman grote , de donde deribaron el grotesco. Es manifiesto á los que traen los libros antiguos entre las manos haber las costumbres buenas y loa- bles de aquellos antiguos Romanos , dada al traste en tiempo de Augusto Cesar , y en su lugar haber sucedido vicios y desór- denes sin número , en el qual tiempo pare- ce haber tenido este grotesco origen y pria- cipio.

Esto habernos dicho apropósito de con- firmar lo que en el discurso de la Pintura diximos , es á saber , que suelen los áni- mos mal compuestos y viciosos acarrear pé- simas y desbaratadas imaginaciones , de las quales suceden después las malas imitacio- nes , como aconteció en este género de Pin- tura que llamamos Grotesco , al qual para condenalle por vicioso y monstruoso , me parece ser justo referir todas las palabras de Marco Vitruvio Polion , Autor grave y de grande estima , con las quales reprehen- de este género vicioso de Pintura , atribu- yen-


DE LA PINTURA. 69

yendo la principal parte á los vicios y ma- las costumbres de aquellos tiempos en quo empezó á tener uso.

Dice pues Vitruvio, que los exemplos que los Pintores antiguos tomaban para sus pinturas, constaban de cosas verdaderas, las quales ya en su tiempo las malas costum- bres hablan reprobado y condenado , pin- tándose en las paredes antes monstruos que no imágenes de cosas sabidas y determina- das. Dice mas i cómo es posible que una caña sostenga el techo de una casa ? ó un candelero una capilla y los ornamentos al- tos de un edificio ? ¿ó cómo una berza tan tierna y tan muelle puede sostener una fi- gura sentada ? y ¿cómo pueden las raices de las berzas de una parte procrear flores y de otra una media figura ? Empero , aunque los hombres vean estas falsedades no las re- prehenden, antes se huelgan de ellas ; ni ad- vierten si son cosas estas que se deben ha- cer ó nó : ni los entendimientos escurecidos con falsos juicios no b.stan ya á juzgar 6 aprobar lo que se puede hacer con auto- ridad y razón del decoro.

Aquellas pinturas no se deben aprobar, las quales no estuvieren hechas á semejan- za de la verdad ; y ya que estén confor- me á la verdad hechas , aunque de lindo E 3 pa-


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parecer , no por eso luego se debe dar jui- cio de ellas , si no fueren examinadas con argumentaciones que expliquen no haber en ellas cosa que ofenda.

En la Ciudad de Trales , como Apatu- rio Alabandeno oviese en el pequeño tea- tro , que ellos llaman EcclesiasteroJt , pinta- do muy bien una Escena , y oviese hecho en ella en lugar de columnas figuras , y unos centauros , sosteniendo los epistolios,ó capiteles y los techos de los tholos redon- dos y muy volados ; los alquitrabes y las coronas de ellos ornadas con cabezas de leo- nes , las quales cosas todas tienen su cuen- ta y razón de las goteras de los texados. Y sobre todo , no embargante esto , oviese pintado un Episcenio que es otro sobrado sobre la Escena , en el qual estaban pinta- dos tholos y alquitrabes, y demediados re- mates, y todos los ornamentos de los techos variamente pintado : y como la vista de es- ta Escena por su aspereza oviese ablanda- do las vistas de todos , y estuviesen ya apa- rejados todos de aprobar esta obra , salió Liciiiio Aíatemático y dixo , ser los Alaban- denos tenidos en cosas civiles por harto agudos , pero por otra parte sus juzgados por necios , por un vicio de indecencia , aun- que no muy gx:[náQ , y era que en su Gim-

na-


DÉLA PINTURA. 71

naslo tenían las estatuas todas como gentes que trataban negocios y causas , y las que tenían en la plaza estaban con discos en las manos , acorriendo , ó jugando á la pelo- ta (i).

En los Gimnasios se exercltaron los an- tiguos , y en las plazas oraban y trataban juicios. De aquí nació el indecoro que Li- cinio decía , y así el estado indecente de las figuras por razón de la propiedad de los lugares en que estaban , pego en pú- blico á la Ciudad vicio de no tener buena estimación de las cosas. Veamos ahora no nos haga la Escena de Apaturio Alabandenos, ó Abderitas. ¿ Quién pues de vosotros pue- de tener casas sobre los tejados puestas , ó columnas , ó ornamentos de remates ? por- que estas cosas suélense poner sobre los maderamlentos , y no sobre los techos de las tejas : pues si aquellas cosas aprobáremos en las pinturas que en realidad de verdad no pueden con razón ser hechas , juntar- nos hemos también nosotros con estas Ciu- dades , las quales fueron juzgadas por ne- E 4 cías

(1) Sobre este pasage se puede ver lo que dice Don Josef Ortiz en su Traducción Castellana de Vitru- vio 5 publicada con real magnificencia el año próxi- mo pasado, en la pag. 179 y siguiente j y en las no- tas de las mismas paginas.


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cias por semejantes vicios. Así Apaturio no osó responder contra lo que Licinio Mate- mático dixo ; antes desbarató toda la Esce- na , y mudándola á razón de la verdad , des- pués de enmendada , la aprobó.

O si los Dioses inmortales , dice Vitru- vio , hiciesen que Licinio reviviese y cor- rigiese esta locura , y este propósito erra- do de las Pinturas de las paredes (i)! Así no será fuera de propósito dar á entender (porque en esto la falsa razoií vence á la verdadera ) que lo que ios antiguos , con tra- bajo é industria procuraban de aprobar con el arte , se alcanza ahora con colores y con la lindeza de ellos ; y la autoridad que los Ari'ifices con sotileza anadian á sus obras, hace ahora el gasto de los Señores , que no se desea. ¿Quién

(i^i Qué diría este Licinio , si reviviese en nuestros tiempos , como Vitruvio hubiera querido que revivie- se en los suyos , y entrando , no digo en nuestros tea- tros , sino en los lugares mas sacrosantos ^ como son los Tem.plos , los viese tan llenos de ideas monstruo-* sas ; de tantos retablos disparatados , y otros ornatos llevados á efecto por locas imaginaciones mas ridicu- las sin duda que las de Apaturio ? ¿ Qué diria , digo yo'? Creo que no ?e habia 'de contentar con m.edir- Tios del mismo modo que á los Alabandenos , sino que nos trataría mucho peor que á aquellos , por haber tenido ojos de sufrir en tan santos lugares semejantes disparates, tan contrarios á la razón y á todo buen sentido.


I


DE LA PINTURA. 73

I Quién filé de los antiguos que usase del bermellón , sino tan escasamente como de medicina? Míís ahora todas las paredes se envisten de ello á cada paso. Juntase á es- to la chrisocola , tincar y el carmin , y el armeno , las quales cosas aunque no sean puestas con arte , no dexan de dar conten- tento muy lucido á los ojos , y porque son cosas preciosas. Por esto ay ley que las den los Señores de las obras , y no los que to- luan los destajos. He declarado en esto de pintar las paredes lo que ha sido en mí, avisándose apar de estos errores.

Estas son las palabras y razones con que Vitruvio en el libro séptimo condena las impropiedades del que ahora llamamos Gro- tesco , el qual , como de su lectura se coli- ge, empezca andar valido en tiempo de Augusto Cesar , á quien Vitruvio dedicó los libros de su Arquitectura , y cuyos tiem- pos reprehende de esta burleria y falsedad de Pintura. En nuestros tiempos han resus- citado este género de Pintura las reliquias de las grutas de Roma antiguas , habién- dose en ellas h-llado algunos exemplos, los quales la novedad ha extrañamente acari- ciado y acreditado , de suerte que topáis con muchos que tienen por mayor felicidad hacer bien una máscara y un monstruo, que una buena figura. Pa-


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Parecióme no ser fuera de propós¡to> mas antes necesario , habiendo tratado del origen y principio de la Pintura al fresco, demostrar en qué género de paredes y te- chos los antiguos usaron de esta Pintura , y cómo aparejaron las dichas paredes , y qué blanqueamientos y aparejos les dieron , para que este género de Pintura fuese bien asen- tado , para durar mucho , ser galán y per- petuo. La doctrina es de Vitruvio en el li-- bro VIL cap. IIL pero de tal manera cs- cripta , que sospecho está advertida de po- cos : á lo menos vemos el uso de esto que los Italianos llaman estuco por acá muy troca- do y corrompido. Esto creo debe de haber cau- sado nuevas invenciones para facilitar las co- sas y pretensiones que tienen , para que tengan semejanza á las antiguas y perfectas, aunque no io sean ; y como haya pocos que tengan verdadera noticia de los antiguos, pasan por antiguas , como entrevenga algu- no de mediano crédito que las autorice.

Dispone Vitruvio el techo de la cama* ra que se ha de blanquear de lo que ahora la novedad llama estuco en esta manera : di- ce , que después de enmaderada la pieza , se encarcele este tal enmaderamiento con cárce- les atravesadas de madera , que tenga pro- piedad de no torcerse , como es el box , el

ro-


DE LA PINTURA. 75

roble , el ciprés, el nebro y la oliva. Vieda la encina en toda cosa , porque allende d© torcerse, hace aberturas que dañan al blan- queado. En nuestra E^paña sera bueno el pino de Cuenca y Balsain antiguo y seco, porque es madera segura y íixa.

Estas cárceles han de ser clavadas con valientes clavos , que las detengan y esror- yen qualquiera faKedad y tercedura. Pero es de notar , como se colige de Vitruvio, no ser tan perpetuas y seguras estas cosas en techos llanos , como en techos que ten- gan alguna vuelta, y cerca de qualquier pun- to que sea : que en las tales paredes parece tener esta obra , que llaman estuco , mas fir- meza ; y si la bóveda ó vuelta que en la pieza se hace fuese de ladrillo ó cosa seme- jante , eran quitados mil inconvenientes , y no serian necesarias las cosas , que en los te* chos que tovieren maderamientos se requie- ren , sino envestir luego en tal bóveda el primer arenado , como en las paredes de pie- dra y ladrillo se acostumbra.

Manda , pues, Vitruvio , que en los te- chos de maderamientos, hora fueren llanos, ó torcieren á alguna parte , que echadas las cárceles y bien clavadas , tomen cañas y las machaquen y las hiendan , y las aten al di- cho techo con esparto Español muy bien

ata-


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atadas y liadas , como acá se hace en un ter» cho que le quieren envestir de yeso, y fué antiguamente usado en España , y se usa el día de hoy en la mayor parte de la An- dalucía , y Reyno de Granada , por falta- lies en algunas partes maderas para sus en- maderamientos (i).

Estas ataduras de las cañas con el es- parto al enmaderamiento , deben ser hechas con cuidado y destreza , porque en este apa- rejo consiste gran parte de la perfección do la obra , fixandolos con clavos entre tomi- za y tomiza. Hecho esto , manda Vitruvio, trusilar este te^ho de cañas. Esta palabra trusiiar trae confusión en esta doctrina, la quai palabra , ni el interprete Italiano de Vitruvio , ni los Latinos la han dado á en- tender. A mí me parece que trusilar quie- re decir lo mismo que en nuestro Espa- ñol decimos Xaharrar , que es el primer apa- rejo que se da acá á las paredes , para dis- ponerlas á recibir el blanqueado (2).

Pero demos que el trusilar sea lo quo tengo dicho , como osaría afirmar que lo es, nace de nuevo otra duda , la qual acerca

del

(i) Esta falta de maderas es ya muy antigua en Es** paña por la falta de plantíos , que también lo es. (i) Llamase en varias partes jarrear y enlucir.


DE LA PINTURA. yj

¿el Autor está dudosísima y es , quál será la mezcla con que se ha de trusÜar ó xa- harrar este techo ; pues parece claro en Vi- truvio , que el trusilar no es ninguna da las tres arenaciones , ni ninguna de las tres marmoraciones , sino cosa divisa y aparta- da de estas. Filandro , interprete de Vitru- vio , sospechó trusilar en este capítulo , ser una investidura de yeso , y Budeo afirma, ser esta la propia significación del trusilar.

Mi parecer es , que el trusilar siempre significa el primer aparejo que nosotros lla- mamos xaharro , y que algunas veces será de yeso , y otras de otra materia , como lo es en este lugar de Vitruvio de que se trata ; porque él expresamente manda que con este blanqueado que los modernos lla- man estuco , en ninguna manera se mezcle yeso , condenando la tal mezcla por mala y dañosa. Así me parece que esta trusila- cion , ó xaharro de que hablamos , sea de cal, y en lugar de arena se eche ladrillo mo- lido ó teja , ó cosa semejante molida , porque esto es notorio que travará mejor y mas fi- xamente que no la cal y arena.

Confirmase esta mi opinión con la mis- ma autoridad de Vitruvio , el qual dice en el libro V. cap. X. hablando de los techos de las cuevas : Inferior aiit¿m fars qu¿€ ad


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pavimentum spectat testa primum cum cales trussilctur ddnde cpere tectorio, sive alhario poliatur. Quieren estas palabras decir : la Irente del techo que responde al suelo , pri- meramente se trusile o xahurree con cal y polvo de barro cocido , como ladrillo , te- jas &c. y después le envistan el blanquea- do. Hecho pues este xaharro de cal y la. drillo cocido y molido , se han de dar otras tres envestiduras al techo de cal y arena. Dada la primera , han de esperar á que se empiece á secar , y luego dalle otra en- ■ vestidura , y yéndose á secar la segunda, dalle la tercera : de suerte , que allende de la trusilacion ó xaharro , se deben dar tres manos de cal y arena.

Hecho y seco ya esto , danse otras tres envestiduras de cal y marmol , la pri- mera gruesa , la segunda mas delgada, y la tercera mas sutil. Dadas así estas tres ma- nos de marmol , se da el bruñimiento con unos palos rollizos y lisos , ó algún otro instrumento para bruñir, que no tenga esqui- nas que dañen al blanqueado. Todas estas envestiduras deben ser dadas á regla y ni- vel , para que después la pintura que en las tales paredes se oviere de pintar no ten- ga diñcultades alg^unas.

El blanqueado , dice Vitruvio , que estu-

vie-


I


k se m co rci te

lili

otr¡ til


DE LA PINTURA, 79

viere hecho con esta diligencia será firme y perpetuo, y jamas hará abertura ninguna, porque los bruñimientos que así se le ovie- ren dado harán gran firmeza , y un pulimen- to con resplandor maravilloso , y las colo- res que aquí se metieren exprimirán muy claros lustres , y serán muy vistosas , por- que las colores que se gastan , y asientan so- bre los techos y paredes recientes y acaba- das de hacer , duran perpetuamente , y no pierden nada de su ser , la causa es porque las partes húmidas que tiene la cal quíindo se quema en el horno , se cuecen y consu- men de manera, que ella queda vana, y con una rareza aparejada para abrazar y ar- rebatar en sí qualquiera cosa que se le jun- te ; y así mezclada y ajuntada con otras co- sas de otra naturaleza , y juntadas las mate- rias y principios de las unas cosas con las otras , quando se seca se viene á macizar y endurecer de tal manera en qualquiera par- te que estuviese labrada , que parece que vuelve á cobrar las calidades propias de su generación y natural dureza primera.

Por tanto las paredes que fueren bien acabadas ni se hacen sucias con la vejez , ni aunque se frieguen , ni limpien no desechan ni despiden las colores , sino quando son he- chas con poca diligencia , y quando las co- ló-


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lores se dan estando ellas secas : de suerte, que quando en las paredes íuercn los blan- queamientos así hechos como e^ta escrito, ternan firmeza y lustre, y teman virtud para resistir á la vejez; peí o quando en las pa- redes no se diere sino una cubierta de are- na y cal , y otra de cal y marmol , no te- niendo la flaqueza resistencia , se rompe y gas- ta fácilmente , ni podrá conservar el lustre que los polimentos le dieren por no tener groseza.

Le sucederá al blanqueado que no tuvie- re cuerpo lo que al espejo de plata delga- da , el qual por su deigc^deza tiene iloxos é inciertos lustres y remisos resplandores : así por el contrario la pared que fuere de una masa gruesa recibiendo poiimeuto en si de mayores fuerzas , representara las imágenes á los miradores lucidas y ciertas. Por el con- siguiente , los blanqueamientos que se hacen de materia delgada , que es de pocas cu- biertas , no solamente se hacen resquebra- josos , pero también perecen brevemente , y los que fueren con firmeza de arenacio- nes y marmoraciones hechos , y de una gro- seza espesa , y siendo bruñidos con puli- mentos , no solamente se hacen avivados y resplandecientes , pero representan á los mi- radores sus imágenes verdaderas.

Es-


J


DE LA PINTURA. 8r Esto es lo que en partes Vitruvío, acerca de enlucir las paredes , dexó escrito: de manera que se colige por lo que de dicho Autor está alegado , que el verdade- ro estuco consta de un xaharro de cal y ladrillo , cuyas porciones serán dos pattes de cal y una de ladrillo molido , y de tres cubiertas de cal y arena. La primera ena- renacion , que es mezcla de cal y aren2, será de arena común y gruesa , las segun- das se puede proveer que sean de arena mas sutil y cernida para facilitar , y que en qualquier parte baste la arena que hay. Sobre estas arenaciones se han de dar otras tres de marmol y cal.

El marmol se apareja de esta manera: que molido pase por tres cedazos diferen- tes : lo que pasare por el mas ralo se ha de gastar en la primera investidura de cal y marmol , y lo segundo en la segunda, y lo mas delgado y apurado se pone en la última investidura ; y adviertan que hay marmol de dos maneras ; en unas canteras se hallan solamente unos terrones de mar- mol , y este basta para el estuco , otro es mas perfecto y de piezas mayores , del qual las desbastaduras bastan para el efecto. También es de notar , que á falta de marmol , servirían los guijarros blancos que


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se halbn junto á los ríos en España , loe quales quemados y molidos y cernidos, co- mo se aparejan para ios hornos de vidrio, son cosa excelente para este efecto : en tan- to , que aunque haya marmol en abundan- cia , se deben mezclar los dichos guijarros con el marmol , porque hacen mejor y mas resplandeciente la obra (i). Plinio alaba el blanqueado que tuviere tres arenados y dos marmoraciones , y añade , que Paneo , her- mano de Fidias , envistió las paredes de Elide en el templo de Minerva con cal y marmol amasado con leche y azafrán.

La leche hace gran firmeza y blancu- ra con la cal , y así en algunos logares, do este secreto se sabe , encañan con cal en lugar de agua , amasada con leche. Dice mas Plinio , que en su tiempo , si estas pa- redes se fregaran con un dedo mojado , que aun olian á azafrán , de donde se entiende que la mezcla de azafrán sirvió solo para el buen olor (2).

No

(i) Estos guijarros blancos aun sin cocer ^ mezclados con la cal harán todavía mejor efecto.

(2} En quanto á encañar con cal , amasada con leche en lugar de agua -, es cierto que la leche dá á la cal mas consistencia , y resulta, un blanco mas suave. Encañar parece que es blanquear con brocha ó brochón , y lo hacen los blanqueadores de oficio. En varias Provincias de España , particularmente en Extremadura , Tierra

de


DE LA PINTURA. 83

No es razón dexar de decir y que fué uso de los Griegos envestir sus paredes en la forma que habc mos contado (i) , los quales allende de lo dicho , para mayor fir- meza usaron otra diligencia que íué , des- pués de amasar la cal con el marmol , te- nian unos morteros grandes , en los qua- les echaban la cal y el marmol ya mez- clado , y allí á fuerza de peones y brazos, pisaban valentísimamente la dicha mezcla , á fin de que se encorporase y uniese á términos de un betún correoso , con la qual industria y diligencia hacian mas fuerte el blanquea- do de las paredes. Dice mas , tratando de la bondad que la cal para este género de F 2 blan-

de Campos , Valencia , 8z:c. Lo suelen hacer las cria- das ó nijgeres de los labradores , con unos trapos puestos en un palo ó caña larga , y á esto llaman en- Jalvegar , que suele ser con tierra blanca. (i) Para el betún que resulta de la cal , mármol ó gor- roncillos blancos molidos batido con leche , debe estar . la cal por algunos años en agua , cuidando de mudar- la cada ocho dias. Quando llega el caso de hacer uso, se toma con paleta la porción necesaria , y echándola en el mortero se le agregan los polvos de mármol ó gui- jarros , y también la leche : todo lo qual se bate con pisón de madera hasta que toma la consistencia de betún. Después se gasta con paleta, dándole el grueso que se quiere: consiguientemente se laba en fresco con paño \ se pule y saca lustre , si se aprieta con la mis- ma paleta , ó con espátulas hechas á propósito.


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blanqucadura ha de tener , y es , gue había ley antigua que vedaba que ningún desta- gero en el blanqueado de las paredes gasta- se cal que fuere de menos de tres años ; y esta , dice , ser una de las causas por donde jamas se resquebrajan : en lo qual el dia de hoy con gran perjuicio de los señores de las obras , no se tiene ninguna cuen- ta (I).

Dexado esto á parte , los antiguos des- pués de blanqueados los techos , los orna- ron variamente : haeian solamente llanos los cenadores del invierno , porque se pudie- sen limpiar mejor del humo del fuego y de las candelas. En los cenadores de vera- no , acostumbraban echar en los techos or- namentos de relieve , labrando coronas, com-» partimentos , al modo que nosotros usamos la yeseria en los techos de alcobas , gabi- íictes y oratorios , y así se puede enmoldar esta composición en la miel de los yese- ros (2) ; porque Vitruvio dice , que acaba- dos

(i) No se p)iede negar , que para que la cal tuviese todas las buenas qualidades que se expresan , conven- aria que estuviese enagua tres ó mas años, pues de e.-te modo sale exceieute para la construcción de bóve- das de ladrillo, descargadas , firmes y de óptima calidad.

(2') La miel de los yeseros es al parecer aquella ma- sa suave de veso que los Bovedístas y Albañiies hacea para dar la al ti.'- mano á laü moiduraa , que corren


DE LA PINTURA. Sj

áo% los techos les asienten sus coronamien- tos , y sean delgados , y de poco peso , por- que los pesados , no pudiéndose bien soste- ner , se caen , y ellos mismos con su peso se traen abaxo.

Por esta causa está claro haber los an- tiguos compuesto primero las coronas , com- partimentos , florones y obras semejantes acá baxo , y después haberlas pegado en lo alto de los techos con betún , ó con el mes- mo estuco , ó con otra cosa que los tuvie- se firmes , como al presente en nuestra yc- seria que se amolda , se hace. De suerte, que con esta declaración mia , se entende- rá qual es el falso estuco , ó el verdadero que los antiguos usaron , y hasta nuestros tiempos por la firmeza en muchas partes de Italia dura.

Demás de esto , á nosotros les Españo- les nos será fácil la labor del estuco , no solo en llano , sino también en relievo por el uso que tenemos de variar el yeso, por- que los mismos moldes de la miel , con que el yeso se enmolda , nos podrian á ca- F3 da

con tarrajas , y es la misma con que se laban hoy 1©5 enlucidos. Para pegar todas las piezas en las bóveda» ó techos rasos hacen ©tra masa de mas consistencia, á fia de que las piezas no ae caygan con clpeso.


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da paso servir para enmoldar la masa y com- posición del estuco. Pero Italia de algunos años acá , ha hallado modo como en las piezas que son de vuelta y bóveda, se pue- dan encorporar labores de estuco al tiem- po que se bace la mesma bóveda , lo qual no debieron de ignorar los antiguos , y es- to no hay duda sino ser mas firme , y de menos costa , pero no tiene lugar en techos llanos, sino en vuelta ó cercha , como di- cho tengo ; aunque me parece que me bas- taria el ánimo ingeniar como en un techo llano que no tuviese gran fuga , se pudie- se obrar el estuco relevado y labrado , co- mo en techo de bóveda se labra , adverti- do que sobre el dicho techo llano no se ha- llase después para mas larga dura (i).

El modo es de esta suerte : puesta la pared al alto que ha de llegar la corona- ción de la bóveda , y formados los estrivos en ella , pónganle luego la cimbria de ma- dera y entablamento , apuntándola muy bien

por

(i) Hoy se saben incorporar en España todas las mol- duras en las bóvedas y techos rasos , haciéndolas al mismo tiempo ^ pero así salen mas costosas , aunque son mas firmes^ y esta podrá ser la causa de no hacerlas generalmente al mismo tiempo , pues los due- ños de obras suelen mirar artes al menor coste que á la seguridad y firmeza j y de de esto \ <jué de pei> juicios no se siguen !


DE LA PINTURA. S7

por debaxo. Hecho esto , ténganse apareja- dos unos moldes de madera de la labor que se quiere ,de cavo fondo que sirvan de hem- bras j como en nuestra lengua decimos , y después se asienten los tales moldes sobre la cimbria de madera antes hecha : las espal- das de estos moldes se juntan con la cim- bria y el cavo fondo para arriba (i).

Esto bie^n asentado á nivel y regla y igualdad , henchirán los dichos moldes de la masa de estuco de composición de mar- mol y cal sotil , mas ó menos , como el dueño ó la obra lo demandare. Hecho esto, y llanos estos moldes, y tendida por igual F4 la

^ (i) En quanto al presente párrafo y los dos siguien- tes de estos Comentarios , puede decirse , que todos 3os buenos Albañiles compreiienderán bien , que , pues- tos los moldes sobre la parte superior de la cimbria, y ajustadas bien todas sus partes , cargando después «obre esta cimbria la bóveda , sacará los mismos re- lieves ó huecos que vayan figurados en los moldes.

Si las molduras ó relieves han de ser de masa de estuco , ó de otra cosa diferente , se llenan antes los moldes , óal mismo tiempo que la bóveda se vá hacien- do , poniendo también según el caso algunos garfios, que se agarran con ella ^ y para que la masa no se pe- gue á los moldes , y tengan menos que retocar las molduras , se untan los moldes con aceyte de linaza ó borra de aceyte , y así saldrán casi perfectas las mol- eduras , ya sean los moldes de barro , greda , yeso ó iñadera , pues de todo esto se pueden hacer.


88 COMENTARIOS la masa, empiecen luego á formar la bó- veda sobre la dicha masa de ladrillo y cal, y á mi parecer se sufriria de yeso y la- drillo la bóveda , si el caso lo requiriese. Hecha la bóveda y cerrada , se dexe todo enjugar hasta haber hecho presa , "y después quitense las cimbrias y lo que oviere roba- do del relieve , se repare.

También pueden ser las hembras de bar- ro , sacadas de algún relievo y tendidas so- bre la cimbria dicha , igualmente cerradas bien las junturas de los unos moldes con los otros , como no se pueda colar abaxo na- da , y obrarlo como arriba está dicho. Pe* ro adviértase que el estuco metido en mol- des de barro , terna mas necesidad de re- pararse , ó casi labrarlo de nuevo á cuchi- llo para perfeccionar la obra.

Parecióme ser justo , ya que se había dicho el modo de como los antiguos blan- quearon sus paredes , y dispuesto para la pintura , dar cuenta de las colores que en esta Pintura al fresco usaron. Hace , pues, Vitruvio mención de dos géneros de colo- res , el uno era de colores naturales , el otro de artificiales y compuestos. Entre los na- turales cuenta el ocre , el sil ático , el qual algunos quieren que sea color morado car- mesí , y el almagra : alaba el de Sinope , el

de


DE LA PINTURA. 89

de Egypto y el de España , lo de las Is- las de Mallorca y el Lemnio. Cuenta tam- bién entre estas colores naturales el Pareto- V nio , llamado así del lugar de Egypto don- de se cava. Dice Plino , que el Paretonio se cria de la espuma de la mar mezclada con barro , y que era el blanco que mas firmeza tenia por la livianeza. Cuenta asi- mismo el Melino : criase en la Isla de Me- ló , cuya color es vaya y semeja al membri- llo. Nombra mas la creta verde que se pue- de creer ser la verde tierra, que ai pre- sente usan ; y el oropimente : y la sanda- racha natural , á diferencia de la comptcs-" ta , la qual algunos llaman arsénico colorado. Cuenta m.as el bermellón , el qual , con- fiesa que si se pinta en parte donde el sol y ayre y luna le toca , que en pocos dias se mueve y torna negro. Nombra también el chrisocola (declaran algunos ser atincar) pero en íin , del mismo Vitruvio lib. VII. cap. XIV. se entiende ser color verde na- tural , el qual se cava junto á las minas de oro y plata. También entre estos cuen- ta el indico (los Venecianos le llaman en- digo ) cuyo color representa un azul es- curo que tira á negro.

Estas son las colores naturales que Vi- vuvio nombra en la pintura de paredes.

De:.-


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Después en las colores que constan áe ar- tificio , cuenta el atramento , que es color negra que de zumos de pez y de resina , y otras cosas se compone ; cuenta el sil , cu- yos terrones hechos asqua , y muertos en vi- nagre representan color de purpura. Usa- ron también del albayalde y de la sandá- raca compuesta , que es el albayalde que- mado , lo qual llamamos nosotros azarcón. Nombra entre las colores compuestas la ceruca , llamada en nuestra lengua , verde cardenillo.

Cuenta mas el ostro , el qual dice , ser la mas excelente color de todas las com- puestas : en nuestra lengua se dice carmin ó carmesí ; y al fin , como contase la pur- pura entre estas colores , de sus composi- ciones dice , que de la greda mezclada con las raices de rubia , y el ysgino , que sale púrpura. Dice el ysgino ser 'vacinium , 6 hyacinthum , y el vacinium cierto genero de violeta ó alelíes moradas : y de la misma manera templado el wacinium , y mezclán- dole leche sale de él una púrpura muy ga- lana : y á falta del sil ático , teniendo la violeta seca y echada en agua , y puesta á hervir , después de bien cocida , echada en un lienzo , y exprimida bien con las manos en un mortero, sale de ella una agua co- ló-


DE LA PINTURA. 91

lorada , en la qual echada después tierra eretria y bien mojada , representa el color del sil ático.

Asimismo , los que por la carestia no podian comprar chrisocola natural , toma- ban una yerba lútea , que es amarilla , de color de yema de huevo , y la mezclaban con azul , y de ella componían im verde muy verde. Igualmente faltando el color indico , se comporie y ¡unta , tomada tierra selemnusia que es blanca , y vidrio mezcla- do y molido en uno.. Piinio , añade , que el estiércol de palomas , mezclado con el vi- drio , junta la color indicada. Con esta co- lor , dice Piinio , que se pintaban los cuer- pos de las mugercs.

Estas son las colores , como Vitruvío dice , con las quales las pincuras en su tiem- po se hacían en las paredes perfectas y ga- lanas , las quales yo he referido , 110 por- que el dia de hoy falten colores , pero por- que fuesen notorias á los que de las cosas antiguas tienen gusto ; y cuenta las colores que antiguamente en estas paredes se gas- taron , y el dia de hoy se pueden gas- tar, (i). Ea suma , de toda esta doctrina

se- (2"^ Algunas de estas colores naturales y compuestas que Vitruvio refiere las han explicado los interpre- tes de dicho Autor con alguna variedad. Puede el cu- rio-


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se colige cómo se han de aparejar las pa> redes para ser pintadas para perficion y per- petuidad. De la perpetuidad nos dan tes- timonio las ruinas de Roma y otras partes de Italia , que con haber tantos años que están al ayre , y cubiertas de tierra , tie- nen lustre , firmeza y galanía (i).

Coiígese mas , que si no se quieren pintar las dichas paredes , la ventaja que terna este blanqueado al yeso , y los albi- ceres de relieve del estuque , al relieve de yeso , y la facilidad con que se puede obrar, pues los montes de Toledo nos dan mar- mol bastante , y los rios guijarros blancos y en abundancia , y la miel de los yeseros, que decimos , moldes hartos para enmoldar frisos y molduras , y semejantes cosas de

es-

rioso cotejar acerca de esto lo que se encuentra en el libro VIÍ. de Vitruvio en la citada traducción de Don Josef Ortiz , y en las notas desde el capítulo 7. hasta el fin del libro j pero respecto de que Guevara mas las refiere por curiosidad , que por necesidad que hoy tengamos de ellas , no hay para que detenernos sobre este punto.

(i) Las prolixas y diligentes preparaciones de que usaron los antiguos para sus pinturas á fresco , las han suplido los modernos con mucho ahorro de tiempo , y sin mas que una arenación ó aparejo de cal y arena. Esta práctica la explica bien Don Antonio Palomino en el segundo tomo de su Museo Pictórico , pag. 98. y siguientes.


DE LA PINTURA. 93

estuco , como hasta ahora en el yeso lo haii hecho.

Parece haber dexado Vitruvio de tra- tar dos cosas , con las qualcs tuviéramos en- tero cumplimiento del arte , de como los antiguos blanqueaban las paredes y pinta- ban. La una era de como tener híimida la pa- red , d_espues de hechos los bruñimientos en ella para que se pudiese pintar, y aca- barse la pintura antes que la pared se se- secase , pues afirma , que las colores deben ser metidas antes de estar seco el dicha blanqueado. La segunda era dexarnos dicho como se gastaban las colores , y se desata- ban en este género de pintura de paredes. Pero pues no lo dixo como cosa que enton- ces seria muy notoria á todos , parecióme ser justo imaginar como se debió entonces de hacer , y sitio dar orden como se haga. Para esto es necesario presuponer que el modo como ahora lo hacen es fal- so y mal compuesto , porque los artífices de estos tiempos blanquean un pedazo de pared (dcxemos que el blanqueado que u«^an 110 es antiguo ) y acabado le pintan : des- pués añaden otro pedazo de blanqueado, pintándole asimismo. En suma , este blan- queado se va haciendo por partes y no de un golpe , ni de una masa , en lo qual

hay


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hay grandes inconvenientes ; porque los blanqueados hechos de esta suerte , ni pue- den tener perficion , ni larga dura , sin que en ellos se hagan aberturas y otros vicios; porque el blanqueado que sucede al peda- zo primero ya seco , es manifiesto , no se unirá , ni incorporara con lo seco , con aque- lla firmeza que lo hiciera si el blanqueado se continuara con una misma masa, tiempo y continuación (i).

De aqui nace parecer en estos blanqueados faltas , las quales el tiempo nos muestra ca- da dia. Demás de esto, la pared que á pedazos se fuere blanqueando, no sufrirá se haga en ella la diligencia de los bruñimientos que Vitru- vio manda se haga , como cosa del todo ne- cesaria para la perfección , dura y galanía de las dichas paredes ; porque si en estas

(il En quanto á la duración de las pinturas á fres- co de los modernos , desde que Don Felipe de Gue- vara escribió, se puede asegurar que durarán porción de siglos. Ya cuentan mas de dos las de Lucas Cam- biaso en la bóveda del Coro del Escorial , y en la del Presbiterio , y las de Peregrino Tibaldi en la de la Biblioteca , y en las paredes del Coro de dicho Rea! Monasterio , conservándose perfectamente unas y otras. Esta duración , como digo , podrá verificarse muchos siglos , con tal que las bóvedas y paredes de estos edi- ficios se mantengan preservadas de que las penetren las lluvias ,y otras inclemencias , que las aniquilen , co- mo serian incendios , terremotos, ó males equivalentes.


DE LA PINTURA. 95

paredes por pedazos quisiésemos hacer la tal diligencia , no se podria hacer bien ni niedianamente ; lo uno , porque la pintura metida fresca recibiria daño en las partes donde se junta con el nuevo blanqueado. Demás de esto , estas tales paredes vernian á no ser hechas á regla ni nivel con per- íicion , antes de necesidad sucederia haber en ellas mil tesos y valles , por razón de las incorporaciones y de las masas dife- rentes al tiempo de juntarse el blanquea- do fresco con las partes ya secas (i).

Di-

(i) Sin embargo de las faltas que el Autor de los Co- mentarios dá por indispensables en las pinturas moder- nas á fresco , se puede decir, que Palomino , que dio re^ gks para los aparejos del fresco , trató á Lu- cas Jordán . uno de los mas prácticos fresquistas que se han conocido , y él también lo fué. Las obras de Jordán en el Escorial , en Madrid y en Toledo no mar- nifiestan estas faltas , y apenas se notan en ellas las uniones de las tareas , ni los tesos y valles expresa- dos. Durarán sin duda estas pinturas , corao las que el mismo Palomino hizo en Valencia, Granada, el Pau- lar 5 &c. con la misma frescura que ahora las ve- mos 5 al igual de las que se han dicho y de las de los antiguos, con las precauciones referidas , y sin la ruina de los edificios en donde están. Mengs, que fué gran investigador de las artes antiguas hizo sus obras á fresco , según la moderna práctica en es- te Real Palacio y en otras partes. Podrá ser que es- tas pinturas enterradas y puestas á la inclemencia del so! , del ayre y del agua no durasen lo que han durado las antiguas , que refiere Don Felipe de

Güe-


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Dichos , pues , los inconvenientes, ven- gamos al remedio. Para esto se presupone que los Artífices antiguos fueron muy di- ligentes y recatados : por esta causa tengo por muy cierto que nunca blanquearon las paredes por pedazos , pero que siempre, hora fuese largo ó corto el lienzo ó jas. tial (2) , como los nuestros dicen , le acaba- ron con una sazón y temple , el qual des- pués pintaron con tanta furia y áiWgcnciz^ qué la pintura y el secarse viniese á aca- barse á una : dexando aparte que ternian industria particular para dexar esa pared húmida algunos dias.

Por tanto yo he imaginado dos cosas para tener húmida una pared blanqueada, que fuere acabada con las diligencias que Vitruvio manda se acabe. La una , que aca- bada la pared , excepto aquellas partes que se fueren pintando , se cubra luego con al- gún lienzo mojado de agua muy limpia^

por- Guevara , y es cierto también , que causa maravi- lla la conservación de tantas como se encontraroü sepultadas y acometidas de las encendidas lavas del Vesuvio en las excavaciones de Portici , ó del Her- culano , que mas ha de veinte y cinco años tuve eí gusto de ver repetidas veces con motivo de haber es- tado una temporada en aquel Real Sitio.

( r) Jastial es voz que se usa en Extremadura y y sig- nifica un lienzo de pared.


1


DE LA PINTURA. ^j

porque este lienzo allende de humedecer el blanqueado , defenderá con su humidad que el ayre no deseque el dicho blanquea- do : y para entretener las dichas partes des- cubiertas y que se pintan , se tenga esta forma. Tenganse esponjas muy limpias en agua muy limpia , las quales medianamen- te exprimidas , se vayan poniendo en Ls par- tes del blanqueado que mas necesidad mos- trare tener de entretenerse húmido ; y esta diligencia hecha muy á menudo , y con consideración entreterná por hartos días este blanqueado húmido ; y así conseguire- mos el fin deseado que es tener paredes antiguas, pintadas con firmeza grande y con sumo acabamiento (i).

G Res-

(i) He hablado de las pinturas á fresco de Cin- cinato y Cambiaso eo el Escorial , como de exem- plos caseros. Buscándolos fuera de casa , no sé yo si Rafael de Urbino , Micael Angelo , y otros de su tiempo en Italia prepararían sus paredes y bóvedas, según ahora se usa, y como expiica Palomino, o si de algún otro modo mas conforme á las doctri- nas de Vitruvio ,como creen algunos. Lo cierto es que asíel Juicio final sobre el altar déla Capilla Siiíina en el Vaticano , y su bóveda se mantienen grandemente cerca de trescientos años ;y lo mismo sucedería con las Pinturas de Rafael, sino fuera queá puro copiarlas, y m.a- nosearlas continuamiente desde que se hicieron , han pa- decido y padecen ea partes que se tiene gran cuidado de repararlas. Las pinturas de estos Artífices están

acá-


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Resta tratar de como Vitruvio no no» dexó con qné se desataron las colores que en las tales paredes se gastaban. Parece es- tar ya esto remediado de los modernos, de- satándolas con agua de cal ; y pues esto en la Pintura les sucede bien , creamos que así lo hicieron los antiguos , y si no , que esto basta , aunque se ignore lo antiguo: pero adviértase que los modernos se enga- ñan creyendo que no gastaron los antiguos colores compuestos en estas paredes , sino naturales , y las mas de tierra. De este enga- ño Vitruvio da testimonio , pues nos dexó no solamente contadas las colores com.pues- tas que usaron , pero escribiendo también las composiciones de algunas.

Prueben , pues , las colores compuestas los que esta arte profesan, quizá les suce- derá como sucedió á los antiguos , y si no les sucediere , entenderseha que no se gas- tan hoy dia las colores en este género de pintura como antiguamente se gastaron ; y alto á la imaginación y buscar con ella el remedio : porque no es justo que ios pode- rosos que tales obras emprenden y aman, sean privados de tanta lindeza de colures

com-

acabadas quanto se puede desear , y piden las distan- cias de donde se han de ver.


DE LA PINTURA- 99

compuestas como en el mundo hay por ne- gligencia y floxedad de los Artífices ; y es- pecialmente se habla de trabajar esto con gran cuidado , por ser estas colores terreas que gastan las mas ásperas , duras , y que traea consigo un no se qué de melancolia.

ILUMINACIÓN*

NO osaría afirmar si tuvieron los anti- guos uso de aquel género de pintura Cñ pergamino , que en nuestra lengua llaman iluminación , aunque en alguna manera lo sospecho. Mención hay en Plinio de cosa pintada en pergamino ; pero , x:omo las co- lores de esta pintura estuviesen gastadas , n9 se colige.

Cuenta Plinio un cuento que le acon- teció á Marco Lépido en el Triumvirato y es , que siendo hospedado de los Magistra- dos de cierto pueblo , y puesto en un apo- sento junto á una huerta y árboles , otrodia se quexó de ellos , y aun amenazándoles, que el canto y ruido de los pájaros le habian quitado el sueño. Los Magistrados para re- medio de esto hicieron pintar en un per- gamino largo un dragón , y lo pusieron en el lugar donde los pájaros acudían. Cuén- tase que luego con aquel miedo las aves G 2 ca-


loo COMENTARIOS

callaron : y después se entendió que coa este secreto se podían acallar las aves en semejantes casos.

De solo este pergamino y de los per- gaminos á moJo de cartones de Parrasio, pintados , he hallado mención acerca de los antiguos. Otros por ventura leyendo con atención toparán mas y mas claridad de esta pintura. De ella , á mi juicio, se puede decir lo que de la copla y del melón , que en ninguna manera se sufren razonables. De este modo de la iluminación mas que de qualquiera otro género de pintura , no es tolerable si no es buena y buena. En Rema es ilustre cosa lo que Julio Epirota en es- te género de iluminación hace. Labra en lo que yo he visto figuras muy galanas y floridas , en lo qual yo desearia un poco mas de brio y espíritu , á quien ingeniosa- mente Fr. Andrés de León en nuestra Es- paña , Religioso del Orden de San Hieró- nimo imita en tanto , que conferida con el patrón la imitada , los dueños de los patro- nes se confunden algunas veces en escoger la suya (i).

DE

(i) De este Fray Andrés de León , y de sus obras ea el Escorial , véase tom. i del Viage de España Carta 3. donde se habla del Coro de dicho Monasterio.


1


DE LA PINTURA. loi


DE LOS SUELOS PINTADOS^

DEben referirse con razón entre la Pin- tura los suelos y paredes de los apo- sentos antiguos , pues contenían figuras é imágenes de cosas naturales , y eran hechos con razón de Pintura. Dice Plinio , que es- te género de solado , labrado con arte , á razón de pintura , que tuvo principio acer- ca de los Griegos , como todas las otras bue- nas artes , las quales después los Romanos, ó con imitación ú otras vias pasaron á Ro- ma , de suerte , que con razón podemos llamar á Roma Ximia de la Grecia.

Fué en ese género célebre Soso, el qual soló en Pérgamo el Aecon , llamado Asara- ton , en el qual suelo obró admirablemen- te unos relieves de una Escena con unas pedrezuelas pequeñas pintadas de varias co- lores : y como fuese costumbre entre los antiguos , en viendo en el suelo alguna re- liquia de yeso ó manjar , ir luego con la escoba á barrello , hacia donosamente picar- las antes , á lo qual aludió Marcial en sus genios , hablando de las escobas :

In pretio scopas testatiir palma fiiisse* Ocia , sed scopis nunc anakcta dabunt.

G ^ Di-


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Dice Marcial , que darán los relieves descanso ya á las escobas , porque los relie- ves figurados en el suelo con arte no se po- dian ya barrer.

Este género de pintura y solado no pa- rece haber tenido antiguamente nombre pro- pio , como lo tuvo después , llamándolo Mu- sayco , ó Muserio. De este género habló Nilo Escolástico , Poeta Griego , en el libro quarto de los Epigramas Griegos , en don- de introduce un Satyro donoso y risueño de verse tan presto , por medio de una pedre- zuela y otra , vuelto en Sátyro , el qual tra- ducido en latin es este.

JN SATYRVM QUI EX CALCULIS CONFEC' TUS ANTHIOCHIM VISEBATUR , NILl SCHOLASTICI , DIDACO GUEVARA IN- TERPRETE,

Nempe procax Satyrum genus est ; at dic

quid in omms. Quid tibi spectanti risus ah ore jlidt. Ridífo & admiror qtd juncto Mnc inda La*

pillo \^diius extemplo prodierim Sat/rus.

En Roma hay algunas reliquias de es- tos suelos. Este género de formar con es- tas


DE LA PINTURA. 103

tas pedrezuelas teñidas de varias colores, y con pedazos de marmoles varias imágenes, debió de pasar á las paredes. Célebres son las paredes de la iglesia de Monreal en Sicilia , así en abundancia como en arte ; pe- ro creo que á todo lo que de la antigüe- dad ha sobrado , vence lo que hay en Pa- lermo en una Iglesia del Castillo viejo, lla- mado San Pedro el Viejo , lo qual yo miré con gran atención el año de 35. vinien- do de la jornada de Túnez , adonde lle- vé á algunos de la nación á verlo , como cosa maravillosa.

mUSAICO DE VENERAS T CONCHITAS MARINAS*

DEspues , para mayor dura y galanía , in- geniaron hacer estas pedrezuelas de vidrio teñido de varias colores , con las qua- les pudieron mejor con la variedad de las colores imitar las cosas naturales. Los pedazos de vidrio se componen en los hornos de esta suerte. Quando los hornos están á punto y las cucharas de vidrio llenas y sazonadas , les me- ten á cada una la color que el Artífice quie- re. Después quando el dicho vidrio está bien sazonado , y las colores bien mezcladas , con unas cucharas largas se saca el tal vidrio ca- G 4 lien-


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lienre , y se tiende encima de una piedra li-^a y lljna , y luego con otra tal piedra <]ijs enema del vidrio se pone , se aprieta y alLna por igual , de suerte que todos los pedazos queden de un grueso , el qual será la tercera parte del alto de un dedo.

Después con un instrumento lo dividen y cortan en pedacitos quadrados , y con es- meril be cortan del largo y ancho que es ne- cesario , conforme al arte del debuxador ; y asi cortados llenan las escudillas cada qual de su color , para tenellas á mano , del mo- do que los Pintores tienen en cada escudilla divididas sus colores claras y escuras para labrar. Empero el vidiio para ropas, y pa- ra las luces de los campos se dora y se compone de esta suerte. Teman las planchas blancas de vidrio igualadas , y se bañan por encima todas con agua de goma , y después sobre ella se tienden los peines de oro. He- cho esto ponen scbre una pala de yerro las dichas planchas de vidrio , las quales meten en la boca del horno ; cubierto empero el dicho oro con otros vidrios sutiles que lo cubra todo , por los inconvenientes del ayrc, polvo y fuego : las quales se tienen asi en el h(irno hasta que esté el vidrio roxo , y entonces sacándolos del horno , el oro afier- ra en el vidrio con una presa maravillosa,

de


DE LA PINTURA. 105

de suerte que ni sol , ni agua basta después á qu tallo.

De estas tales partecillas de vidrio ó en los suelos ó en las paredes se componen las pintu- ras por el orden quecldeseño estuviese hecho. Ül betún con que estos pedazos se compo- nen , y se ayuntan se hace de los materia- les siguientes, es á saber , de termentina y ladrillo molido , clara de huevo y alquiti- ra , el qual mientras se obra se ha de te- ner cuidado de tenello siempre blando , ó envuelto en lienzos mojados , ó con aU:una otra arte : de suerte , que con este betún ,se envisten las paredes ó los suelos , en las quales se ha de componer el musayco, y por razón de que la envestidura ha de tener un poco de cuerpo , espera el dicho betún al Artífice dos ó tres dias , y en tiempos hú- midos quatro y mas.

La perficion de esta labor , demás de que el deseño sea bueno , claro y distinto, consiste en asentar los pedazos de vidrio que de tal manera estén unidos , y las esqui- nas iguales , y labrado á plomo y regla, que antes parezca Pintura á fresco que com- puesta de pedazos y partes.

Los modernos á imitación de esto feli- cisimamenteen Italia han emprendido á for- mar figuras y animales en las paredes con

con-


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Conchitas de la mar de varias colores , qU5 en las marinas de Romanía , ApuUa y Ca- labria se hallan , sirviéndose de ellas en hi- gar de lo que las piedras varias de colores servían á los antiguos en el musaico.

Yo vi labrado de esto en una huerta del Secretario Marturano fuera de Ñapóles la via de Calabria , el año mismo de 35 , co- mo invento entonces hallado , en las pare- des de una escalera que baxaba desde el sue- lo de una huerta á una fuente acia la par- te de la marina. Este musaico de Conchitas 110 ha aun llegado á España , ni creo ten- gan noticia de ello , salvo aquellos que en Ñapóles ó Roma , ó algunas partes de Ita- lia lo ovieren visto.

Es cierro , cosa rara , ver compuestos miembros y desnudos , y ropages , y anima- les de varias conchas , guardando el decora de todas las circunstancias necesarias á esta parte (i). Tanto se ha deleytado la curio- sa

(j) Siempre se suele tener por cosa rara qualquíera nuevo invento , como se tuvo en tiempo de Don Fe- lipe de Guevara este de hacer pinturas con Conchi- tas, pero hibiéndolas de todos coíores y mezclas quan- tas pueden desearse , no es difícil pintar figuras , ha-, cer composiciones , é imitar con ellas qualquier cosa , como con el mosaico , y aun con mucho me- nos tribijo^ bista que se tengan buenos dibuKOS é in- venciones , y abundancia de estas Conchitas. Las hay

en


DE LA PINTURA, 107

sa naturaleza en criar para el servicio de los hombres con variedad las cosas , puci en un género de Conchitas obró tantas di- versidades de colores , que bien compues- tas de un Artífice se imiten con ellas to- dos los animales criados.

ENCAUSTEN.

Usaron los antiguos otro género de pin- tura llamada Encausten , diferente del de las ceras , que fué hecho de barro esmal- tado de colores , lo qual en España llama- mos vedriado , y al presente en Italia , Fa- cnza y Pisa (i). Ingeniosamente se labra con gentil deseño de figuras y diversidad de colores en urnas , tazas y cosas semejantes. De este género de vedriado envistió Mar- co en las costas del Mar de Mallorca , y se desentierran entre la arena hasta dz la mayor sutileza y pequenez. Con ellas hacen flores de vulto > y de toda especie, con tal imitación á las verdaderas, que alguna vez me hubiera yo engañado viéndolas , ano saber que eran de estas conchitai.

(i) De este genero se ven varios platos y otras pie- zas vidriadas , que se creen hechas por dibuxos de •Bafael Urbino. Yo he visto muchas en Italia que guardan en los Gabinetes , y algunas tienen en Ma- drid los Señores Marques de la Florida , y Don Ni- colás de Vargas , y yo también tengo un plato muy bien execuíadoen que se representa el Kapto de Europa,


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co Agripa sus Termas, como Pliniolocuen ta en el libro XXXVl. Este es el primera y postrero exem.plo que de esta pintura de vedriado acerca de Pintores antiguos ho hallado.

Imagino , pues , ahora , quán rara y de leytosa obra seria envestir ahora las pare- des ó pórtico de algún jardin , ó otra qual- ^ quiera pieza de semejante obra. Porque si un chapado ó pared de azulejo en España es adorno grande de una cámara por esti- mada y preciada que sea , quánto mas lo seria teniendo las paredes todas chapadas de azulejos labrados con deseñg gentil de al guna poesía ó historia insigne de Encausto "2 íino de Faenza ó Pisa ; y la ordenanza s© facilitariaasí (i). Tq


ú Jo,


con lía


(i) Hoy se ha abandonado en Espafía la costumbre de revestir las habitaciones con azulejos historiados, de las quales todavia se conservan algunas que yo he visto en mis viages , y en Madrid están revestidos de elios los Claustros de la Merced , y de S. Feli- pe el Real ,■ de los quales -se habla en el tomo V. del Viage de España. Convendría que esta moda vol- viese , por lo bien que parecen estos revestimientos Ijj en algunas piezas, en jardines, pavimentos &c. , con tal que se hagan con buenos dibujos é invenciones. Los azulejos de la Merced son hechos todos en Toledo por Lucas del Pino en casa de Pedro del Pino año de 1623. ^os de S. Felipe el Real en Tala^^era , co- luo en ellos se dice , y aun hay escrito , F, Joan-' fies de SalazAY depinxit. Mejores que estos son ios que

hay


n feps ipi


Sci


lea


DE LA PINTURA. 109

lies Tomando al justo los altos y anchos del

t¡{ gabinete ó cámara , y señalados en ellas los lugares de las puertas y ventanas , se po-

1]{ dria hacer en un suelo llano el comparti- miento , juntados primeramente los azulejos

(Í5, del tamaño que los quisiesen formar, y asen- tados en el plano , como después en las pie- zas habían de ser repartidos , tirar por to- los juntos el deseño en universal ; y he-

yá2|:ho esto , después' pintar y perficionar par- licularmente aquella parte que á cada uno ie los quadros ó azulejos le ovieren cabi- do , y después metellos á fuego.

Daria yo á este universal deseño para .0 alto de la pieza su alquitrabe , friso y

ornisa , con su perspectiva de proyecto que

icá llamamos buelo : y desde el suelo ho- .ladero para lo alto , la cantidad necesaria,

onforme al alto de la cámara que ocupa-

re una cinta , como lo acostumbramos en España hacer en nuestros azulejos comunes i propósito , é intención del deseñador y sntre el alquitrabe y la faxa baxa meterla yo ana ordenanza de figuras acomodada á la


lay en Toledo en la sala de Ayuntaminto de vera- 10 , executados mucho después , esto es , á fines del >igJo pasado Se representan en ellos asuntos de guer- ra con mucho espíritu y bastante propiedad.


no COMENTARIOS

historia y poesía que se determinase pin- tar ; lo qual también otras veces se podría variar con partes de arquitectura y pcrspec tiva , y cosas semejantes : y hecho esto , se meterian las piezas en las paredes con ma- teria que fuese secante y fixa, como estu co , y en nuestra España yeso , donde la hay perfecto y bueno , y no hay pailicipa- cion de humidad.

En España , en quanto á lo que toca al barro , üneza y delgadeza de él , bien se labraria eñ Talayera , pero no se podria dar cumplimiento á la tal obra , aunque oviese deseñadores bastantes para el reparti- miento , como se podrian hallar ; porque fal taria á la tai obra la períicion , á causa que en España no saben fixar las colores en el fuego , como en Faenza y Pisa las fixan , ni tampoco saben gastar acá sino dos ó tres colores tan solamente. Y es cierto, que esto que toca á teñir y vedriar el barro con diversidades y buenas colores que en España están ayunos de ello ; y por confe sar verdad lo ignoran del todo , excepto estas groserías que en los azulejos se gas tan (i).

PIN'

(i) Sin embargo de la superioridad que lleva lo que se trabajaba en Pisa y Faenza á lo de Talavera,

hay


DE LA PINTURA. ni

jjij, PINTURA EN VIDRIO.

Di»

NO pararon aquí los ingenios y curio- sidad de los antiguos , pasando del bar- ro y otras materias al vidrio , adornando Tea- tros y aposentos con ello. El inventor de esto fué Marco Emilio Escauro , alnado que fué de Lucio Sila en los juegos de su edi- lidad , el qual hizo en ellos la mayor obra, como Plinio dice , que pudo ser hecha por mano de hombre , aunque se hiciera para perpetuidad , quanto mas siendo tempora- ria , y para derrocarse de necesidad den- tro de tres meses.

Esta fué un Teatro que tuvo tres Es- cenas , que es tres sobrados : la primera y mas baxa parte fué de marmol , la segun- da de vidrio , y la tercera de madera do- rada. Las columnas baxas de este Teatro fue- ron

hay cosas de entonces ó de algún tiempo después hechas en dicha Villa y en Toledo que no merecen el nombre de groserías , á no ser que esta expresión recayga , co- mo parece , sobre la diversidad y finura de colores con que vedriaban. De las fábricas de Talavera se habló en el tomo VII. del Viage de España Carta II. En este siglo se ha adelantado infinito este genero de Pin- tura en las que llaman fábricas de porcelana ^ primera- mente en la de Saxonia • después en otras de Fran- 'í cia 5 Inglaterra , 6ic. y en la del sido del Euen-Reciro. •era,


ri2 COMENTARIOS

ron de XXXVIlí. pies de alto, entre la» columnas de estas tres órdenes hubo tres mil estatuas. Fué tan grande que cupieron en él basta ochenta mil miradores. Aqui tuvieron origen las columnas y paredes de vidrio.

Este invento de Marco Escauro, aun- que tarde, se pasó á los aposentos y cáma- ras. Pruébalo Plinio diciendo, que si en tiem- po de Marco Agripa fuera usado envestir las paredes de vidrio, que es tener por cier- to que él envistiera sus termas de ello , y no de Encausten , que es vidriado de barro ; y así lo tiene por nuevo invento. Digo que se debió de empezar el uso de ello poco an- tes del tiempo de Vespasiano Augusto , de* baxo de quien vivió y escribió Piinio.

Pero nace de aquí una dificultad , y es, SI esta segunda orden del Teatro de Escau- ro fué de lo que arriba hemos llamado mu- saico , compuesto de pedrezuelas pequeñas de vidrio, como el musaico se compone, ó si fué aleun otro género de vidrio , como .ni presente le pintamos. Atrevimiento sería deierminar cosa que tan secamente está de Plinio tratada : aunque á mi parecer no se pueden Ibmar paredes de vidrio el musai- Cü , bien que las pedrezuelas de que se com- paiie sean de vidrio , porque en la tal obra

el


DE LA PINTURA. n^

el vidrio se esconde y desaparece , y queda solamente una diversidad de colores mostra- da, la quahe puede sospechar sea de otra mate- ria diferente del vidrio , como algunas ve- ces lo es , siendo las pedrezuelas varias de barro vedriado colorido , ó de pedazos de marmoles diferentes.

Persuádeme pensar fuese de vidrio pin- tado á nuestro modo , lo que Plinjo en otro lugar dice , y es > que no hay materia mas dispuesta ni apropiada y ni acomodada á la pintura que el vidrio. Pero demos que así fuese , como yo no dudo que fué , pare- ce seria necesario tener alguna groseza el vidrio, que en aposentos y paredes se ovie- se de g,istar para la seguridad y para ma- yor lustre de lo que en él se oviese de pintar. El pintarlo y repartillo era fácil , por ser cosa que tantos en Fiandes lo tratan y usan.

El modo de asentallo y afixallo en las paredes , y que la pared por ci respaldar no impidiese las luces , y escureciese la pin- tura , tenia necesidad de industria é ima- ginación , la qual yo determ.iné por ahora dexalla á otros mejores ingenios que el mío, para que tengan en que ocuparse si quie- ren en algún rato ocioso imaginallo : qui- %k ocupados en estas cosas dcxaráa d« pen-


114 COMENTARIOS

sar en otras peores (i).

Recatárame de dar materia á gastos y nuevas invenciones , si no entendiera quanto provecho se sigue á los pobres trabajado- res y mecánicos , los quales con solo el su- dor de sus personas y artes sostienen á sí y á su familia , de las labores que los po- derosos hacen , y las que , muy diferentes de estas , algunas veces emprenden. Porque acontece muchas veces poseer un hombre un millón de oro encerrado debaxo de mil llaves , sin que él , ni su propia mano se aproveche de un grano ; y de allí se arre- bata en un frenesí , no sin mysterio gran- de de Dios , como yo creo , y emprende al- gún edificio famoso , por donde este dine- ro ocultado , y que antes era de ningún provecho , se convierte en alimentar traba- jadores y mecánicos pobres , los quales á no hallar donde trabajar era necesario salteasen.

Otros , cansados de derramar dineros en

va-

(i) En Flandes se usó pintar en el respaldo , y aun en la delantera de los vidrios , como yo he visto en algunos muebles antiguos. En el segundo caso lo ha- cían sobre cristales azogados ó espejos , al modo de quatro que hay en la Sacristía de la Parroquia del Buen-Uetiro , sobre las quaies pinto graciosamente Lu- cas Jordán las quatro Estaciones del año , con va- rias figuras , ñore? , &c. Véase el tomo VI. del Via- ge de España, donde se trata del Retiro, num. i8.


DÉLA PINTURA. uj

vanidades y malos usos , algunas veces pa- ran en este , mas útil al bjen común que ningún otro exceso de la vida : porque , echa- da cuenta de cien mil ducados que en al- guna notable obra se gasten , se hallará ser verdad que aquel dinero se repartió en so- las gentes que viven de su sudor y trciba- jo, y á quien solas sus artes mecánicas man- tienen y sustentan (i).

PINTURA DE LAS TERSAS^

NO hay nada nuevo debaxo del sol , por«> que aquello que á nosotros nos lo pa- rece fué ya en tiempos pasados , como Sa- lomón lo dexó escrito , usado y dexado por cosa vulgar y trillada. Esto se trae á pro- pósito de la Pintura de las yerbas , las gua- les estos años pasados algunos han resusá- tado , como Matheolo Jb'uchsto , y de los H 2 nues-

(i) Euena y saludable política , usada en todos tiem- pos por benéficos Soberanos ^ con el primario f n de alimentar á sus subditos desvalidos , y tenerles en ocupación. No es posible señalar Príncipe en el si- glo presente que pueda compararse en esto al gran Carlos Tercero. Buen testimonio son , y lo serán por mu- chos siglos las suntuosas obras que -mandó hacer en su Reynado de Ñapóles , y lo serán iguahmente las que se han hecho, y se están haciendo dé su orden cu ei felicísimo de España,


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nuestros el Doctor Laguna Médico : y pa- ra averiguar quando llegó á noticia en tiem- po de los Romanos este género de Pintura, es necesario tomar el negocio de mas atrás. Consta , como lo refiere Plinio en el li- bro XXV. de su natural Historia , que los Romanos tuvieron poca noticia de la virtud y propiedad de las yerbas hasta que Mitri- dates , Rey de Ponto , fué en la Asia venci- do por Pompeyo Magno, el qual entre las otras grandezas de su ingenio , tuvo ser cui- dadosísimo particularm.ente de la medicina de las yerbas, la qual él inquirió con gran cuidado i procurando saber de sus subditos las propiededss que cada uno de ellos sabía, las quales todas tenia escritas secretamente en un caxon.

Después de vencido Mitridates , como Pompeyo Magno se apoderase de todos ios despojos reales , topando con estos Comen- tarios de las yerbas , los dio á Pompeyo La^e- no , liberto suyo , gramático doctísim.o en aquella arte herbolaria , para que los tras- ladase en latin ; de suerte , que aquella vic- toria que Pompeyo Magno tuvo de Mitri- dates , no solo fué útil y provechosa á h República , pero también á la vida y salud de los Romanos.

Después de esto Luax , Rey de los Ara-

bes^


DÉLA PINTURA. 117

bes , escribió de simples al Emperador Ne- rón, yCratevas, Dionisio y Metrodoro. Es- tos pintaron las efigies de las yerbas, y de- baxo de ellas pusieron sus efectos y virtu- des. Este es el origen que la Pintura de las yerbas acerca de los Romanos tuvo , la qual en nuestros tiem.pos al pie de la letra han imitado los Modernos. La opinión de Pli- nio es , que esta Pintura es muy engañosa, habiendo de competir con la naturaleza de tanta diversidad de colores , por la variedad de las manos que tratan é imitan estas co- sas , y porque no basta pintar una yerba en un solo estado y tiempo , pues es cieito que ellas en los quatro tiempos del año , Pri- mavera , Estío , Otoño é Invierno mudan de figura , color y ser.

Esto es lo que Dioscorides en la pre- fación de su obra dice , ser muy necesario al que tuviere gana de tener conoci- miento de las yerbas , que las conozcan quando nacen , y quando crecen , y qué fi- gura tienen ya crecidas y quando se acaban; porque aquel que tuviere solamente noticia del nacimiento de una yerba , no la conoce- rá adulta ni criada ; y por el contrario el que no la conociere sino criada , no la co- nocerá al nacer.

Esta fue la causa la qual obligó á mu- PI 3 ellos


ij8 comentarios

chos que escribieron de esta materia , negar que el quinquefolio g7'amen , Tusilagine no llevan fruto, ni hacen tronco: de suerte, que cl que quisiere tener conocimiento de las yerbas , es necesario las vea y mire muchas veces , y en muchos y diversos tiempos del año , y asimismo el que oviere de pm- tallas. Por tanto me parece que á la curio- sidad de los que han pintado yerbas en nues- tros tiempos, les han faltado de las quatro edades las tres , pues todos las han demos- trado en solo el tiempo que tienen , y han criado el fruto ^ simiente y flor,

SUELOS T ENrESTIDURAS VE PAREDES

HECHAS DE MARMOL , CON RAZÓN

JDE PINTURA,

LOS suelos que los Romanos antigua- mente usaron de mármol; ó de algu- na otra piedra diversa , que Plinio llama Scalfturata farumenta , piden con razón ser tenidos en cuenta entre los varios gé- neros de Pintura , aunque fuese el cincel el instrumento de este deseño que en los tales suelos se tiraba , obrando con él figuras y animales diversos , como con justa razón se .puevle sospechar que fuesen.

Estos suelos ScalpHiratos , como ¿kc^

tu-


í '


DE LA PINTURA. 119

tuvieron origen después de la tercera guer- ra Púnica. Bien creo haber tratado Plinio de este género de suelos tan sumariamente , por ser ellos tan comunes entonces á los Roma- nos, y como cosa sabida de todos , haber pasado de largo por ellos. De aquí consta que esta Pintura en llano , y á imitación declaro y' escuro, y que consta de solas lineas , es antigua , y que fué de los anti- guos usada , como la significación del voca- blo lo demuestra , ^porque favimentum scal- fturatum,si\c\o cincehdo quiere decir; y que este cincel fuese hecho con razón y arte de Pintura , no creo habrá nadie tan porfiado que sienta al contrario.

Vasari en su Pintura moderna tuvo por nuevo este invento , y engañóse de ello. Po- ne por exemplo lo que de este género hay en las paredes del Domo 6 Catedral de Sena, co- menzado de Ducio Senes , y después amplia- do y acabado de Domenico Becafumi ; y en el mismo lugar cuenta el modo como allí está obrado , el qual á mí me pareció ser muy á propósito referirle aquí.

La composición de esta tal Pintura en suelos ó paredes se hace de tres géneros de mármol : el uno blanco fino , el otro me- nos blanco, que tira á color de plomo, el ter- cero pardillo , el qual sirve en este género H4 de


Xio COMENTARIOS

de Pintura de escuro. Queriendo pues ha- cer en el mármol una figura , primero se ha- ce un cartón do claro , y escuro con las mismas tintas , que semejen á los géneros di- versos de mármoles dichos. Hecho esto com- ponense los márm.oles , y se ayuntan por la razón y cuenta que el Artífice en el car- tón lo tiene debuxado.

Habiendo puesto en una llaneza igual las dichas piezas del mármol , torna el Ar- tífice con un pincel colorido á perfilar en el mármol la figura ó figuras que en los car- tones estaban antes figuradas , y retocándo- las y alumbrándolas como un Artífice lo ha- ce en una figura que quiere dar j^eríeccion en un papel. Puesta ya la figura ó figuras en este estado , entra el Escultor con el cin- cel por aquellas últimas lineas que el Pintor en el mármol dibuxado habia ; y los perfi- les y lineas que el Pintor oviese allí debu- xado , va cavando en ellas la hondura ne- cesaria , y después de abiertas las lineas y perfiles en este modo , estas tales piezas de mármol se asientan , ó en el suelo ó en las^ paredes , para donde fueron aparejadas con cuenta , razón y arte.

Acabado esto se dispone un betún ne- gro aparejado con cola y tierra negra , con el qual caliente se van rehinchiendo todas

ks


DE LA PINTURA. 121

las cinceladuras , que por los perfiles del mármol estuvieren corridas ; el q\u\ después de enjuto , ya fijado allí , se frega con un pedazo de pómez para que lo supcifliio de este betún se quite , y con ladrillo molido, arena y agua lo irán lavando para el mis- mo efecto , para que toda la superficie de este mármol quede igual. Puesto en este estado , quedará la obra perfecta , de modo, que verdaderamente parezca una Pintura en llano.

Pero volviendo á los suelos antiguos, que Plinio llama scalpttiratos , mi parecer es que los antiguos se contentaron con cin- celar las figuras en la piedra de sola una color , sin buscar diferencias de mármoles para componer una figura. Así en nuestra España se podrían envestir las paredes ds un gabinete de mármol blanco , ó de ala- bastro, de que abunda mas , perfilando y asombrando tan solamente las figuras , y las partes de Arquitectura , que en la tal pa- red ó suelo se quisiesen obrar , con solas las cinceladuras llenas de negro , al modo que se nos representa un debuxo bien obrado con la tinta en un papel. Un gabinete con es- tas paredes y suelo , y un techo bien la- brado , ternia allende de la novedad , ma- jestad y galanía»

PIN-


121 COMENTARIOS

TINTURAS DE MADERAS DIVERSAS EM^ BUTIDAS r ATARACE.

Dudé algún tiempo si oviesen tenido los Romanos noticia de ac]iicl género de Pintura que en las maderas se obra , co- metiendo maderas diversas , unas con otras naturales y teñidas de varias colores , lo qual nosotros llamamos embutido , y los Iralia- nos Commeso di ¡e^no. La Germania labra el dia de hoy escritorios y mesas con gran- de aplauso de las gentes , ordenando en ellas perspectivas , y animales y efigies varias. Al íia topando con aquel capítulo XLIíT. de Plinio, libro XllT. entendí haber sido esto gratísimo á los Romanos , cometiendo, no solamente maderas unas con otras , pero aun huesos y cuernos á vueltas , variamente teñidos. También consta que no ignoraron lo que nuestra España llama atarace , aun- que obrado con mas arte que nosotros lo labramos el dia de hoy. Verificase esto por lo que Plinio en el libro Xl. de su natu- ral historia trae , cap. XXXVíI. , donde hablando de los cuernos diversos que los animales entre sí tienen , y del uso de e'los, entre otras cosas dice : Amid nos in Lami- nas secta trAnshicmt , atqiie etiam lumen

in


DE LA PINTURA. 123

inclüsum latius fundunt , multaque alia ad delitias conferunt , nunc tincta , 7innc siiblu ta , nimcque íerostrata ^icturis genere di- £ímtur.

De estas palabras claramente consta que la ataree antigua labrada con razón y arte de Pintura fué Ihiñ^á^í ceros trata , que sue- na obra labrada de cuernos , y por esta mis- ina causa podemos sospechar que el embu- tido de maderas se ILmáse de ellos Xilos- trata , que es labor de madera , como las de piedra se llaman Uthostrata , cuya com- posición por ser vocablos Griegos , sospecho ( como otras muchas cosas ) ser todo inven- to de Griegos,

Cuenta Plinio , que enfadándose los gus- tos en tiempo de Nerón de la variedad de las maderas , y de las materias de ellas en este arte , que ovo ingenios algunos enton- ces tan monstruosos que dexadas las cosas que la naturaleza en la tierra cria, fueron á revolver la mar , en la qual hallaron unas tortugas marinas , cuyas conchas vinieron á formar en láminas , y á partir en pedazos para quitar con ellas el fastidio y cansancio que el común uso de las maderas diversas les ha- bia acarreado : y así intentaron con ciertos medicamentos , de imitar en estas láminas de las conchas de tortugas marinas todos

los


124 COMENTARIOS

los géneros de maderas que naturales se ha- llan ; de suerte , que vino el Cedro y el Éba- no á ser mas precioso y estimado con pa- recerlo , que si verdaderamente lo fuera.

Yo no alabo gustos tan delicados que c un punto aborreciesen las cosas excelentes por ser comunes y usadas , antes ios conde- naría criminalmente si mi autoridad basta- se para ello : pero admiróme de ingenios, como Plinio dice , tan monstruosos , que con- virtiesen una materia tan seca como eran las conchas de las tortugas marinas con so- los unos medicamentos , en aparencias de tan- tas diversidades y géneros de maderas , de tal suerte , que contra orden de naturale- za se estimasen mas las imitadas y fingidas, que las verdaderas ; de manera , que todo lo que el dia de hoy en este genero de Pin- tura nos parece nuevo, no lo es, ni se de- be atribuir á invención , sino á imitación antigua.

Mostrado habernos que todas estas cosas de madera , huesos , y embutidos no son in- venciones del dia de hoy , sino imitaciones y restauraciones de las cosas antiguas : y así pide el lugar que confiramos las mesas an tiguas de madera con las de estos tiempos. Vemos venir de la Germania dos géneros ác mesas, unas que son hechas con razón

y


DE LA PINTURA. ruf

j arte de Pintura , embutiendo variedades de maderas , y otras que parece haberlas pin- tado la naturaleza , criando en algunas ma- deras tanta variedad de vetas y círculos, que parece haber querido en esto compe- tir con la pintura y Artífices de ella.

Pero dejadas las modernas aparte , de las quales hay tantos exemplos á cada paso, diremos la estima grande que de semej;<ii- tes mesas los Romanos hicieron , y las maderas de que fueron hechas.

Fué estimadísimo el Cedro , y nunca acaba de ser alabado. Dice Plinio que este Cedro se cria en una selva particular del monte Atlas junto á Mauritania. Ovó otro monte en la Mauritania citerior , llamado Ancorarlo , el qual criaba el Cedro , aun- que Plinio afirma estar ya este en su tiem- po agotado. Tenia este árbol semejanza con el Ciprés hembra y salvage , en las ojas. en el olor y en el tronco.

Foresta causa me parece que tuvo Teo* frasto razón de decir , que habia dos gé- neros de Cedros , al uno llama Licio , y al otro Púnico , y con esto se pueden concor- dar estos dos Autores , creyendo haber ha- blado Plinio del Púnico , y Teofrasto del Li- cio, el qual dice que era scn.ejante al Enebro, por donde parece ao haber visto el Púni- co


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co , que Plinio compara al Cypres hembra.

Pero dexado esto á parte , y otras mu- chas cosas que el Cedro daba materia de tratar^ volvamos á las mesas ^ y á la esti- maciüii y variedades de ellas. De esta ma- dera sallan unas mesas , que llamaban Tigri- nas , por la variedad de manchas que te- nían en la superficie como el Tigre. Otras llamaban Panterinas, las quales tenían la supeificie retortijada como aquelks anima- les que llaman Pantheras. Salieron otras cres- pas con ondas , y entonces eran las tales mas preciadas , quando las ondas imitaban los ojos de las colas del pavón. Después de estas fueron muy estimadas las crespas, is y menudas , como montón de tri- go , á las quales por esta razón llamaron Aflatas,

En suma , la estimación principal de es- tas mesas cosistia en la color y variedades de ellas. Sobre todas aplació mucho la co- lor del mulso , que es la color que la cla- rea hecha de vino y miel representa , y es un leonadillo vayo. Agradó la mesa que re- presentaba la lamprea , corridas sus vetas ne- gras por ella , entre las manchas , como fue- sen de diversas colores. Estimaron en este árbol mas lo que se criaba debaxo de tier- ra , y así vemos las raices de los árboles

criar


}


DÉLA PINTURA, 127

<:riar en sí mas variedad que los troncos , y ramas que sobre la tierra se crian.

Los Mauros curaban esta madera des- pués de cortada , cubriéndola de cera , y en- terrándola debaxo de tierra , y después ios Artífices la metían por siete dias entre los montones de trigo , y después la tenian in- terpoladamente dentro de otros siete al ay- xc , continuando esto algunos dias : y es cosa extráñalo que con esta diligencia per- día del peso , y se alivianaba.

Después las Naos , que de este Cedro se hacían , enseñaron , que no había indus- tria que hiciese al Cedro mas duro ni mas espeso para jamas enderse , que tenelle al- gún tiempo metido en la mar. Foliase esta madera en sumo grado , fregada con las manos salidas limpias de los baños. No se dañaban aunque les cayese vino encima , an- tes parecían haber nacido para él. La mas antigua mesa de que hay memoria fué la de Marco Cicerón , comprada por diez sex«  tercios.

Cuentanse otras dos que vendió Juba^ Rey de Mauritania, la una en quince sex- tercíos , y la otra poco menos. Cuéntase de otra , la qual se perdió en una quema , que había sido de los Cetegos , que fué troca- da por catorce sextercios, que es precio

de


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de una gran heredad , si por ventura ovle- se quien comprase una heredad en tanto. La grandeza de estos árboles de Cedro se puede entender por la redondez de estas me- sas , las quales todas , según Plinio , se coli- ge fueron redondas.

Cuenta dicho Plinio , que Nomio , Li- berto de Tiberio César , tuvo una , cuyo diámetro era algo mas que de quatro pies, y el grueso de ella algo mas que de me- dio pie. Fué también grande la de To- lomeo Rey de Mauritania , cuyo diámetro era de quatro pies y medio , compuesta de dos semicírculos , en la qual fué tan ma- ravillosa la juntura de los dos círculos , que se tuvo por mayor milagro la juntura con tan secreto primor y arte hecha , que lo fuera si la naturaleza las oviera juntado. Con este exemplo podrán los Ensambladores Es- pañoles dexarse de espantar de los Germa- nos , y ellos perder la vanagloria , si algu- na tienen, de su ensamblage.

Estas mesas eran estimadas en tanto , qu* se prefirian á las de oro , como por un dis- tico de nuestro Marcial parece claro.

Accipe foelices Athlantica muñera sihas Aiirea qid dsderít , multo fnínora dahit.

Tenían gran cuidado los antiguos ea

guar-


i


DE LA PINTURA. 129

güarnccellas , y asi parece haber sido su particular atavio el marfil que los antiguos tuvieron en gran precio. Por otros lugaies de Marcial parece haber sido siempre los pies de estas mesas hechos de marfil.

T« líbicos indis suspendis dentibus orbes Fiilcitur testa fagina mensa mihi :

Y tratando de unos pugilares Áticos dice:

Secta nisi in tenues essemtis ligna t abelas JEssemus libici nobik dentis omis»


Séneca fué reprehendido y tachado , que chufando tanto de Filosofía , fuese tan regala- do y codicioso, que tuviese, como Dion Casio lo cuenta, entre las otras riquezas que adqui- rió,quinientas mesas de Cedro redondas y igua- les con pies de marfil todas. Conferidas pues estas mesas de Cedro con las de este tiem- po , hechas con arte de Pintura , y sin ella perecen en una casa , principalmente las an- '¿Í5 tiguas muy aventajadas de las modernas, es- to es , en la limpieza ; no tienen betunes y barnices como las de estos tiempos , sin los j quales á la verdad ellas tendrian poco lus- tre ó ninguno ; y que esto fuese así en las antiguas se parece claro , por lo que Plinia I di-


m


,05 SI


lo^ COMENTARIOS

dixo , que el vino no las bañaba , y que su pulimento era el dedo muy limpio , espe- cialmente recien salido del baño. Es cierto que estas mesas modernas , por causa de la barniz son , ttoH me tangere ; porque usán- dolas , el berniz se despinta , y recogen en sí mil suciedades , y para que no se despin- ten es necesario no usar de ellas en comidas m cenas.

La madera que entre los antiguos tuvo el segundo lugar fué el Aceris que noso- tros llamamos Azre : si alcanzamos el per- fecto ó no , no me entremeto. Parece haber sido esto así por otro dicho de Marcial , cu- yo título es : Mmsa acema.

Non sum crispa quidem nec silva Jílta Maurat Sed norunt ¡anteas kr mea ligna dapes.

Confiere Plinio el Azre en grandeza ca- si con el Cedro , y en la elegancia y suti- leza de las obras : dale entre las maderas para este fin el segundo lugar: prefiere el que se cria en lo alto de los montes al cam- pesino , y así dice ser mas crespo y mas du- ro el montano. Compara las aguas de lo que fuere mas excelente á la cola de los pavo- nes. Plinio y Teofrasto ponen dos géneros de Azre , lo qual no pertenece á este lugar;

pe-


DE LA PINTURA. isr

pero pertenece dolerme que nunca acaba* xnos de ser Indios.

Criamos el acero para que nos lo refi- neii en Milán : criamos las lanas para Flan- des , para que con todo esto nos rescaten des- pués como á brutos. Cria España el Azre , el Fresno , la Haya , el Durillo , el Moral , el Enebro , tantas diversidades de árboles , cu- yas raices , y diferencias de vetas andan admirando los forasteros : y con todo esto nos admiramos tanto de un bufete embar- nizado que con él nos rescaten (i) peor que Indios salvages ; criando como cria la pro- vincia materias mejores que otra ningima para podellas hacer , si la bellaca ociosidad nuestra y holgazaneria no lo estorvase.

Parecióme ser justo continuar la Pintu- ra Griega, sin entremeter en ella cosas de los Pintores Romanos , pues están ya dichos los principios y crecimientos del arte de la Pintura , y los varios géneros de Pintura, y proseguir en todo las obras y nombres de los Artífices ilustres , que en la Pintu- ra antiguamente fueron señalados , y la es- tima que los Príncipes y pueblos hicieron de la Pintura, así comprando sus tablas en grandes precios , como en otros favores gran- I 2 des

(x) Nos saquen el dinero*


i3í^ COMENTARIOS

des que á los Artífices hicieron , lo qual con- ti nafremos por la orden que Plinio en esto nos ha dexaio.

Será pues necesario tornar á repetir al- gunos Pintores , de los quales está hecha ar- riba alguna mención; porque en la prime- ra memoria que de ellos habemos hecho, no fué nuestro intento sino solamente mos- trar lo que añadieron , ó trujeron de nue- vo á U Pintura , y las partes en que fueron excelentes , y no referir los otras partes que les toca , lo qual reservamos pa- ra este lugar.

Pero antes que empecemos á tratar de los particulares , será bien dar á entender las cosas que ayudaron á los Artífices, para pa- sar tan adelante en este arte de la Pintura, y perficionar las cosas en tanto grado^ que tuviesen suspensos los ánimos y jui- cios con tan grande admiración de los hom- bres de aquella edad antigua. Esto fué quanro á lo primero la competencia que tuvieron en el arte los unos y los otros : y lo segundo , que trabajaban , y trataban las artes los hombres de aquel tiempo , no so- lo por el interese , sino por la gloria y fa- ma y la qual suele e'.forzar á los hombres á pensar mayores cos,as de la"^ que natural- mente pensaran , si esta centella de gloria

na


DE LA PINTURA. 133

no les encendiera á levantarse sobre sí mis- mos (i).

Asi fué costumbre entre los Pintores antiguos publicar en los lugares insignes de Grecia contiendas y premios para aquel que xnejor pintura á ellas truxese. Seguíase de esto al vencedor honra , crédito , fama y provecho grande , escogiéndole las ciudades y pueblos antes que á otro ninguno , para sus obras publicas que hacian , allende del acrecentamiento que en las artes suele acar- rear la competencia , estudiando y trabajan- do en ellas con cuidado masque ordinaiio.

La primera contienda fué instituida por Paneo , hermano de Fidias , en Co- rinto y en Delfos ; y él fué el pnme- jo que contendió con Timagora , natural de Calcedon , el qual fué vencido en Delfos, como parece por un verso antiguo del mis- mo Timagora y por los Crónicos antiguos. Con este presupuesto empezaremos á con- tar las obras particulares de los antiguos I3 Ar-

(i) Quando h competencia es por el honor y la glo- ria , ciertamente que no hay caniino nías seguro pa- ra que el ingenio humano haga rápidos progresos en las Artes y en qualquiera otra cosa , pero quando no tiene otro obgeto que el vil interés , no hay que es- perar nada de bueno , sino mucho atraso en sus pro- ducciones y empresas.


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Artífices , y las contiendas que unos y otros trujeron.

PO LIONOTO TASIO*

Pintó Polignoto en Atenas á la mano izquierda del Propyleo, donde estaba un lugar que conrenia Pinturas , las qua- les Pinturas , dice Pausanias, en las cosas Áticas , que estaban por la antigüedad del tiempo algo gastadas-^^^n el suyo. Vivió Pau- sanias debaxo de Adriano Cesar. Entre las Pinturas estaban Diomedes y Ulises , de los quales el uno tomaba en Lemno el arco d; Filoctete , y el otro sacaba del Ilion el Paladión.

Estaba también allí pintado Orestes matan* doáEgisto, y Pilades, que mataba á los hijos de Nauplio, el qual habia venido en ayuda de Orestes. También se parecia allí como ma- taban á Polixena , junto al sepulcro de Achi- les , la qual crueldad con mucha razón de- xó de escribir Homero. También pintó á Ulyses junto al rio , acompañando las Vír- genes que habían salido á labarse con Nau- sicaa , de la misma manera que Homero lo escribió.

Pintó también Polio^noto en Atenas » en el antiguo Templo de Castor y Polux las

bo-


DE LA PINTURA. 135

bodas que ellos celebraron con las hijas de Leucipo. Allende de lo dicho pinto una tabla que estaba en el pórtico de Pompeyo en Roma, en la qual se dudaba de uno que pintó en ella con una rodela , si le pintó subiendo ó descendiendo. Peregrino exem- pío, y admirable ingenio construir una fi- gura en tal movimiento , que se pudiese du- dar si se movia para arriba ó para abaxo.

También en Delfos pinto un Templo y en Atenas un Pórtico de valde , que lla- maban Paecile : pintando Micon una parte de él por dinero ; de donde fué mayor la estima de Polignoto , y tanto , que los An- fitriones , que era el público Concilio de toda Grecia , le concedieron en toda ella el hospedage de valde. Fué entre los an- tiguos cosa de mucha estima , dar una Ciu- dad ó Provincia hospedage publico á un hom- bre particular.

AGLAOPHON , CEFISODORo , FITLO r EVENOR.

vUéron Pintores illustres en la Olimpia- da XC. Agkofon , Ceíiscdoro , Piy- lo y Evenor , padre de Parra.qo , y maes- tro del mayor Pintor , de los qnales no se sabe particularidad ninguna , mas de haber sido ilustres Pintores.

I 4 APO'


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APOLODORO ATENIENSE.

EN Pérgamo estaba una tabla de Apo- lodoro , que contenía un Sacerdote adorando , y Ayax abrasado de un rayo. Es«  ta Pintura , puesta delante de otras , era la que mas detenia los ojos de los miradores, Ayax fué el Oileo Rey de los Locrenses, á quien Palas mató con un rayo, porque en la toma de Troya forzó á Casandra Sacer- dotisa en su Templo,

[ ZEUXIS H E RACLEOT ES0

H Aliando Zeuxis las puertas de la Pintu- ra abiertas por Apolodoro en la Olim- piada XCV. año quarto , pasó por ellas muy adelante. Fué de algunos falsamente conta- do en la Olimpiada XCVIIl. lo qual si fuese así , fuera necesario haber sido an- tes de Demofilo Himereo , y Nescas Ta- sio , porque está en duda de qual de ellos oviese sido discípulo. Consta haberles he- cho Apolodoro unos versos , en que decia, que le habian llevado el arte , y que Zeu- xis la traía consigo.

Fueron tantas las riquezas que Zeuxis ganó con la Pintura , «¿ue para prueba y

os-


DE LA PINTURA. 157

ostentación de ellas ingirió unas letras de oró con su nombre en unos quadros de sus ves- tiduras en los Olimpios. Después ordenó dar sus Pinturas de valde , pareciéndole no íiaber precio digno ninguno con que com- jjrallas , como lo hizo , dando á los de Agri- gento una tabla de Alcmena , con quien Júpiter tomando la figura de Anfitrión su marido , se estuvo tres noches , estando él ocupado en la guerra contra los Telebos y Archelao , y pintó á Pan , Dios de los Pastores.

Entre otras cosas pintó á Penelope , mu- ^er de Ulises , en la qual pareció haber pintado sus costumbres , y pintó un Atleta, ^ue es un luchador , en el qual se com- plació en tanta manera , que le inscribió un verso célebre , quedecia : que se hallaría an- tes quien le tuviese envidia, que quien le imitase. También fué magnifico el Júpiter que pintó en su trono , estando los otros Dio- ses al rededor de él ^ y á Hercules mucha- cho , ahogando los Dragones delante de Alc- inena su madre > y á Anfitrión estreme- cido de verle.

Fué tan diligente en la Pintura , que ha- biendo de pintar una tabla á los Agrigenti- nos , que ellos dedicaban en el Templo de Juno , miró muchas doncellas dé

ellas


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ellas desnudas , y escogió cinco para que lo que en cada una oviese pcrfectísimo , lo re- presentase su Pintura. Tuvo por contempo- ráneos y competidores á Timantes , Andro- cydes , Eupompo y Parrasio , con el qual dicen, que tuvo una contienda, y fué, que co- mo Zeuxis truxiese pintadas unas uvas con tan dichoso suceso , que estando en el teatro volasen unas aves á ellas , y Parra- sio truxese pintada una tabla cubierta coa un lienzo ; Zeuxis , estando hinchado con el juicio que las aves habían hecho de sus uvas, le dixo : ea quita el lienzo , y mostrad vues- tra pintura : viendo que el lienzo era pin- tado , y mostrado el engaño , i'igenuamcn- te concedió á Parrasio la victoria , diciendo, que él había engañado las aves , y Parra- sio á sí mismo , siendo Artífice.

Cuentan que dtspues pintó Zeuxis un muchacho que llev«iba unas uvas , á las qua- les , como un paxaro volase , con la mis- ma ingenuidad se enojó con su obra , y dixo: mejor pinté las uvas que el muchacho , el qual si yo le perfícionara, las aves le temie- ran. De la mano de Zeuxis estaba en Ro- ma una tabla en el pórtico de Filipo que contenía á Elena , y en el Templo de la Concordia otra con Marsias , amarrado quan- do fué vencido de Apolo , compitiendo con

él


DE LA PINTURA. 139

el temerariamente en la música.

Cuentan que como Zeuxis acabase de pintar esta Elena , y Nicostrato , Pintor, la estuviese abobado y espantado mirando , lle- gándose uno le preguntó , por qué se admi- raba tanto de aquella arte , al qual él res- pondió : si vos tuvierades mis ojos , no me hicicrades esa pregunta. Fué mucho lo que Zeuxis ganó con su Elena , no la dexando ver sino á aquellos que le pagaban una cier- ta suma de dinero por ello. De aquí vinie- ron los Griegos de su tiempo á llamarla Ramera , por la ganancia que con ella hizo.

El lugar pide que digamos la causa por que vinieron de Grecia á Roma tantas ta- blas de Pintores y efigies de Estatuarios y Escultores Griegos. Los Romanos como guer- reasen con los Griegos , y al fin los ven- ciesen en un tiempo á unos , y en otro á otros ; los vencedores , como despojasen las Ciudades y tierras de Grecia , no solo se contentaron con llevarles el oro y plata , que tenian, pero también les despojaron de los ornamentos , con que en muchos años ha- bían adornado sus Ciudades y Templos , lle- vándoles las Pinturas , Estatuas y Pórticos para adornar sus triunfos en Roma ; otros para memoria suya por otras vias , publi- cándolas, y poniéndolas en lugares públicos

en


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en gracia de todo el' Pueblo : otros convír* tiéndolas en particulares usos , como ade- lante veremos.

Este fué el origen y causa por donde poco á poco se pasaron de Grecia á Roma todas las cosas insignes de Pintura , Escul- tura , y casi Arquitectura , madre antigua- mente de todas las buenas disciplinas y artes.

Demás de esto Zeuxis , á quien Lucia- no llama el mas excelente de los Pintores, procuró de no pintar cosas comunes y vul- gares , sino muy pocas : pintaba Héroes ó Dioses ó guerras. Antes tuvo una costumbre de buscar siempre algo de nuevo y raro que pintar , y así entre otras cosas señaladas de su osadia pintó un Centauro hembra , que criaba á sus tetas dos Centauricos muy pe- queños.

Cuenta Luciano , que en su tiempo es- taba en Atenas un retrato (i) de esta Pintura: que el principal enviandole á Roma por mandado de Lucio Syla se habia perdido jun- to á Mallea , promontorio de Licaonia. Cuenta mas , que él habia visto el prin- cipal , el qual describe en esta forma: Estaba pintada esta Centauro en un prado verde de céspedes muy floridos , y aquella

par- (i) Esto es mu copia-


1 DE LA PINTURA. tAi

li parte que tiene de yegua toda estaba en el suelo , extendidos los pies postreros del to- do para atrás, y aquella parte que repie- sentaba la efigie de muger , se iba levan- tando hasta un codo de alto peco á poco. Los pies delanteros no estaban extendidos del todo como quando se eclun de lado , ánres el uno estaba doblada la uña para atrás ; el otro levantado tocando la tierra , semej..nte al pie de un caballo que quiere levaritar- se del suelo,

Al uno de los muchachos tenia delante de sí entre sus brazos , al qual criaba en forma humana . metiéndole la teta de mu- ger en la boca : al otro criaba con la leche de yegua , como suele criarse un potrillo de su madre. En la parte mas alta de la t.>bla estaba un Centauro , esto es el mari- do de la que criaba aquellc^ niños , como sacando de una roca la c.beza tan solamen- te , riendo y mirando , sin asomar todo el cuerpo , el qual tenia un. León cachorri- llo en la mano diestra , levantándole para solamente por juego espantar con él los muchachos.

Allende de esto , las otras partes de la Pintura , las quales suelen ser causa que I los idiotas no nos parezca la excelencia del arte acabada, donde quiera eran con gran- de


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de industria trabajadas , tiradas lineas , y ex-^ tensiones acertadísimas por ella, y con mezclas de colores muy artizadas : y asimismo coa unas añadeduras de cosas muy al propósito^ allende de las sombras decentísimas y muy convenientes , no olvidando la razón y cuen- ta de los tamaños , y la proporción , y ar- monía de las medidas de toda la obra , to- do lo qual suelen admirar los Pintores que tienen cuidado y estudio de entender la ra- zón de todas las cosas ; y de sí dice Lucia no , que él alabaría principalmente en Zeu- xis la industria y virtud que en un solo ar- gumento ( teniendo cuenta en la diversidad de las cosas) oviese tan excelentemente mos- trado la diferencia del arte. Pintó al hom- bre respeluzado y terrible , y en gran ma- nera salvage , con una espantosa melena , y el cuero erizado y velloso , no solamente en aquella parte que tenia de caballo , pe- ro también en aquella que representaba fi- gura humana , y hízole en gran manera levan- tado de hombros , con un gesto risueño, aun- que montaraz y bravo.

De esta manera representó la imagen de hombre , pero la hembra pintóla á la seme- janza de una vegua hermosísima , como loioa aquellas de Tesalia , cerriles , y que no es- tan aun domadas. La otra media parte de

mu-


DE LA PINTURA. 143

muger formó con gran hermosura , sino en las orejas, las quales dexó informes, y sin acabamiento y hórridas.

Empero la juntura y comisión de los cuerpos , donde la parte de yegua se viene á juntar con la de muger , se iba unien- do poco á poco , y no de golpe , de ma- nera que ensolviéndose con un blando ayun- tamiento , engañaba los ojos de los mirado- res. El uno de los niños era salvage como el padre , y en aquella tierna edad cruel y terrible de vista. Ni carecía de admiración el mirar de los muchachos niñalmente alLeon- cillo , y que colgados de las tetas eran se- mejantes á la color de la madre.

No fué sin proposito tan largo Luciano en describir tan particularmente esta Pintu- la de Zeuxis , antes pretendió con ella no- tar al pueblo , al qual por la mayor parte suele agradar mas la novedad que la per- ficion y acabamiento en las artes : y así di- ce que Zeuxis , creyendo que con la perfi- cion y galanía de su arte habia de espan- tar y poner admiración á todos ; como lo mostrase en público , y todos con grandes alaridos aprobasen la Pintura , entendió que -la novedad del argumento los tenia suspen- sos , y que esta les quitaba la perfecta consi- deración del arte. Por esto , vuelto á su dis-

cí-


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cípulo Micción dixo : Quita esa Pintura , y envuelta llévala á casa , porque estos nos alaban y admiran tan solamente por la na acostumbrada vista, dexando de advertir en la perficion , lindeza y grande arte con que esta tabla está labrada ; y así vence en es- tos á la diligencia de la obra la novedad del argumento.

Podria mover con razón á los Pintores de este tiempo este cuento de Luciano i una de dos cosas ; ó á acabar sus Pinturas con gran diligencia y arte , ó á pensar co- sas nuevas , para, ó con las unas ó con las otras , acreditar sus oficinas , ó con entram-- bas al que fuese mejor considerado. Alaban- do Megabices en la oficina de Zeuxis unaa Pinturas comunes y ordinarias , y dexando de alabar otras de gran arte é industria , los. mozos de Zeuxis , teniendo en las manos cier- ta cosa que los Griegos llaman Aídanden^ le mofaban ; á quien entonces dixo Zeuxis; Megablces , quando callas , estos mozos pro- meten de ti gran cosa , teniendo cuenta de tu presencia y ornato , pero queriendo tii decir alguna cosa artificiosa se rien : por la qual me parece que seas mas atentado y consi-, aerado en semejantes alabanzas , y ates la lengua, y no alabes aquellas cosas que no entiendes, ni son de tu oficio. Grands era

la


DE LA PINTURA. 145

la libertad que los Artífices de aquellos tiem- pos con los Principes teníau , por la grande afición que ellos tenian á las buenas arteSj y á los ingenios raros de su tiempo.

PARRASIO.

PArrasio , hijo de Evenor , pintó el genio (que Plinio llama Daanon) de los Ate- nienses con un argumento inc enioso. Quiso mostrarle vario , ayrado , injusto , inconstan- te , inexorable , clemente , piadoso , miseri- cordioso , erguido , humilde , feroz y teme^ roso, y quiso mostrarle en todas estas cosas juntas. Exemplo es este para levantar el dia de hoy algún buen ingenio á pensar mayo- res cosas de las que comunmente se tra* tan , habiendo emprendido Parrasio á expri- mir en una figura tantas perturbaciones y afectos de un animo juntos.

Pintó á Teseo que estuvo en el Capito- lio de Roma , hijo de Aegeo , Rey de Ate- nas , el qual venció á las Amazonas, tra- yendo consigo una. de ellas llamada Hypo- lite , en la qual ovo a Hypolito. Mató al Minotauro, y fué tenido por otro Hercu- les en trabajos y en otros hechos : y á Na- vareo armado con un coselete en una tabla q^ue está en Rodas. Pintó á Meleagro ^ y K Her-


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Hercules , y Perseo , la qual tabla fué allí trc$ veces tocada de un rayo , y no se acabó de ¿escruir ; lo qual fué tenido por gran mi- lagro. Pintó también un Archigalo que era un Sacerdote de la Diosa Cibeles , los qua- les se castraban á sí mismos , y vestian un hábito antiguamente insigne. Los Sacerdotes de esta Diosa eran llamados Galos , y al principal de ellos llamaron Archigalo. Estimó Tiberio Cesar mucho esta Pintura» ;¡ y según escribe Decio Eculeo , la encerró ¡. en su cámara , siendo estimada en sesenta |i sexcercios.

Pintó á Cresa en hábito de ama de le* \ che con un niño en los brazos , y á Filisea y á Baco , figurada la virtud delante de ellos, y dos muchachos , en los quales se vé la se- guridad y simplicidad de la ed^d. Pintó un jí Sacerdote , y un muchacho teniendo la co- rona y la acerra , aparejos para los Sacrifi- cios de aquel tiempo. Ovó otras dos Pintu- ras suyas nobilísimas , dos Hypolitos , el uno corriendo en una contienda , de tal manera, que parecia verdaderamente sudar en ella; el otro quitándose las armas , de manera que parecia estar acezando. Alabase en la misma tabla Eneas , Castor y Polux , Agamenón, Aquiles y Ulises.

Fué muy amigo de gloria , diciendo ser

por


DE LA PINTURA. 147

pot él traída el arte á perficion , y sobre todo traer origen de Apolo. Decia estar Her- cules , el que pintó en Tindo , pintado de la suerte misma que él le habia visto dur- miendo. Compitió con Timantes en Samo, y siendo por grandes sobornos vencido de él en la Pintura de Ayax , y juicio de armas, dixo en nombre de Ayax , que no podia su- frir tornar segunda vez á ser vencido por un indigno. Pmtó también cosas menudas y lascivas , diciendo recrearse en aquella" burlas. Fué fama ser su diligencia en la Pintu- ra tanto , que habiendo de pintar un Pro- meteo atado , como Júpiter mandó á Mer- curio le atase en el monte Caucaso , para tormento y castigo del fuego que del Cie- lo habia hurtado , para espirarle en los hom- bres que de barro habia hecho , compró un Esclavo viejo de Olinto , al tiempo que Fi- lipo Rey de Macedonia tomaba por fuer- za dicha ciudad de Olinto , y mandó ven- der los captivos Olintios , que de buena guerra habían sido alli presos. Mandó atar* le de tal manera , y atormentar para su imi- tación , que dicen haber muerto el triste Olintio en el tormento , para poder mos- trar en la Pintura tan naturales los tormen- tos de Prometeo , como su Olintio verda- deramente padeciendo allí los representaba. Ka Tu-


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Tuvo Parrasio entre otros levantamien- tos , costumbre de vestirse de purpura y traer en la cabeza una corona de oro , lo qual se entendió entre otros de muchos Epi* gramas griegos. Acostumbraba también traer en la mano una vara redonda de racimos de oro. Trabajó con facilidad y aplacimiento en su oficina. Cantaba y tañia para aliviar el trabajo del arte. Traía atados los zapatos con lazos de oro , como lo contó Teofrasto,

TIMANTES.

Timantes, de quien diximos haber sido ingeniosísimo en la Pintura , pintó los varones ilustres , que los Griegos llamaban Heroas acabadisimamentc , en los quales com- prehendió toda la arte de pintar hombres. Es- ta obra estuvo en Roma en el Templo da h Paz.

EUXENIHAS.

EN este mismo tiempo fué Euxcnldas f el que enseñó á Aristidcs claro Ar* tiiice.


fíV*


DE LA PINTURA. X49

E ü P o M P o.

EUpompo enseñó á Panfilo , maestro que ' después fué de Apeles. De Eu pom- po era la Pintura que contenia un Vence- dor , que habia vencido una contienda Gim- nástica , el qual tenía una palma en la ma- no. Sospecho haber estado esta Pintura en Roma , por haber hablado Plinio de ella co- mo cosa que tenia presente.

ECHION^r TERIMACO.

FUéron claros Pintores en la Olimpíada CVII. Echion y Terimaco. De Fchioii eran las muy nobles Pinturas que represen- taban un Libero Padre , que es Baco , á la Tragedia , á la Comedia , y á Semiramis, que de moza llega á ser Re y na , y á una vieja que va adelante alumbrando con unas hachas a una novia notablemente vergonzo- sa. También parece haber estado estas Pin- turas en Roma en vida de Plinio.


K 3 APE'


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A -P EL ES.

ENntre las glorias que en la Pintura Ape- les ruvo , fué , que promulgó en sus imperios A lexandro Magno una ley, que nin- guno le pintase sino Apeles ; en lo qual tu- vo Aléxandro , á mi parecer , buena consi* aeración , y la terpian todos aquellos Prín- cipes que huelgan de dexar memoria á los venideros de quales fueron , y esto por los inconvenientes que en ser pintados de mu- chos se ofrecen.

Muchos Pintores ( como todos no sean muy excelentes en la imitación) por acreditar sus cíicin«is con semejantes retratos , suelen pin- tar , como á cada paso lo vemos , á algunos Prmcipes tan fuera de término y de como son , que á mi juicio , si los tales Príncipes se viesen pintados quales por esas pandas y calles los traen , y por donde nunca fueron vistos ; habían de dar de buena razón la mi- tad de sus estados por no parecer tales qua- les estos Pintores al mundo los muestran (i).

Fué

(i) Estando yo en NapoWs vi repetidas veces por aquellas calles y tiendas malisimos retratos de nues- tro Bey , como executados por Artífices del todo ig- norantes ; y aun oí decir ^ que habiendo acusado di- chas pinturas á S. Tvl. , respondió por un principio

d9


DE LA PINTURA. ijx

Filé Apeles en su trato muy apacible: por esta causa agrado á Alexandro t?nto, que muchas veces iba á la oficina de Ape- les á entretener con él el tiempo : y hablan- do allí Alexandro algunas cosas no muy acertadas acerca de la Pintura , graciosamen- te le persuadia á que callase , diciendole ; ej|- tos muchachos que están aquí moliendo co- lores se ríen de vos. Tanta era la autoridad que tenia él con el Rey, que, aunque no muy sufrido , le osaba decir semejantes cosas ; y parece por exemplo muy claro haberle Ale- xandro siempre hecho grandes honras , por- que como oviese mand^^do a Apeles que le letratase una de sus amigas llamada Campas- K4 pe

ée humanidad , acaso mas digno que los de Alexan- dro ; con tal que esos pobres ganen su vida , nada me importa que mis retratos sean tan malos é in- decentes como decís. Semejantes á los de Ñapóles sue* Jen verse por las calles y tiendas de Madrid. Des- de que Mengs pintó el Retrato de S. M. ( que ya son mas de veinte años) no se ha vuelto á brcer con aquella dignidad y nobleza , que á tan gran Mo- narca corresponde. Estas obras que son para satis- facción y complacencia de los Vasallos se debian re- petir de quando en quando , no solamente de la per- sona de S. M. , sino también de los Príncipes y de toda la Peal Familia ; pues de otro modo no tendrán los venideros el gusto que nosotros de ver tan bel- los retratos , como nos quedan de nuestros Sobera- nos , desde Carlos V. hasta nuestra edad.


isa COMENTARIOS

pe desnuda , por la gran hermosura suya, y si lU i eje haberse también enamorado de eila Apeles , se la dio en don.

Gi^n ánimo , pero mayor la victoria de sí mi<mo , y no fué estimado menor en es- to que en otras grandes victorias que tuvo. Ovó algunos que dixercn , que la Venus Andiomene fuese pintada por este exemplo. Trae Eliano por exemplo de un amor gran- de lo que amó Apeles á Pancasta , natural de Lariso , la qual Plinio llama Campaspe , y no Pancasta.

Pintó la imagen del Rey Antioco , al qual le faltaba un ojo: habiendo pensado primero como encubrirle aquella falta, pin- tóle torcido el rostro , para que lo que fal- taba en el cuerpo pareciese faltar en la Pin- tur- tra mas verdaderamente su cara la Vln'Jfr^ que lo promete : agudo encarecimiento de Plinio. Todas las imágenes que en la Pin- tura nos esconden el rostro , parece , como toda la cara no se parezca , que la prome- ten mas verdaderamente que la muestran: y así queriendo Plinio dar á entender la perficion del arte de este Hercules vuelto, dixo al contrario que mostraba mas verda- deramente la cara que la prometía.

Pintó un Héroe desnudo , en la qual Pintura dicen haber desafiado a la naturale- za, por estos y otros exemplos , se puedo entender , quanto mayor cuidado tuvieron los antiguos en esta arte que los modernos, y con quanta mayor diligencia estudiaron para perficionarse en ella. Yo sospecho que la naturaleza duerme segura el dia de hoy^ de ser vencida , ni desafiada en semejantes empresas , sino es de muy pocos (i}.

Ovó

(i) Los pocos que Don Felipe de Guevara exceptúa en sus Comentarios , podrán ser Rafael de Urbino, el Corregió , Miguel Ángel , y algún otro. No sé que diria hoy dicho Autor , quando habló de este modo en el mejor tiempo que las Artes han tenido después de su restauración. No se pnede negar , qu© desde entonces han ido descayendo hasta nuestra edadj pues aunque uno ü «tro Profesor haya sido capaz de


res-


íS6 COMENTARIOS

Ovó un caballo pintado de Apeles en cierta competencia que con otros Pintores tuvo ; y sintiendo que sus contrarios preva- lecían contra el , con favor y sobornos , ape- ló del juicio de los hombres para el de lat bestias , y hizo que cada una de las Pintu- ras de la contienda , que era un caballo , so mostrase á otros caballos vivos , los quales, i solo el caballo de Apeles relincharon. Y este experimento quedo siempre de ahí en adelante en el arte , en semejantes casos.

Pintó á Neptolemo á caballo contra los Persas , y á Archelao con su muger y hi- ja, y á Antigono armado andando á caballo. Los peritos del arte prefieren á todas sus pinturas el Antigono acaballo , y á Diana mezclada en un coro de vírgenes , que es' taban sacrificando , en lo qual parece haber vencido lo; versos de Homero , que refe- rían lo mismo.

Escribe Estrabon , que Antigono , pinta- do

restituirlas al estado floreciente , que en dicho tiem- po tuvieron en Italia , ó no se han seguido sus exem- plos , ó no se ha dado crédito á sus admoniciones. So- bre la decadencia de la Pintura y de su actual es- tado en Europa , véase la sabia Oración que el Ex- celentísimo Señor Duque de Almodovar dixo el año pasado de 1737. , en el concurso general de premios, que celebró la Real Academia de San Feroando.



1:


r)ELA PINTURA. 157

¿o por Apeles , estaba en la Isla de Coo en un ai rabal del mismo nombre en el templo de Esculapio. Pintó lo c^iie no se puede pintar, que es, truenos , relámpagos y ra- yos : á estas Pinturas llamaban bront^yas- irafen, ceraunobolon.

Digna cosa es de saber lo que le acon- teció con Protogenes , el qual vivia en Ro- das ; y como Apeles allí aportase , deseoso de ver y conocer sus obras , las quales has- ta allí conocía solo por fama ; en saltando en tierra tiró luego á su oficina : (acaso Protogenes estaba fuera ) adonde hallo una vieja guardando una gran tabla que tenia aparejada para pintar en ella. Preguntando por él , la vieja respondió , que Protogenes estaba fuera , y dixo , que quién diria k habia venido á buscar. Apeles respondió: este , y arrebatando un pincel , tiró una linea de color subtilísimapor la tabla. Vuelto Pro- togenes contóle la vieja lo que le habia pa- sado. Dicen , que contemplando Protogenes la subtileza de la linea , dixo haber venido allí Apeles , porque era imposible caber en otro obra de tanto acabamiento. Qué do- nayre debe de hacer á algunos el dia de hoy el tirar de una linea I

Pero volvamos al cuento , luego Proto- genes tomando un pincel de otra color tiró

otra


1

J5S COMENTARIOS j

otra linea, dividiendo con ella la primerq; í tirada por Apeles , y saliéndose de casa , man- dó , que si allí volviese el de la primera li- nea , que le mostrasen lo hecho , y que di- xesen , este es el que buscáis ; y así acon- teció , que volviendo Apeles , y habiendo vergüenza de quedar vencido , dividió con otra color la segunda linea , dividida por Pro- togenes , no dexando ya lugar ninguna de subtileza. Protogenes , confesándose por ven- cido , dio consigo en el puerto á buscar al nuevo huésped. Plugo mostrar á los veni- deros esta tabla en esta manera con gran mi- lagro de todos , especialmente de los Artífices Esta tabla estuvo en Roma , y se per- dió quando la primera vez se le quemó la casa á Cesar en el Palacio , la qual dice Pli- nio haber visto y mirado con gran aten- ción ; y que no contenia en un gran espa- cio otra cosa , sino unas lineas que huyen la vista ; y entre muchas y muy señalada obras que estaba puesta , parecia una cosa va lia sin contener nada , pero llevaba tras s las gentes , siendo mas noble que ninguns otra cosa que allí estuviese (i).

Fue ' (i) Parece suficiente esta explicación de Plinio pa ra que no parezca tan indubitable , lo que algunos hr. escrito sobre que estas lineas eran dlbuxos contornado "*' Ó lineales , que el una al otro se fueron corrigien: ^

d(


DE LA PINTURA. 1J9

Fué Apeles muy benigno para sus com- petidores : él fué el primero que acreditó á Protogenes con los Rodios, el qual era tenido de ellos en poco , como suelen ser las cosas caseras , y que se tienen á mano. Preguntándole Apeles qué tanto quería por las obras que tenia acabadas , y pi- diéndole Protogenes no sé qué de po- ca estima , dixo , que le daría por c^da una de ellas cinqüenta talentos , que son treinta mil escudos j y luego echó fama que las compraba para vendellas por suyas.

Esta prueba despertó á les Rodios á co- nocer el Artífice que tenían entre manos^ y no quiso soltar las pinturas, sino pujan- do ellos el precio sobre lo que él por ellas habia ofrecido.

Retrató Apeles tan al propio y con tan* ta semejanza los hombres , que parece increí- ble lo que Apíon Gramático dexó escrito, y fué que un Fisionomo de estos que adi- vinan y juzgan por los rostros , juzgó por los retratos de Apeles el tiempo de las muer- J tes de los dueños , diciendo ser ya venidas

á


do ; tenienda por disputa ridicula la de tirar aque- llas lineas , cuyo mérito podía consistir en la sutile- za , tratándose de dos hombres tan grandes en el ar- t« , como fueron Apeles y Protogenes.


i6o COMENTARIOS

á algunos , y de otros el tiempo en que ha- blan de morir.

CAienta Eliano , que viendo Alexandro Magno un dia en Efeso en casa de Apeles su retrato , y no le alabase bastantemente, que Apeles hizo meter un caballo donde tenia otro pintado : y como el caballo, visto el pintado , luego relinchase , dixo Ape- les , o Rey , este caballo parece tener en ja Pintura mejor juicio que vos. Tuvo Ape* les por costumbre , que jamas se le pasa- se el dia sin exercitar su arte /tirando si- quiera una linea, de donde quedó el refrán: ningún dia sin linea , nulla dies sine linea*

También usó poner las obras acabadas fuera de su oficina , para que los que pasa- sen las viesen , poniéndose él detras de ellas, para escuchar lo que tachaban en ellas. En- tendiendo quán diligente juez suele ser el vulgo en estas cosas : y como un dia pasa- se un zapatero , y dixese , que en el cha- pín de una Venus habia pocos asideros he- chos para las ataduras de él , y otro dia lo hallase enmendado , hinchado de la pri- pera tacha el zapatero , empezó á reprehen- der ciertas faltas , á su juicio , en una pier- na de la figura , entonces enojado Apeles', asomándose dixo : el zapatero no juzgue del alcoríjue arriba ; non ultrO' crepdam Sutor,

io


DE LA PINTURA. i6r

lo qual también quedó en proverbio.

No fué acepto Apeles á rolomeo Rey de Egipto , primero de este nombre , Ca- pitán que antes fuera de Alexandro Mag- no , mientras fuera en su compañía ; y co- mo un dia una tormenta le echase en Ale- xandria , adonde Tolomeo rey naba, ^us ému- los sobornaron á un truan del Rey , que convidase á Apeles á cenar con el Rey. Tolomeo indignado de ver venir á Apeles á su cena, hizo venir dcianre de si todos sus llamadores , y los que tenían oficio de convidar á sus cenas , para que mostrase Ape- les por qual de ellos había sido convidado. Entonces Apeles arrebatando un rizón de la lumbre , y matándole en una pared , deli- neó de presto un rostro ,de suerte , que al momento el Rey conoció haber sido su truan el que le había convidado.

Pintó Apeles á la fortuna asentada , y preguntado^or qué la ponía asi asentada, respondió , porque nunca lo estaba , alu- diendo al nunca estar queda , y su inconstan- cia. Pintó también la calumnia, la quaí , aun- que solo Luciano haga mención de ella , de- be ser tenida por una de las obras mas célebres que hizo , así por el argumento de eila, como porque es de creer , daría á tan ilus- tre argumento la perfección que solía dar

L ^ á


i62 COMENTARIOS

á las otras tablas suyas. La ocasión que tu- vo para pintalla fué la que aquí diremos. Fué Apeles acusado de Antifilo Pintor, acerca de Tolomeo Rey de Egypto , dicien- do que Apeles habia sido participante en la conjuración , que Teodosa en la ciudad de Tiro habia hecho contra Tolomeo , aunqu«  el pobre Apeles nunca habia visto á Tiro, ni conocido á Teodosa , sino en quanto ha- bia¡ oído por fama ser el Teodosa Prefecto y Gobernador de Tolomeo en Fenicia.

Con todo esto Antifilo , competidor de Apeles en la Pintura , y del crédito que ea ella tenia, acordó de acusarle , diciendo á Tolomeo, haberle visto conversar con Teo- dosa, principe de esta conjuración , fami- liarmente y comer con él , y haberle vis- to hablar en secreto con él á la mesa co- miendo ; y poco después haberse amotinado Tiro , y tomádose Pelusio por consejo de Apeles. Entonces Tolomeo , con no ser de ordinario muy sufrido , se alteró tanto con esta admiración de calumnia , que , olvidadas las conjeturas que en el caso podia hacer para disininuilla , no advirtió , que el ca- lumniador era competidor en el arte de Ape- les, y que Apeles era de tan poca fortuna y estado , que en ninguna manera pudiera ser por él entregado ni vendido Pelusio , y

quQ


DE LA PINTURA. 1Í3

que era el Pintor que mas beneñcios de él había recibido ; ni advirtió de preguntar í Apeles si habia navegado alguna vez para Tiro : antes le pareció que al momento de- bía ser castigado , y con esto altero todo el Palacio , llamando á Apeles pérfido , in- grato, traydor , acechador y conjurador.

Fué gran suerte , que uno de los pre- sos que en la conjuración se había hallado, se indignara osadamente de la maldad de Antifilo , y apiadado del desastrado Apeles, probando que Apeles no había tenido nin- guna conjuración con los alborotadores. Sin esto iiubiera sin duda pagado con la cabe- za la pena de los Tirios , aunque no tenía culpa alguna.

Con esto Tolomeo tornando en sí mu- dó la sentencia , y dio en don á Apeles cíen talentos, añadiéndole á su calumniador Antifilo por esclavo. Después Apeles en me- moria de su peligro vengóse de la calumnia, pintándola en esta manera.

A la diestra estaba un hombre asentado, señalado con unas largas orejas , de la mane- ra que acostumbran á pintar las de Midas, el qual extiende la mano de lexos á la ca- lumnia , que se viene acercando á él : al re- dedor estaban dos mugeres , sino me enga- ño , la una era la ignorancia , y la otra la L 2 sos-


i64 COMENTARIOS

sospecha. De otra parte se allega la calum- nia muy ataviada , mostrando en su gesto y en el meneo de su cuerpo , traer consigo una rabia fiera , y una ira en su pecho altera- disima. En la izquierda tenia una hacha en- cendida , y con la derecha traía arrebatado un mancebo por los cabellos , el qual venia levantando las manos al CieJo , é invocan- do á Dios delante de un hombre amarillo de mala visión , con una agudeza de ojos semejante á aquellos que están consumidos de algún mal. Fácilmente se adivina ser es- ta la embidia.

Demás de esto , seguían y acompañaban á la calumnia ciertas mugeres, cuyo oficio es avisar á su señora , y instruirla y com- ponerla. El interprete de esta Pintura decia, que era la asechanza y el engaño. Detras venia la penitencia de una vestidura de lu- to negra y hecha pedazos , la qual vuelta la cabeza sobre las espaldas , recibía con lá- grimas , y con vergüenza á la verdad , que viene á lo lexos. Con esta Pintura conso- ló su caso y fortuna Apeles.


ARJS'


PE LA PINTURA. 165


ÁRISTTDES.

Pintó Aristides en la toma de una ciu- dad una madre muriéndose de una herida , y un niño , que arrastrando iba á tomar la teta. Entendíase en la Pintura el sentimiento de la madre , y temor que te- nia , no mamase el niño sangre en lugar de leche , que ya le faltaba. Esta tabla pasó Alexandro Magno á su patria Pela.

Pintó una batalla que oviéron los Grie- gos con los Persas , en la qual comprehen- dió cien figuras , habiendo hecho antes ave- nencia con Mnason , Tirano de los Eleaten- ses , que por cada figura le daria diez mi- nas , son diez minas cien ducados ; de suer- te , que esta Pintura se pagó en diez mil escudos.

Pintó coches de quatro caballos corrien- do : asimismo á un hombre que pedia con tanto afecto , que casi parecía tener voz, y también pintó á unos cazadores con la presa de la caza. Igualmente á un Pintor llamado Leoncio , y á Ana Pavomenen , mu- riéndose de amores de su hermano.

Pintó al Dios Baco y Ariadne , los qua-

les se vieron en Roma en el Templo de Ce-

rcs ; y en el Templo de Apolo se vio un

L3 Tra-


i66 COMENTARIOS

Tragcdo , que es representador , y un mu- chacho. Esta Pintura pereció por necedad de un Pintor , dándola Marco Junio Pre- tor á liirpiar, habiendo de hacer los ludos Apolinares.

En la Capilla de la Fe en el Capito- lio se vio otra Pintura suya , que contenia la imagen de un viejo , enseñando á un mu- chacho á tíjñer el harpa. Pinto un enfer- mo , el qual nunca se dexo de alabar. Fué tanto lo cjue valió en esta arte , que se es- cribe haber comprado Átalo , Rey de Bitinia, una tabla suya por cien talentos* Cien talentos áticos menores son sesenta mil escudos.

PROTOGEJNES.

EN este mismo tiempo floreció Proto- genes. Su patria fué Caunia , la qual era sujeta á los Rodios. No se sabe quien le enseñó. Fué en los principios pobrísimo y diligentísimo en el acabar , y por esta causa hubo pocas Pinturas suyas. Algunos dicen que h^ista los cinquenta años no pin- tó sino naos. Toman argumento para creer- lo así, que pintando en Atenas en el Tem- plo de Minerva el Propylcon , en el qual pintó al noble Paralo, ya Moniada , que algunos llaman Nausicaa, añadió á la Pin-

tu-


DE LA PINTURA. 167

tura nnas navecillas largas en lugar de lo ' que los Pintores llaman Paterga , á fin de mostrar á qiianta alteza de ostentación ovie- sen llegado sus obras de tan pequeños prin- cipios.

Entre dichas obras dan la gloria á una que él llamó Jalysiis, la qual estuvo dedicada en Roma en el Templo de la Paz. Cuen- tan que mientras la pintó no comió sino altramuces remojados , á fin de pasasar con ellos la hambre y la sed , por no embotar el entendimiento con manjares de mas gus- to. Tardó en hacerla siete años , como refie- re Eliano en su varia historia.

A esta Pintura dio color quatro veces, nna sobre otra, para defensa del tiempo y otros daños , á fin de que habiéndose gasta- do la una color , sucediese la otra. Estaba en esta Pintura un perro maravillosamen- te pintado , el qual pintó juntamente el aca- so y el arte : parecióle que no acababa de exprimir bien la espuma del tal perro que estaba acezando. Habiéndose satisfecho de to- das las demás cosas aunque dificilisimas , pa- recíale que la espuma se apartaba mucho de la verdadera : le parecía ser pintada, y no como verdaderamente nacida allí.

Estaba por esto con gran congoja de

ánimo : deseaba que en su Pintura pareciese

L4 lo


i68 COMENTARIOS

lo verdadero, y no lo verisímil. No se sa- tisfaciendo en ninguna manera de esto , eno- jadc^ con el arte , y aborrecido , porque se entendia ser la espuma pmtada y no ver- dadera , dio con el pincel en el lugar de la tabla que no habia querido recibir la es- puma, y la tabla repartió las colores que le quedaron con el cuidado que él habia deseado , formando la suerte lo que era na- natural en el arte. Dicen que por este exemplo le sucedió lo mismo á Nealces en la espu- ma de un caballo, pintado un hombre que le iba parando con un chiflo De esta ma- nera representó Protogenes y la fortuna su perro.

Cuenta Estrabon en el décimo quarto de su Geografía , que habia en esta Pintu- ra de Protogenes , llamada Jalysus un Saty- ro junto á una columna , y encima de la columna unas perdices , de las quales se ad- miró tanto el pueblo , que menospreciaron al Satyro , aunque estaba maravillosa y per- fectisimamente pintado. Aumentó la admi- ración de las perdices la diligencia de los cazadores , llevando allí perdices vivas de re- clamo , las quales puestas en frente de las pintadas , súbitamente cantaban , y se mata- ban por juntarse con ellas. ^ Viendo Protogenes la aprobación que el

pue-


DE LA PINTURA. 169

pueblo hacia de sus perdices , pidió licen- cia á los Edituos , que eran los Sacrista- nes , á cuyo cargo estaba su Pintura , le de- xasen borrar el Sátyro, lo qual ellos le con- cedieron. Puédese notar aquí la hidalguia de los Artífices de aquel tiempo, los qua- les se rendían en sus obras á los juicios áge- nos , y á los entendimientos bien compues- tos y afinados , lo que en el dia de hoy no sé si es así , ni si habrá alguno que se rindiese á Apeles (i).

Esta tabla Jal/sus fué causa que el Rey Demetrio no tomase á Rodas , teniéndola cercada , y no pudiéndose tomar sino por la parte de la ciudad , donde estaba pues- ta ; y así no quemó la ciudad por no que- marla , y perdonando á la Pintura , se le escapó la ocasión de la victoria (2).

Es-

(i^ Bien pudiéramos decir en nuestros dias , lo que sobre &&zq dixo en los suyos el Autor de los Co- mentarios 'j pues vemos la terquedad con que algunos defienden en sus obras partes muy mal hechas , y á veces disparates conocidos : siempre contentos y sa- tisfechos en oir á los que se lo alaban todo , aunque los tengan por ignorantes , y mas duros que peñas para rendirse al parecer ageno , no siendo favorable á lo que ellos han hecho , bueno ó m.alo que sea. De aquí resulta, que expuestas después al público sus obras , son justamente mormuradas con disgusto de quien las hi- zo y de quien las pagó.

(aj Jalyso , hijo de Ochimo , y de Rodas , fundó es-


ta


i/o COMENTARIOS

Estaba á la sazón Protogenes en una huer- ta suya fuera de la ciudad en los mismos reales de Demetrio , y no le estorvaron las guerras para que del todo dexase sus obras. Llamado del Rey fué preguntado , en qué confianza estaba fuera de los muros de Ro- das , á lo qual é\ respondió ; porque sabia que él tenia guerra con los Rodios , y na con las buenas artes. Así mandó luego De» metrio poner guardas para la seguridad d© Protogenes , gozándose de poder salvar las manos , á las quales habia ya perdonado.

Por no impedirle Demetrio de sus obras con llamarle amenudo , determinó el cní- migo de su grado irle á buscar ; y echados á parte los deseos de la victoria entre las armas y los combates de la muralla , se es- taba mirando al Artífice. Añadióse á la Pin* tura esta gloria del tiempo , por haber si- do hecha debaxo de las armas. Contenia esta Pintura un Satyro , y para mostrar la se- guridad del tiempo en que fué pintada , pú- sole en las manos unas nautas. Fué llama- do Ajta pavomenen.

Pin- ta ciudad , segua la fábula , y fué gran cazador. La tabla en que le pintó Protogenes mereció grandes aplausos, aun del mismo Apeles , que fué su compe- tidor. Hizo también memorable esta Pintura la ca- sualidad de la espuma del perro.


DE LA PINTURA. 171

, Pintó mas á Cidipo y á TIepolemo , y á PiliscOjEscriüorde Tragedias, meditando: tam- bién al Rey Antigono y á la madre de Aris- tóteles Filosofo , el qual también le persiia- dia que pintase los hechos de Alexandro Mag- no , por Ja eternidad. Metióle en esta fan- tasía de pintar los hechos de Alexandro ua ímpetu de ánimo , un aplacimiento del ar- te, antes que otra cosa ninguna , y á la íia pintó al mismo Alexandro y al Dios Ba- co. Kizo también Protogenes , como dicho es , estatuas de bronce.

Pintó Protogenes en Atenas en la Cu- ria de los Quinientos á los seis Varones que ellos llaman Thesmotetas , como supremo magistrado. Elegíanse cada año en Atenas quinientos Senadores , y el lugar donde se juntaban á consejo se llamaba la Curia de los Quinientos.

A S C L E P I o D o RO,

Fué en esta misma edad Asclepiodoro, de quien se admiraba Apeles en la si- metria. A este dio Mnason Tirano , por do- ce Dioses que le pintó , tres mil y seiscien- tas minas ; por cada Dios trescientas minas, que fueron treinta y seis mil escudos : y el mismo Mnason dio á Temnesto , Pintor,

por


172 COMENTARIOS

por cada un Heroa que le pintó cien minas. Cien minas son mil escudos.


NICOMACHO»

A Estos se junta Nicomaco , hijo de Aristodemo y su discípulo. Este pin- tó el rapto de Proserpina , la qual tabla estuvo en Roma en el Capitolio , en el Tem- plo de Minerva , sobre la Capilla de la Juventud. En el mismo Capitolio estuvo otra Pintura suya , la qual puso allí Plan- eo , Capitán general de lin exército de Ro- manos. Esta fué una victoria que arrebata- ba una quadriga en lo alto. Fué el pri- mero que puso pileo á Ulises en la cabeza. Pintó á Apolo y á Diana , y á la Ma- dre de los Dioses asentada sobre un León; á unas Sacerdotisas de B.4C0 , y á unos Sa- tyros que se les iban acercando sin sentillo. Pintó también á Scila que estaba en tiem- po de Plinio en Roma en el Templo de la Paz. No ovó Pintor de mas presteza en el arte. Cuentan que habia tomado á destajo de pintar un sepulcro que Aristrato Tyrano de los Sycyones hacia en memoria de Te- leste Poeta , asentado dia determinado en que se habia de acabar , el qual no vino á poner mano en él , sino muy poco antes

del


DE LA PINTURA. 173

¿el plazo en que había de ser acabado. E$- tándole el Rey amenazando con la pena , con «na presteza y arte maravillosa acabó la obra antes del plazo.

Tuvo por discípulos á Aristides , su her-" mano , y á Filoxeno Eretrio , quien pintó una tabla para el Rey Casandro , á la qual no se podia preferir otra ninguna. Contenia esta Pintura la batalla que tuvo Alexandro con Dario. Pintó asimismo la lascivia , en cuya obra eraban unos Sylenos comiendo. Este es de quien diximos atrás que habia hallada otras vias para la presteza , allende de las que por su Maestro Nicomaco esta- ban ya halladas.

NICOFANES.

Nlcofancs fué pulido y galán Pintor : bus- có argumentos de cosas antiguas que pintar por la eternidad de las mismas co- sas. Fué hombre de un ánimo impetuoso, y á quien habia pocos que se comparasen. Tuvo gran gravedad y levantamiento en el arte.


PER'


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P E R S E o,

PErseo , discípulo de Apeles , á quien ell dedicó los libros que escribió del artel de la Pintura , fué en este tiempo , peral muy desigual de Zeuxis y Apeles. Si estos libros estuviesen en pie , como están otroí muchos de aquel tiempo , bien tuviéramos! en que estudiar los aficionados á la Pintura.

discípulos de ARISTIDES TEBANOo

DE Aristidcs Tebano fueron discípulos y hijos Niceros , y Aristipo, cuyo era un Satyro coronado con una taza en la ma«  no ; y discípulos de éste fueron Antorides y Eufanor , de quien diremos después.

ANTE N ION MARONCT ES.

iíntó Antenion en el Templo de Venus Eleusina á Filarco , y en Atenas un ayuntamiento que llamaron Polyginecon ; y también á Achiles escondido en hábito de muger , descubriéndole Ulises. Fué muy ilustrado por una tabla , en que pintó un mozo de caballos , teniendo un caballo. Si no muriera mozo , no oviera hombre que se le pudiera comparar.


DE LA PINTURA» 175

HERACLWÉS MACEDONICO^T METRODORO^

T Amblen tuvo nombre y fama Heracli^ des , natural de Macedonia. Pintó naos en los principios. Después de preso Perseo, Rey de Macedonia , se fué á vivir á Ate- nas , donde á la sazón estaba Metrodoro , Fi* losofo y Pintor juntamente , de gran auto- ridad en la una ciencia y en la otra. Como pidiese Lucio Emilio Paulo después de pre- so Perseo á los Atenienses un aprobado Fi- loso para enseñar á sus hijos , y un Pintor para adornar y componer su triunfo en Ro- ma , los Atenienses escogieron á Metrodoro, afirmando ser éste muy cabal y aprobado, y bastante para satisfacer su deseo en lo uno y en lo otro , lo qual Paulo Emilio dio á entender después ser así verdad. Este es otro cxemplo, por el qual se entiende quanta acrecientan las letras el arte de pintar (i),

rz-

(i) Dá mucho esplendor la instrucción literaria (aun- que no pase de una medianía) á los Profesores de las tres nobles Artes: tanto que sin ella , no parece que sean acreedores de la distinción en que deben ser tenidos y estimados , y como que han preferido quedarse en la clase de los exercicios serviles. Los hombres de primer orden en dichas tres nobles Artes han sido al mismo tiempo personas de muchas luces y cultivo en otros conocimientos , sin los quales tal

vez


176 COMENTARIOS


T I MO M AC o BIZANTINO,

Tlmomaco Bizantino fué en tiempo de Julio Cesar ; pintó Ayax y Medea, las quales Pinturas fueron puestas por Ce- sar en el Templo de Venus Genitrix. Fue- ron vendidas las dichas pinturas por ochenta talentos. Parecióme no ser fuera de propó- sito poner aquí el Epigrama de Ausonio Poeta, en recomendación déla Pintura de Medea , en la qual dice , haber Timomaco pintado los afectos naturales y perturbacio- nes de un ánimo. <Qué mayores indicios puede haber de la excelencia de los Pin- tores antiguos , que éste y otros semejan- tes , que están contados , y se contarán ? Es- tos no se contentaban con pintar bien un cuerpo solamente , si al mismo tiempo no se pareciese darle alguna parte de anima, mostrando sus figuras señales de vivos : qua- les aun en los verdaderamente vivos se al- canzan á ver pocas veces , como son dife- rentes y contrarios afectos en un instante (i).

IN

vez no hubieran logrado el honor y crédito que con- siguieron.

(i) El Pintor que no llega á este grado de expresar bien los afectos y pasiones del ánimo , carece de una de las partes mas nobles de su arte. Para esto es

me-


DE LA PINTURA. 177


INMEDEAM TIMOMACHI,

Medeam velkt ctm fingere Timomachi mens-^ P^ohentem in natos crudum animo facinus^ Inmanem exhauxit rerum in diversa iaborem, Pingeret ajfectiim matris ut ambiguum. Ira subest lachrimis miseratio non caret ira^ jílterutrum videas iitjít in alteriitro Cimctantem satis est , indigna est saguinc

mater, Jt^atorum tua non dextera Timomachc,

Esta tabla de Medea que Tímoniaco pin- tó , no se concluyó por su muerte ; y así fué mas estimada que si tuviera entero cum- plimiento. Fué cierto cosa rara haber sido tenidas las últimas obras de algunos Artífi- ces é imperfectas , en mayor estimación que las perfectas , y acabadas de ellos mismos: en estas se veian los perfiles é imaginacio-

M nes

menester Filosofía y mucha meditacicn ^ y raras ve- ces se halla en los Pintores de pura práctica esta importantísima y necesaria qualidad. Podrán sin ella divertir los ojos las obras que se les pongan delante, pero nunca mover los unimos. Véase sobre esto la Oración que el ExcelentiáiiT.o Señor Duque de Al- modovar di.'io en el concurso general dti prénibs , que la Real Acadenriia de Saa Firnando csYebro el año próximo pasado»


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nes de los Artífices , y el dolor era acaricia- miento para la estimación y y las manos ya acabadas hacían que fuesen mas deseadas.

Tales fueron la Isis de Aristides , y las Tindaridas de Nicomaco , y la Medea de Timomaco , y la Venus de Apeles , de quien arriba diximos. Alábase también el Orestes de Timomaco , y la Ifigenia que estaba en la ciudad de Tauris y Tecition , exercita- dor de la ligereza^ y una Pintura que Pu- nió llama cognatio nobilium , y los Paliaros, que Plinio llama aparejados para orar , el uno asentado y el otro en pie. Principalmente parece haberle favorecido el arte en la Pin- tura que hizo de la Gorgone.

ARISTOLAO.

ARIstolao , hijo y discípulo de Pauslas, fué contado entre los mas severos Pin- tores, cuyo es el Epaminondas , Pericles, Me- dea , la Virtud , Teseo , y la imagen del Pueblo de Atenas , y la inmolación de los Bueyes.

MECOFANES*

Ay algunos , á quien agradó la dill- gencia de Mecofanes , discípulo que fué de Pausias; pero esta diligencia era tal,

que


DE LA PINTURA. Í79

que la entendían solos ios Artífices del arte* En lo demás fué duro en el colorido , y aun" que pintó bastante bien , se hallará en este tiempo quien se pudiese comparar a Me- cofanes.

EU F A N o R ISTMIO*

DEspues de Pausías Sycionio florecía Eufanor Istmio en la Olimpiada CU I, el qual , allende de ser Pintor , hizo tam- bién colosos , labró mármoles y cinceló tra- zas. Fué trabajador grande , y muy dócil, excelente en qualquiera género. Las obras de éste fueron una batalla de gente acaba- Ilo , los doce Dioses , Teseo , al qual tam- bién había pintado Parrasio. Dixo que el de Parrasio estaba mantenido de rosas , y el suyo de carne.

No he podido templarme en este lugar, ni dexar de pasar el refrán que Apeles nos dexó por regía tantos años há , y es , que na juzgue el zapatero del alcorque adelante, viendo en estos tiempos tantos Téseos apa- centados de rosas y tan poquitos de carne, no sé qual es la causa por que los Pinto- res del dia de hoy tienen tan poca cuenta en el colorir y en encarnar sus figuras, sien- do una de las principales partes del retra- tar imitar la encarnación, que no solo pa- M 2 rez-


iSo COMENTARIOS

rezca verisímil , pero verdadera : y no sola- mente en el retratar , pero en qualqiüer cuerpo pintado , para que la encarnación pa- rezca al decoro que á la figura pintada per- tenece: al delicado , carne delicada ; al robus- to y hombre militar, dura y grosera ; al pe- nitente , afligida y consumida.

Pero concedamos lo que muchos podrían decir , que en estos tiempos se periicíonan los retratos y otros cuerpos en el colorir, como los antiguos lo pudieran hacer. A lo menos ya que yo confesase esto , lo que no confieso , no dexaria de negar esto otro, y es , que el colorido de estos tiempos tiene poca firmeza y dura ; pues en tres ó qua- tro años de tiempo dexan ya de parecer Pinturas , por haberse transformado las co* lores en diversas cosas de loque antes eran(i).

En

(i) Muchos años ha que se quexan los conocedores y aficionados de que en todas partes está peraida la arte del colorido , comparando las Pinturas de ahora con las de otros tiempos. Ko seria el Autor de és- tos Comentarios , si viviese en los nuestros , el que meaos levantaría el grito sobre este punto de tanta importancia; pues vemos como lo levanto en Ja edad mas floreciente , que las artes tuvieron después de su restauración. Pocos años hacia que habia muerto el célebre Rafael , quando Don Felipe de Guevara tenia estos sentimientos. 'á\ Corregió murió dos años des- pués que nuestro Autor se hallaba en Italia en el año de 1535, y el Ticiano 00 falleció hasta el d%


DÉLA PINTURA. iSi

En esto fueron excelentes los años pa- sados Joanes Rugier, y los Artiñces cerca- .nos á aquel tiempo en Flandes , como en sus pinturas antiguas muy claramente se muestra , y yo puedo mostrar en dos re- tratos de Don Diego de Guevara , mi Pa- dre , la una de mano de Rugier , y la otra de Michel , discípulo de dicho Rugier. La de Ru- gier debe haber cerca de sus noventa años que está hecha , y la de Michel mas de sesenta; las quales si las juzgaredes por lo pintado, jurareis no haber un dia que se acabaron, M 3 ^ y

l¿¿(5. Verdad es, que sus comparaciones y la decaden- cia del colorido , que él dice , es con respecto al de los antiguos Griegos.

Dexemos aparte aquellos tiempos y otros pay ses, y sin salir de España , cualquiera de mediana inteligencia, podrá traer á colación la obras de Murillo , y las de otros menos acreditados que él en el colorido , co- mo serian las de Velazquez , de Sebastian Muñoz , Ce- rezo , Carreño , Claudio Coeilo , y de éste el célebre quadro de las Santas Formas en la Sacristía del Es- corial , sin contar ahora las que en aquel magnifico Monasterio se conservan desde su fundación, de Luis de Carvajal , Miguel Barroso , Alonso Sánchez Coe- ilo 5 Juan Fernandez el mudo , Fantoja , &c. y se desengañará de la notable decadencia actual del colo- rido. El copiar algunos quadros de los mejores colo- ristas podrá ayudar á los jóvenes profesores á adqui- rir esta importantísima , y descuidada parte del ar- te ; pero dudo que la consigan , si no van al manan- tial verdadero de la naturaleza ^ de donde los ex- presados Autores la sacaron.


i82 COMENTARIOS

y los de mejor entendimiento dirían estar apascentadas de carne , como el Teseo de iufanor (i).

La causa de esta corrupción y estrago, que los buenos Pintores hacen por esta cau- sa el día de hoy con sus figuras , pienso que nace del poco juicio que se dan á en- tender tenemos en ellas los miradores , y que para éstos qualquiera cosa basta , ó que para las corras pagas , como ellos dicen que les ha^cn , sobra lo que pintan , olvidándo- se de su propio crédito , fama y reputación. Quiera Dios que esto sea asi , y que noso- tros los m.iradores y compradores tengamos la culpa y no ellos. Pero volvamos á Eufa- nor y sus pinturas (2^. En

' T ) Por este pasage sabemos , que el Padre de Don Felipe de Guevara se llamo Don Diego , el mismo PiOmbre que tuvo su hijo , de quien Don Ambrosio de Morales hace tantas alabanzas en el discurso que precede á las Antigüedades , con motivo de su tem- prana muerte y de su gran erudición. El Rugier que aquí se nombra es , á mi entender , Juan Rogerio, Pintor de Bruxas , á quien su Maestro Juan Van- Eik njarifesto el secreto de pintar al oleo, que ha- bía tei.ido muy reservado. Si este Michel , que el Autor n^enciona , no fué Miguel Coxin , no sé si se- ria Miguel Janson , Pintor ce Delft , profesor de gran erudición y célebre retratista , de quien cuenta ci ¿^andrat, que hizo diez mil retratos^ pero la edad de éste no corresponde al tiempo que se entiende en los Coiuentarios.

(a; ISo se puede negar, que el colorido de los Fla- men-


DE LA PINTURA. 183

En Efeso estaba Ulises de su mano , ha- biéndose fingido Icco, atando un buey con un caballo , y unos Paliatos pensativos , y un Capitán envaynando una espada. Pinté también á los Atenienses en el Ceracenio, que ellos llamaban , la jornada que dichos Atenienses tuvieron junto á Mantinea quan- do vinieron en socorro de los Lacedemo- nios , la qual guerra , entre otros , escribió Xenofon. Allí también pintó la toma de Cadmea , y la rota que los Atenienses ovié- ron junto á Leuctra , y la entrada que los M 4 Beo-

niencos , mientras duró el arte en aquellas provincias con el crédito que es notorio , ha sido de mas con- sistencia , y su belleza mas durable que en otras par- tes. Ya se dexa ver por lo que Guevara dice ^ qu© esto era así desde sus primeros y acreditados Pin- tores , y lo vemos verificado en las obras que se hi- cieron muchos años después por los celebres Van-Dik, Rubens , &c. Fueron sin duda mas escrupulosos que ahora en estudiar la naturaleza y efectos de dichos colores , antes que exponer sus obras , con que espe- raban adquirir mucha fama, á que se alterasen ó per- diesen. Los conocimientos de Don Antonio Rafael Mengs en esta parte no eran inferiores al que tenia en las otras mas sublimes del arte ; y yo podria atestiguar bien de. ello , si sus obras no lo estuviesen manifestando. Buena prueba son las preciosísimas ta- blas que adornan el Dormitorio del Rey nuestro Se- ñor , y entre éstas el Nacimiento del Señor , la Deposición de la Cruz , el San Juan, la Magdalena, y la Anunciación , en cuya obra , no del todo conclui- da , le cogió la muerte.


i84 COMENTARIOS

Beocios hicieron en el Peloponeso , y la alian- za y liga que entonces hicieron los Lacede- monios con los Atenienses.

En el Ceracenio estaba la pelea de aca- ballo que allí habia habido. Entre los Ate- nienses se conocia Grilo , hijo de Xcnofon, y aquel buen Epaminondas Tebano , entre to- da la caballería de los Beocios, era princi}^al- mente conocido. Pintó también Eufanor en una Edicula junto al Ceracenio á Apolo, que fué llamado patrio. Pinto mas en el Pórti- co , llamado Real , á los doce Dioses , y en la última parte de la pared , á Teseo acompa- ñ<ido del pueblo , que representaba el esta- do popular. Significaba esra Pintura haber sido aquel el Teseo que habia instituido que la ciudad de Atenas se gobernase por igual.

C T D I A S.

EN el mismo tiempo fué Cydias , cuya tabla, que contenia los Argonautas, mer- co Quinto Hoj tensio , Orador famoso , en ciento y qu^renta scxtercios , y le hizo una edicula en una villa . que tenia en Tusculo.


^V-


DE LA PINTURA. 185


ANTIDOTO.

FUe Antidoto discípulo de Eufanor : de éste era una Pintura que estaba en Atenas , la qual contenía á uno con un es- cudo batallando , y otra de un luchador , y un Tibicine , que es tañedor de flautas , obra alabada entre pocas. Fué Antidoto muy se- ñalado por su discípulo Niceas.

N I C E A S AT E N I E N S E.

ENtre las obras de Niceas fué Nemea, traida de Asia á Roma por Silano , la qual fué puesta en la Curia. También fué suyo el Libero Padre , que es Baco , y es- taba en Roma en el Templo de la Concor- dia : asimismo el Jacinto, el qual agradó tanto a Augusto Cesar que le truxo consigo habiendo tomado á Alexandría , y por es- ta causa Tiberio le dedicó en el Templo de Augusto,

Pintó también á Diana , y en Efeso es- tá de su mano el sepulcro de Megabices, Sacerdote de Diana Efesia : en Atenas es- tá de su mano la Negromancia de Home- ro. Esta tabla no la quiso vender al Rey Átalo por sesenta talentos , holgando mas de

da-


j86 COMENTARIOS

dalla á su patria , estando ya muy rico. Se- senta talentos son treinta y seis mil escudos. Hizo otras grandes pinturas: á Calipso Nin- fa , hija del Occeano , y á Tetis , Diosa de la mar ; y la fábula de ínaco , de la qual se enamoró Júpiter , y Juno la volvió en Vaca , á la qual hicieron después los Egip- cios Diosa , y la llamaron Isis : á Andróme- da y á Alexandro , que estaba en los Por- 1 ticos de Pompeyo , preferido á todo ^ y á f Calypso mentada, I

No se averigua si fué este Niceas uno que se cuenta en la Olimpiada CXII. ó si ovó algún otro Niceas del mismo nombre. Cuenta Pausanias , que el sepulcro de Ni- ceas , aquel que imitó maravillosamente lof animales , estaba en Ática : refiérelo entre los sepulcros de los hombres ilustres de ella, camino de la Academia.

SÓCRATES,


SOcrates con razón agradó á todos , y to- das sus pinturas fueron agradables. Pin- tó las hijas de Ifigias con Esculapio , y á Aegle Ninfa , hija del Sol , y Panacea , y á Jason , hijo de Aeson , á quien su tio Pe- llas envió con los Argonautas á tomar el Vellocino de oro en Coicos , y un perezo- so


DE LA PINTURA. 187

so que se llamaba Oenos , que quiere decir asno , torciendo esparto , con un asno que le estaba royendo todo lo que torcía.

MI c o N.

MTcon , Pintor célebre , de quien dixí- mos entre las cosas de Polignoto , que habla pintado una parte del pórtico que llaman Paecille en Arenas. Pintó también en aquella ciudad junro al Gimnasio , en el Templo de Teseo la pelea de los Ate- nienses contra las Amazonas , la qual tam- bién pintaron en el escudb de Minerva , y en la basa del Júpiter Olimpico.

Estaba también pintada en el mismiO Tem- plo de Teseo la pelea de los Centuros y de los Lapitas , en la qual se parece estar Te* seo matando un Centauro. Los demás pare- ce que pelan á la iguala. La Pintura de la tercera pared de este Templo es dificultosa de entender , sino se cuenta la razón de ella, así por la antigüedad de las cosas , como porque Micon no pintó la historia entera- mente. En el Templo de Castor y Polux de la misma Atenas pintó á los que nave- garon con Jason á la Isla de Coicos , quan- do fué á la empresa del Vellocino dorado, donde con sumo cuidado , y singular estu- dio


iS8 COMENTARIOS

dio exprimió á Acasto y á los caballos de éste.

Hasta aquí , como dice Plinlo , están contados los Pintores muy principales y ex- celentes en el un género y en el otro. De aquí adelante se dirán los cercanos á los primeros. Tuvo en esto Plinio loable cuidado, que fué contar los muy famosos , y hacer otra masa de los medianos para diferenciallos de los primeros.


A


ARISTOCLES^


Ristocles pintó el Templo de Apolo en Deifos.

A N T I F I L o.

ANtlfilo fué loado en la Pintura por un muchacho que estaba sopbndo el fue- go , y por la casa que resplandecía del di- cho fuego , por la boca del muchacho que soplaba , y por un telar de lana , donde acudían muchas mugeres con su hilado. Asi- mismo en la Pintura de Tolomeo andando á caza , y en el nobilísimo S.ityro , cubier- to con una piel de Tigre , la qual pintura llamaron Aj)osco£cnta,


ARIS'


DE XA PINTURA. 189

ARISTOFON,

Fué también loado Arlstofon en su An- ceo y herido de un puerco selvage , esr tando con el Astaple , compañera de su do- lor ; y lo mismo en una Pintura que hizo de muchas figuras , en cjue estaba Pj iamo^ Helena,, la Credulidad, üiises , Deifobo y el Engaño.

Al^DROBlO.


A


Ndroblo pintó á Escyla cortando las án- coras de la armada de los Persas.


A RT E m o N


Pintó á Danae , admirándose de ella unos Corsarios : á la Reyna Stratonice , á Hercules y á Deyanira. Las mas nobles Pin- turas suyas fueron las que estuvieron en los Pórticos de Octavia , como fué Hercules^ que con consentimiento de los Dioses , se su- bía del monte Oeta de ios Dorios , desnu- da la m.ortalidad , al Cielo ; y la historia de Laomedonte , con Hercules y Neptuno.


p


ALCIMACO.

Intó Alcimaco á Dioxipo,


CTS'


ípo COMENTARIOS.


CT E S I LOCO.


CTeslIoco fué discípulo de Apeles , co- nocido por una Pintura donosa , qu«  fue Júpiter de parto de Baco , con mitra en la cabeza , y gimiendo entre muchas Dio- sas , q[ue hacían los oficios de comadres*


c L E o K. Leen pintó á Admeto , Rey de Tcsaliír.

CTESIDEMO.


c

^^^Tesidemo pintó el Combate ó Conquíi- ta de Orchalia y á Laodarnia.


CLESIDES^

CLesides teniéndose por injuriada de li Reyna Stratonice , por haber sido re- cibido de elia sin ninguna honra , la pintó revuelta con un pescador , con quien era fama tenia amores , la qual tabla puso en publico en el puerto de Efeso , estando am- bos extrañamente en ella retratados , y él se hizo de presto á la vela. La Reyna prohi- bió y mandó que nadie quitase la pintura de

don-


I


DÉLA PINTURA. Í91

ííonde se había puesto , donde estaba per- fectamente pintada. Gran amistad tuvie- ron los antiguos con las buenas artes que- riendo aun con sus injurias que fuesen ce- lebradas y publicadas.

C R A T E Ua^

Pintó Crateno en Atenas en el lugar que llaman Pon£Ía unos representa- dores de Comedias.


EUTTCMIDES.


xi/Utychides pintó un carro de dos ca*

bailos , el qual gobernaba la Victoria-

E UD OATOc.

EUdoxo es admirado por la Pintura que contenia una Escena , que es lugar don- de se representaban las Comedias , y es de creer que la Escena contendría sus apare- jos de Comedia y semejantes cosas. Este mismo hizo estatuas de bronce.

1 F I S.

iFis es loado por su Neptuno y y por sit Victoria. HA'


19a COMENTARIOS

H AS RO N*

HAbron pintó á la Amistad , á la Con cordia , y á unos Simulacros de los Dioses.

LEANTISCO.

X Intó Leantísco á Arato , vencedor con un trofeo, y á una bayladora.


E


LEÓN,

Ste León pintó á Safo.

NICEARCO*


Pintó Nicearco á Venus entre las gra- cias y unos cupiditos. También pintó á Hercules muy triste , y pesaroso de ha- ber estado loco.

N E A L C E S.

NEalces pintó á Venus : fué Pintor In- genioso y cuidadoso en el arte ; por- que pintando la batalla naval, sucedida entre Egipcios y Persas; para que se entendiese haber sido en el Nilo, cuya agua es seme-

ian-


DE LA PINTURA. 193

jante á la mar , dio á entender qiie.no era mar con un argumento que no pudo ha- cer el arte , pintando á la orilla un asnillo y un Cocodrilo , que le estaba acechando para tragárselo. En solo Egipto hay Coco- drilos vecinos al Nilo.


B


B ENl AS.

Enías pintó á Syngenicon. r J Li s co.


X Intó Filisco la Oficina de un Pintor, y un muchacho soplando la lumbre.


I'ALERION.

Jj Alerion pintó á Scyla , lavándose en una fuente.

SIMONIDES.

X Intó Simonides á Agatarco y Mncmo- sinen.

SIMO,

Pintó Simo á un Mancebo descansan- do en la Oficina de un Batanero , y á uno que celebraba la fiesta Quin^uatrus, quQ er^ dedicada á Palas.

. N cO'


194 COMENTARIOS

C o N o N,

DE Conon Cleonense no sabemos mas de haber sido Pintor famoso. Este toman- do ia Pintura de su tiempo aun en leche y mantillas la adelantó en gran manera. De aquí vino á hacer con la Pintura mayor ganan- cia que todos los Pintores antes de él.

TEODORO.

Pintó Teodoro uno que se estaba sonan- do ; y á Orestes matando á su madre y á Egisto, Pintó la guerra Troyana en muchas tablas , la qual estaba en Roma en los Pórticos de Filipo ; y á Casandra que estaba en el templo de la Concordia , y á Leoncio Epicúreo pensativo , y al Rey De- metrio.

T E O N.

\\v\i6 Teonla locura de Orestes , y á Ta-

mira , tañedor de harpa. Este es el Teon de quien habla Eliano , el qual para testimonio de la excelencia que tuvo en el arte , trae por cxemplo una Pintura que con- tenia un hombre armado , el qual salia de su ciudad contra los enemigos que venian

ta-


DE LA PINTURA. 19$

talando la tierra , y con inímo de combatilla.

Parcelase claro en este mancebo el ani- mo con que aguijaba á pelear , y quien quiera diría que iba loco, arrebatado de furor de Marte con unos ojos ayrados •; parecía , ar- rebatadas las armas , ir aguijando quanto los pies le podían llevar , á arremeter á los ene- migos. Tendido para adelante el escudo, y blandeando la espada , parecía ya hacer ma- tanza con ojos inclmados á ella ; y todo su aspecto era como de hombre que amenaza- ba de no perdonar á nadie.

No acompañó esta figura Teon con otra ninguna , ni le puso al lado compañera , ni capitán , ni esquadra , ni hombre de acaba- 11o , ni sagitario , pareciéndole que sola es- ta figura bastaba por sí para mostrar la per- íicion de su obra. Al tiempo que la hubo de mostrar al pueblo , antes de descubrirla hizo tocar al arma con gran furia á un ti- bicen que tenia puesto á su lado , y estan- do bien alterados y encendidos con la furia de la alarma , á los miradores mostró su Pin- tura , y así fué visto mejor el ímpetu con que su soldado arremetía á los enemigos. De aquí se entiende , como otras veces está di- cho , quanto vale el ingenio con el arte.


N a TAü'


196 COMENTARIOS

TAURISCO.

|Intó Tauri<;co á Discobulo, á Clytem- nestra^á Paiiisco y á Polinice que tor- naba á cobrar su Rey no, y á Capanea.

No es justo se pasase entre renglones un exemplo insigne , y fue , que Eugonio, mo- ledor de colores de Neaico Pintor , se apro- vechó tanto en el Arte , que dexó un dis- cípulo muy célebre qual fué Pausias , her^ mano de Aegineto, iistatuario de barro.

DAMOFILO T GO RG AS 0.

iTntores célebres fueron entre los Grie- gos Damoñlo y Gorgaso , los quales pintaron en Roma el Templo de Ceres , que está al arco máximo (1), con unos versos pues- tos en él , que decían , ser de Demofilo la obra de la mano derecha del Templo , y la parte izquierda de Gorgaso.

MARCO JULIO E LO T A S.

NO es justo omitir al que pintó el Tem* _ pío de Árdea, especialmente habien- do sido hecho Ciudadano Romano por ello,

y

(i) Por ventura querrá decir al circo máximo.


DE LA PINTURA. 197

y loado grandemente por unos versos onc en el mismo Te np'o se pusieron. Este fué llamado Marco Julio Élotas natural de Etolia.


DIONISIO*


ESte Dionisio fué llamado Antropcgra- pho , por<][ue no pintó otra cosa sino hombres.


CALLIDES.


D


E Callides no se cuenta otra cosa sino (jue fué Pintor de tablas pec[ueñas.


c A L A c E s.


CAlace^ asimismo pintó pequeñas tablas y cómicas , que quiere decir pintu- ras que contenían cosas de representaciones de comedias.

ANTIFILO.

ANtifilo pintó las unas y las otras , es á saber pequeñas tablas y cómicas , y pintó á la noble Hesonia , y á Alexandro, y á Filipo con Minerva , que estaban en los pórticos de Octavia. En los pórticos de Fi- lipo estaba de su mano Baco , Alexandro muchacho , y Hipólito temeroso de un To- N3 ro


ípS COMENTARIOS

xo que habían soltado. En el pórtico de Pompeyo pintó á Cadmo y Europa.

SERAPJON.

DE Seraplon dicen , que nunca supo pintar hombres : pintó bonísimamen- te Escenas , que son los lugares y tablados en que en los Teatros se representaban las Comedías. Varron escribe , que en frente de aquel lugar, que en Roma llaman Me- niana , por la columna Menia , que todj lo hinchian las tablas de Serapion.

A E T I o.

DE Aetio , Pintor célebre Griego , cuen- ta Luciano , que deseando ser cono- cido dexó el curso ordinario , con el qual los Pintores procuraban crédito y buena es- timación en Grecia. Esto era en su tiem- po , andar de ciudad en ciudad dando los hombres muestras de su ingenio y arte , pa- ra ser de muchos estimados.

Mas Aetio , dexando este camino tri- llado de los otros , determinó irse á los jue- gos Olímpicos , adonde todos los buenos y principales juicios de la Grecia tenian cos- tumbre de concurrir , llevando una Pintu- ra?


DÉLA PINTURA. 199

ra suya para mostrarla al publico en todo el dicho concurso, como dicho es. Ganó por esto tanto crédito , y fué su arte tan celebrada y estimada , que Progenides , á quien los Griegos en aquella sazón habían elegido por juez de aquellas Olimpias , de- leytándose en gran manera del arte de Ae- tio , le tomó por yerno , dándole por mu- ger á una hija suya.

Fué esta Pintura tan célebre y mila- grosa , que movió á Proxenides a dar su hija á un Extrangero. Contenia un Tálamo en gran manera lindo , y una cama de bo- da muy ataviada , cerca de la qual estaba Roxane , como virgen de hermosísima dis- posición y rostro , mirando con gran hones- tidad la tierra , y reverenciando honorifí- centisimamente la presencia de Alexandro, que estaba junto á ella.

Demás de esto estaban cercanos á ellos unos cupiditos riéndose , y o^tro que con sus dedos quitaba por detras una cofia á Roxane , mostrándosela al Esposo , que era Alexandro Magno : otro muy servicial le quitaba de los pies los zapatos, como que ya se quisiese acostar. Cargado otro y en- vuelto en la ropa de Alexandro se la tr^^ía á Roxane , y el Rey , extendida la mano, le estaba dando una corona.

N 4 Es-


200 COMENTARIOS

Estaba demás de esto Efestion co- mo Padrino de la novia , teniendo en las manos unas hachas encendidas, recostado so- bre un mancebo muy hermoso : sospechó Luciano que fuese este el Hy meneo , aun- que no tenia allí debaxo escrito su nombre. Al otro lado estaban otros cupiditos jugan- do con las armas de Alexandro , y dos de ellos cargados de su lanza sobre los hombros, como los que llevan cargas.

Otros dos traían en peso á uno echa- do sobre un escudo , cerno si fuera el Rey revuelto entre las ataduras y embrocaduras del escudo. Otro parecia que estaba en ace- chanzas metido en la corí^za , que estaba, x^uelto el hueco arriba , como para salir á es- pantar al que viniese á tcmalla.

Todas estas cosas ni eran burlas ni ni- ñerías , para que pareciese haber trabajado Aetio en ellas dispiiratadamente y sin fin ; an- tes quiso mostrar con ellas el amor que Ale- xandro tenia á la guerra y á las cosas de ella , y declarar que los amores de Roxanc no causarían que olvidase el cuidado de las armas: Esta Pintura, afirma Luciano , ha- ber visto en Italia , la qual , es de creer , se llevaría entre otras muchas , quando la Gre- cia enriquecía á Roma é Italia de cosas se- mejantes.


1


DE LA PINTURA. aoi

FASO.

FUé Paso , á lo que de Luciano en el dialogo , que se intitula Encomíon Ds^ mosthenis , se entiende , Pintor célebre. Cuenta , que como uno oviese concerta- do con él que le pintase un caballo revol- cándose por la tierra , le pinto corriendo, levantada cerca de sí gran polvareda. Pre- sentando así la Pintura al que se la había encargado , dixo : yo concerté con vos que me pintásedes un caballo revolcándose , y habeisme pintado un caballo corriendo. Di- xo entonces Pas-o á un mozo , vuelve esa tabla , y mostrada así vuelta del revés fué visto cu la Pintura un caballo echado de es- paldas , revoleándose , como el dueño le ha- bia pedido. Trae Luciano este exemplo á propósito , de que aunque sea trabajo buscar caminos nuevos en que señalarse los hom- bres , que no obstante el trabajo , deben es- pecialmente los Artíñces buscarlos con qu«  señalarse y acreditarse.

TIMENETO

Ntre los Pintores Griegos debe refc-

^> rirse Timencto , de quien Pausanias

a , que pintó en Atenas en cierto lu-

gal"


202 COMENTARIOS

gar dedicado á Pinturas , que estaba á la iz- quierda del Propyleo , á Musco Poeta : y que en la orden de las Pinturas, luego en pasando la Pintura de un muchacho que llevaba unos calderos , y la de una lucha- dora , estaba la de Musco con unos versos debajo de ella, cuya expresión era , que Mus- co volaba por beneficio de Bóreas.

HELIODORO,

DE Heliodoro Halis , Pintor célebre, so- lo hallo escrito que su Pintura era vista en el gran Templo de Palas en Ate- nas , y que su sepulcro , entre otros ilustres, estaba en el camino como se iba de Ate- nas á Eleuse , al qual camino llamaban la Via Sacra.

G A L AT o N.

DE Galaton Pintor se escribe, que edi- ficando Tolomeo Filopator un Tem- plo hermosísimo á Homero , pintó juntó á la efigie de éste las ciudades , que compe- tían sobre de qual de ellas fuese natural, y que pintó allí a Homero vomitando , y á los otros Poetas que cogian lo que habia vomitado. Este vómito se dexa imaginar, no seria asqueroso , sino alguna fuente co- mo


DE LA PINTURA, 203

mo la de Parnaso , dando i entender haber Homero sido el padre y la fuente de la Poesía , de donde todos los sucesores han ido á coger la imitación y cosas que decir.

DIONISIO COLOFONIO.

Dionisio Colofonio debe ser entre los ilustres Pintores referido. Fué con- temporáneo de Polignoto Tasio , y su imi- tador ; porque estando ya Polignoto tan ade- lante, que entraba en las contiendas con los muy perfectos Pintores , la Pintura de Dio- nisio, allende la grandeza, contenia ya una diligentísima imitación del arte de Poligno- to , como de los afectos , de los movimien- tos , de la hermosura de las figuras , de la sotileza de las vestiduras, y otras cosas se- mejantes.

Gran ventura sería si los que estudian esta arte tuviesen juicio para entender á quien en ella hablan de imitar. Muchos el dia de hoy son en esto muy desastrados , ha- biendo escogido hombres á quien imitar, que , dado caso que emparej asen con ellos en un todo , vernian al cabo de la jornada y de la vida á ser muy ruines Pintores. Es- to de la imitación es ahora , especialmente en nuestra España , el principal estrago de


204 COMENTARIOS

ios buenos ingenios de ella , porque como seamos tan confiados y porfiados como qual- quiera otra nación , no ^ay mudo de des- engañar que llevamos erraio el camino, j que volvemos atrás (i).

(i) Este es un punto , sobre el qual tendría nuestro Autor, si viviese ahora , mucho mayor motivo de de- clamar^ que el que pudo tener quando escribió. Harto mas afortunada para las artes fué aquella época , que Jas que le han ido sucediendo. Vcria la Europa llena ¿9 Pintores , acaso mas ruines de lo que él manifiesta, por seguir malos Maestros.

Aun quando se lograse la dicha de tenerlos buenos, fto basta seguirlos é imitarlos en sus obras; porque esto podría muy bien aumentar la turba desastrada , como se explica Guevara , de los que siguen malos Maestros , y caer de recio sobre unos y otros el fallo que ha muchos siglos echó Horacio de imitatores servum pecus. Los buenos Maestros debian poner la mitad de su gloria en tener grandes discípulos ^ que así lo hizo Rafael, y otros insignes Profesores. No deben darles á co- piar sus obras , quando hay otras mas perfectas ó menos defectuosas que las suyas , en donde puedan aprender mas : deben enseñarles los verdaderos y úni- cos caminos del arte , si es que ellos los saben ; pues de otra suerte siempre irá ésta en mayor atraso y decadencia. Mejor les estaría á algunos jóvenes de particular talento estudiar por sí que seguir Maestros viciosos. Rafael se hizo grande hombre , m.editando las estatuas y baxos relieves antiguos , habiéndole ser- vido de poco lo que aprendió de Perugino. Así lo hizo también Mengs siguiendo los consejos de su padre , y así lo hicieron otros muchos , logrando un nombre , que tal vez no tendrían ^ si no se hubieran entregado á Maestros de pocos alcances.


PE LA PINTURA. aoj

P A N E o*

Pintó Paneo , hermano de Fidias , cu Elide , y en el Templo de Júpiter Olim- pio , á Atlas sosteniendo el Ciclo y la tier- ra , y junto á él á Hércules , procurando li- brarse de la carga. Pintó también á Teseo y Pyritoo ; á la Grecia , á Salamina , y la pelea que tuvo Hercules con el Lcon de la selva Nemea. También á la maldad que co- metió Ayax contra Casandra.

Estaba mas alííHipodamia , hija de Oc- nomano , con su madre , y Prometeo atado, con Hércules mirándole , el qual dicen , que mató la Águila que atormentaba á Prome- teo en el monte Caucaso , y que le liber- tó de las prisiones. Al íin de las Pinturas estaba Pantasilea , dando el alma , y Achi- les sosteniéndola : dos Esperides traían allí unas manzanas , de las quales dicen ser ellas guarda.

Quedan por decir de camino los nom- bres de algunos Pintores antiguos no igno- bles , aunque de sus obras no nos hayan d«- xado los escritores memoria alguna. Tales fueron Aristonides , Anaxander , Aristóbolo Syro , Archesilas, hijo de Tisierates , Co- ribas , discípulo de Nicomaco^ Carmanides,

dis-


1-


ao6 COMENTARIOS

discípulo de Eufanor, Dyconysodoro Colofo nio, Diogencs el que vivió con el Rey De- metrio, Eutimides , Heraclides Macedo , Mi- don Soleo , discípulo de Piromaco Estatua- rio , Mnasiteo Sycionio , Miiasitimo , hijo de Aristonides y su discípulo , Neso , hijo de Habron, Pulemon Alexandrino , Teo- doro Samio,y Estadio, discípulos entram- bos de Nicostenes , Xeno Sycionio, discí- pulo de Neocles.

MUGERES ILUSTRES EN LA PINTURA.

Pintó Timarete , hija de Nicon , á Dia- na en tabla , la ^ual estaba en Efeso, pintura antiquísima.

IRENE,

I Rene , hija y discípula de Cratino Pin- tor , retrato una moza , que estaba en Eleusis.

C A L I P S 0.


c


'Alipso pintó un Viejo y un Embay- dor , llamado Teodoro.


ARIS^Í


DE LA PINTURA. 207


Arí


ARJSTARETE,


lí'


Jstarete , hija de Nearco , y su dis- cipula, pinto á llsculapio.

L A L A,

LAla Cyzigcna , perpetua virgen , pinto en Roma de pincel, siendo mozo Mar- co Varron y con cesto en marfil j especial- mente imágenes de mugeres, y á Neapolita- no (^forte Neptokmo^ en una gran tabla. Re- tratóse á sí misma al espejo ; de suerte , que no es invento nuevo retratarse algunos de este modo. No ovo mano mas perfecta en la pintura que la de Lala , y supo tanto en el arte , que se vendian á muy mayores pre- cios sus imágenes que las de Sofilon y Dio- nisio, celebérrimos Pintores en aquella edad.

o LT m B i A s.

T Amblen fué Pintora una llamada Olym- pias , de la qual solo se escribe , que tuvo un discípulo llamado Autobulo.

Es cosa de notar, que ninguno de es- tos excelentes Pintores pintó jamas sino en tabla , como Plinio lo refiere i porque toda

su


1-


2o8 COMENTARIOS

su felicidad era pintar para el público de las ciudades , y ser tenidos por Pintores ge-* nerales del orbe de la tierra , pudiéndose llevar sus Pinturas por todo éL

Nunca Apeles ni Protógenes pintaron paredes , ni cosas que no se pudiesen esca^ par del fuego , si algún incendio acontecie- se. Allende de esto est^s obras , dignas de in- mortalidad , y de tanto precio y estima , las 'j quales se vendían por el precio de una ciu- dad- , y cuyas tablas no merecían la paga en numero de oro , sino en el peso , fuéroa tan solamente pintadas con quatro colores, es á saber , los blancos de Meüno , los azu- les de Sil de Ática , los colorados Sinopi- de de Ponto , los negros de Atramento , que es la tinta. Apeles se ingunio á hacer atra- mento de mat ñi quemado , que después lla- maron Elefantino , y las colores que de es- 1 tas quatro entre sí se componían.

Plasta aquí hemos referido las Pinturas y Pintores Griegos. Réstanos ahora decir de los Romanos y de su Pintura , y como usáion de ella , y el precio que acerca de ellos tuvo. Empero aunque Piinio acusa la^ poca diligencia que tuvieron los Griegos sobre el origen de su Pintura , no carece, í nú parecer , de culpa , y podríamos en cstal parte acusarle á él nosotros mas de veras,

ha




DE LA PINTURA. ¡109

habiendo , en lo que toca á los suyos , sido tan descuidado y remiso en lo poco que de su Pintura escribió , y eso poco no sin gran- des barrancos de confusión.

Dice Piinio , que en Italia estaba ya la Pintura en perfección al tiempo que Dema- raro , padre de Tarquino Priseo , Rey que fué de Roma , vino á Italia huyendo las injurias de Cypseco , Tirano de los Corin- tios , de donde él era natural. Dice mas, que en el Templo de la ciudad de Árdea ha- bía pinturas mucho mas antiguas que las de Roma ; y espantase en gran manera del tiem- po que habían durado , especialmente estan- do destejados los Templos en cjue estaban, y tan conservadas , como si se acabaran de hacer.

Lo mismo dice de Lanuvio , donde es- taban pintadas Atalanta y Helena desnudas, una ¡unto á otra , y la una de ellas como virgen, pero entrambas de excelentísimo pa- recer. Estas fueron pintadas del mismo Ar^ tifíce que pintó las de Árdea , las quales no estaban aun en tiempo de Piinio deshechas, aunque el Templo estaba todo arruinado.

Quiso quitarlas de allí Poncio , Legado de Cayo Cesar , si lo sufriera la pared don- de estaban puestas. Estas pinturas de la ciu- dad de Árdea y Lanuvio refenlas entre las O pia-


210 COMENTARIOS

pinturas de Italia , por estar en ella pues* tas , aunque fueron hechas por Artífice Grie- go , y no Italiano , el qual fué Ludio Elo- tas , de quien diximos en los Pintores Grie- gos. Duraban en tiempo de Plinio otras mas antiguas que éstas en Cere ; y quien quiera que con consideración las mirara , confesa- ría , que no habia arte que mas presto fue- se traída á perficion que la Pintura , pues consta , que en los tiempos Troyanos no ha- bia rastro de ella.

Fué esta arte muy presto recibida , y estimada de los Romanos ; pues parece que los Fabios , clarísima familia en Roma , to- maron el sobre nombre de Pintores , quan- do Quinto F abio P/V^or , Príncipe entonces de la Familia , pintó el Templo de la Salud en el año de la fundación de Roma qua- trocientos y ciqüenta. Duró esta Pintura has- ta la edad de Plinio , y se quemó con el mismo Templo en el Principado de Clau- dio, quinto Emperador de Romanos.

Después de esta Pintura fué celebre la que pintó Pacuvio Poeta , hijo de una her- mana de Enio , en el Templo de Hercules en el Foro Boario. Dio gran estimación y reputación á la Pintura la gloria de las Es- cenas , que can los lus^ares , donde se repre- sentaban en Roma las Comedias. Tuvo gran ad-

mí-


DE LA PINTURA. 2fr

miración en Roma la Pintura en los juegos que hizo Claudio Pulcro , viniéndose unos cuer- vos engañados de las imágenes de unas te- jas á sentarse en ellas. Después de esto no ovo en Roma obra pintada por honestas ma- nos , ni por gente principal , sino quisiese al- guno traer á cuenta á Turpilio , Caballero Romano , natural de Venecia , cuyas obras y muy hermosas estaban en Verona.

Este pinto con la mano izquierda , lo qual no se escribe de otro ninguno hasta aquel tiempo : gloriábase de pequeñas tablas De los últimos Romanos principales que pintaron, fué Aterio Labeo , Varón Pretorio , Procón- sul que fué de la Provincia Narbonense, aunque ya el arte habia llegado entonces á ser donayre y risa. Espántame de la poca memoria de Pintores Romanos y Latinos, pero estos pocos que hemos descubierto se dirán por la orden , que en contar de los Griegos habernos tenido.

A R E L I o,

FVé Arelio pintor célebre en Roma po- co antes de Augusto Cesar , si no cor- rompiera siempre el arte con alguna bella- quería notable , estando siempre perdido por alguna muger : por esta causa jamas O a pin-


212 COMENTARIOS

pintaba sino Diosas , pero siempre al natu- ral de alguna de sus queridas , de suerte, que se contaban sus mancebas en las obras que hacia.

A MU L 10,

DEspues de Arelio fué Amulio , Pintor grave y severo , y también florido, pero Pintor de baxas cosas. De éste era la Minerva escorzada , la qual miraba á todas partes que os volviesedes á miralla. Pintaba pocas horas en el dia , y éstas con gravedad, estando siempre togado aun en los andámios. Su cárcel (^su residencia) fué la casa áurea de Nerón , y ésta fué la causa que oviese tan pocos exemplos de sus piuturas.

CO RN E LIO P INO, T ACCIO PRISCO

DEspues de Amulio sucedieron Corne- lio Pino y Accio Prisco , los quales pintaron al Emperador Vespasiano el Tem- plo del honor y la virtud , que él restituía; pero Prisco se llegó mas á los antiguos.


xe;-


DE LA PINTURA. 213


L U I> l o.

IJ^ Ntre los Pintores Romanos , sino me cn- ^ gaño , se debe contar Ludio , que fué en tiempo de Augusto , del qual habernos dicho , que fué inventor de que se pinta- sen las paredes al fresco á muy poca costa.

Creció la dignidad de la Pintura en Ro- ma á causa de Valerio Máximo Mésala , el qual , año de la fundación de Roma quatro- cientos y noventa , puso en público en un lado de la Curia Hostilia una tabla , que con- tenia la batalla en la qual él habia vencido en Sicilia á los Cartagineses y al Rey Hic- ion

Lo mismo hizo Lucio Cornelio Escipion, hermano del Africano mayor , que puso en el Capitolio pintada su victoria Asiática que tuvo con el Rey Antioco , y no sin gran sinsabor que tuvo juntamente su hermano Publio Escipion Africano , por haber sido preso su hijo en la dicha guerra. De aquí se infiere quán menuda y verdaderamente se debieron de pintar entonces los sucesos de las cosas ; pues Lucio Escipion no disimu- ló en su pintura la prisión de su Sobrino.

La misma quexa tuvo Publio Escipion

Emiliano ( el qual fué llamado el Africano

O 3 me-


214 COMENTARIOS:

menor) de Lucio HostlHo Mancino. Este fue el primero de la escab qne entró en Cartago, quando el Africano menor la con- quisto y tomo. De aquí dicho Hosríüo hi- zo pintar la jomarla antes que su Capitán el Africano fuese vuelto á Roma , y la pu- so en la plaza á vista de todo el pueblo mostrando el sitio , los asedios , y los com- bates y asalto? como habian pasado ; lo qual fué tan agradable al pueblo , que en la pri- mera creación que ovó de Cónsules , crea- ron Cónsul á Lucio Hostilio Mancino , cosa, á mi parecer , loable , convertir la pintura en tan buenos usos , y dar con ella á los veni- deros noticia de los hechos insignes y ilus- tres de los mayores.

Escribe el Autor de los Varones ilustres, que Lucio Emilio Paulo , el que después fué llamado Macedonio , hizo pintar la vic- toria que tuvo delosLigures en su primer Consulado , venciendo treinta mil de ellos con solos ocho mil soldados que tenia en su exército , la qual pintura también puso en publico.

Tito Sempronío Graco hizo pintar en el Templo de la Libertad (el qual su pa- dre habia hecho edificar en el monte Aven- tino ) el espectáculo de los esclavos que mi- litaban debaxo de él , á qiuien el dio lí- ber-


DE LA PINTURA. aij

bcrfad , para que de ahí adelante militasen como libres en la batalla que tuvo con Ha- non f Capitán de Anibal , entre Benavente y Luceria , pueblos de Italia. Está referido esto espaciosamente de Tito Libio , lib. 4. de la Decada 3.

Hay un lugar en Plinio , libro XXX. cap. III. en el principio de él , en el qual, aunque expresamente no está nombrada la pintura , me parece deber referirse á ella lo que en él se trata de los escudos antiguos; y para mayor claridad es menester que lo to- memos un poco de mas atrás.

Tuvieron los Romanos por suma feli- cidad , como gente que no ignoraba qual fuese la verdadera manera de perpetuar sus memorias , haciendo cosas en la paz y en la guerra dignas de ella. Allende de esto tuvieron por costumbre , como el mismo Pu- nió lo refiere , de retratar los mas antiguos de ellos sus cabezas del natural , en cera ó por fundición , ó por alguna otra arte. Para cada cabeza de estas tenian en sus salas y re- cibimientos armarios , donde dichas cabezas se guardaban y depositaban.

Esto se guardaba desde el primero de

la familia hasta los últimos sucesores , á fin

de tener siempre presentes á sus mayores.

Estas cabezas se sacaban de allí al tiempo

O 4 que


2i6 COMENTARIOS

que alguno fallecía , y las llevaban por or- den á la pompa de sus enterramientos ; y asi todos los que habían sido de aquella fa- milia acompañaban y honraban al que á la sazón oviese fallecido.

Para mayor claridad de las sucesiones corrían del primer armario , como tronco, lamos á los otros armarios , con escritos de- clarando los nombres de los sucesores , y el lu^ar que en la tal succ«ionies cabía. Tenían mas junto á estos armarios caxones , en que guardaban por escrito las cosas loables que hicieron en los Magistrados que habían te* nido.

Allende de esto ponían fuera de las puer- tas insignias de sus hechos para que las vie- sen los que pasasen, que eran imágenes de los ánimos , y virtudes interiores de los mo- radores : estos eran los despojos y premios que en las guerras por su virtud habían ga- nado.

Acerca de esto tuvieron los Romanos «na loable costumbre , y era , que en caso que esta tal casa , donde dichas ír.signias de virtud bélica y de triunfos estaban colgadas, se enagenase y vendiese , el dueño que la compraba no podía quitar de la puerta los trofeos y despojos que el antiguo dueño allí tenia puestos 3 así aunque los triunfa- do-


DÉLA PINTURA. 217

dores y valientes mudasen sus casas , jamas dexaban las casas de triunfar por ellos.

Tras esto servia de reproche á los nue- vos dueños floxos y flacos , reprochándoles sus casas cada hora que entraban y salían en el triunfo ageno. Después de lo dicho , Apio Claudio Pulcro , el que fué Cónsul , año de la fundación de Roma CCL. con Publio Ser- vilio Gemino pensó cosa nueva , para glo- ria y memoria de sus mayores ; y puso en el Templo de Belona , que era Señora de las guerras en lugar alto, donde pudiesen ser vistos y leerse los títulos de sus honores.

El invento fué colgar allí los Escudos que sus mayores hablan traído en las bata- llas , figurados los gestos de cada uno en su propio escudo ; y esto es lo que dixe que estaba en Piinio escuramente dicho ; esto es , si estaban los rostros de los mayores de Apio pintados en sus escudos ó hechos de re- lieve. Y por quanto trata este lugar en el principio de la Pintura ; y porque á dife- rencia de pintura en el mismo lugar cuen- ta , que los Capitanes Cartagineses traian los escudos de oro , y sus imágenes de oro en ellos , parece claro, sino me engaño, que los escudos de Apio , que colgó y dedicó á Be- lona , tenian los gestos de sus dueños pin- tados : lo qual entenderá ser así quien con

aten-


2i8 COMENTARIOS

atención diere vuelta á este lugar de Pllnio.

Origen fué esta llena de virtud , figu- rar los rostros de cada uno que en el escu- do en vida habia traido en la guerra y pe- leas. Después de Apio Claudio hizo lo mis- mo Marco Emilio Lepido , aquel que fué compañero en el Consulado de Quinto Lu- tacio Catulo , poniendo á sus mayores , no solo en la Basílica Emilia , pero también en su propia casa , y esto asimismo con exem- plo de guerra. Eran los escudos de la forma con que en la guerra de Troya se habiai peleado.

También Quinto Marcío , vengador acá en España de los Escipiones Pubiio y Gneo, halló en los despojos de los Cartagineses, que él venció , el escudo de Asdrubal con su imagen , como dicho habemos , el qual escudo duró encima de las puertas del Ca- pitolio , donde se habia puesto , hasta que el dicho Capitolio se quemó la primera vez.

Con razón debe ser celebrada y referi- da entre las Pinturas la descripción de todo el orbe , que Marco Agripa , ycrn© de Au- gusto Cesar , propuso en publico en el pór- tico de Octavia , hermana que fué de Au- gusto. Esta obra quedando en la muerte de Agripa imperfecta , Augusto Cesar , por la orden que en los Comentarios de Marco

Agri-


DE LA PINTURA. 219

Agripa halló , le dio perfección y acabó.

De aquí Plinio hablando de la Betica en el libro III. y descubriendo los limites de ella , p^ra testimonio que dice verdad, ana- de : ¿Quién creerá que pudo Marco Agri- pa , y con él Augusto Cesar , errar en tan* ta diligencia, quando habian de mostrar y poner delante la ciudad de Roma el orbe de la tierra.

A imitación de esto podría V. M. en el lugar que mas contento le diere , man- dar pintar la descripción de España ,.que con orden y costa de V. M. el Maestro Esqui- vel , Matemático insigne trae ya al cabo. Por- que es cierto , que aunque haya muchas cosas , de que V. M. pueda gloriarse , y con ellas perpetuar su nombre y fama , que no habría ninguna de las humanas que á este cui- dado y magnificencia se le ponga delante , si V. M. fuere servido dar á los venideros em- presa la razón , cuenta y diligencia con que esta provincia tan señalada se ha descripto con los auspicios de V. M. : y no solo á los Españoles será glorioso ; pero á todos los buenos ingenios que son y serán , y que de geografía é historia se deleytan , será suma- mente agradable.

Otros Príncipes debieran huir de tanta diligencia en sus provincias , por no descu- brir


220 COMENTARIOS

brir la flaqueza del territorio, el poco nu- mero de gente , y la facilidad de las entra- das de ellas : lo que todo sucede en Espa- ña al contrario : porque pone horror una provincia tan grande , cercada de mar , sino es por una pequeña parte , por donde los Pyrineos la dividen , la aspereza de los qua- les á un caminante ponen temor y congo- xa de pasallos ; también espantan los mon- tes tantos y tan ásperos : los rios tantos y tan caudalosos que atraviesan por varias par- tes lo interior de esta provincia , con una población de gente tan belicosa.

V. M. tiene echado este cuidado á parte , el qual otros Príncipes podrian tener para no publicar semejantes cosas. Jun- tase á esto , que sin encarecimiento , se pue- de afirmar que después que el mundo es cria- do , no ha habido Provincia en él descrip- ta con mas cuidado, diligencia y verdad ; por- que todas las demás que hasta ahora por To- lomeo ó por otros están descriptas , es muy cierto ser la mayor parte por relaciones de provinciales , ó tomándolas descriptas unos de otros en la forma que las vemos. Por el contrario , la descripción que V. M. ha man- dado hacer , consta cierto no haber palmo de tierra en toda ella que no sea por el Au- tor vista , andada , ó hollada , asegurándose

de


DE LA PINTURA. 221

de la verdad de todo ( en quanto los ins- trumentos matemáticos dan lugar ) por sus propias manos y ojos (1).

Mucho tiempo se contentaron los Roma- nos con solas sus pinturas , y aunque empe- zaron á estimar tarde las Griegas y las age- nas , ellos se dieron priesa á no dexar roso ni velloso que no pasaron presto á Roma , y algunas veces llevando las paredes en que es- taban pintadas , como hicieron Murena y Varron en su Edilidad , para aderezar el Co- micio. Estos cortaron una pared de ladrillo en Lacedemonia por la excelencia de la obra

que

(i) Todos saben quan grande hombre fué el Maes- tro Pedro Esquivel , y lo mucho que alcanzó en Jas ciencias matemáticas , como también las aJabanzas que de él hicieron los Autores sus coetáneos. Emprendió la exacta dr?scripcion de toda España , dando las situa- ciones verdaderas de sus pueblos antiguos y modernos; y para averiguar los grados de longitud y latitud de to- dos los lugares , inventó é hizo por si nuevos instru- mentos.Con estos auxilios y á expensas del Rey hizo sus largos viages por España ^ pero la muerte le impidió la conclusión de esta importante obra. A esta descrip- ción de España puede haberle sucedido la suerte mis- ma que á la obra de las medallas que Don Felipe de Guevara habla trabajado , y la que han tenido hasta ahora estos Comentarios. Ambrosio de Morales ha- bla con mas extensión en el discurso general de las Antigüedades , de la admirable industria del Maes- tro Esquivel , cuya obra , aunque sin concluir , le de-» zó al Rey en su muerte.


222 COMENTARIOS.

qne en ella estaba pintada , y la encerraron en caxas de madera, y así la llevaron á Ro- ma. Esta Pintura sobre ser maravillosa , se admiraron de ella mas , por ser pasada de una tierra á otra.

El primero que en público dio auto- ridad en Roma á las tablas extrangeras-iaé Lucio Mumio , después que destruyó á Corinto , no consintiendo que se diese á Áta- lo Rey una Pintura de Aristides ,que se ha- bla rematado en él por seis mil sextercios en la almoneda , que de los despojos de Corin- to delante de él se hacia ; sospechando , que pues se daba por una Pintura tanto dmero, que habia de haber alguna gran virtud en ella, aunque él no la entendiese; y así deteniéndola, k envió á Roma , y la puso en público en - el Tem^plo de Ceres. Plinio creyó ser esta la I primera Pintura extrangera que en Roma se pusiese en público.

Después de esta se pusieron en el foro Romano otras , de donde nació el donayie de Marco Craso , orando , sub vetsribus , dán- dole prisa un testigo presentado en la cau- sa que se trataba. ¿Decid, Craso , qué tal pen- sáis que soy? Respondióle Craso, como aquel, mostrando con el dedo un francés desdona- disimamente pintado en una tabla , que te- nia sacada la lengua. También estaba en la

pU-


DÉLA PINTURA. 223

plaza aquella del Pastor viejo con el báculo, de la qual dixo un Embaxador de los Teu- tones siendo preguntado , en qué tanto le es- timaba , dixo , que no holgaria que se le die- sen vivo ni verdadero.

Pero sobre todos dio autoridad á las ta- blas Julio Cesar , dedicando á Ayax y á Me- dea , delante el Templo de Venus Genitrix. Después de Cesar, Marco Agripa , hombre mas allegado á rusticidad que á delicadeces, de quien habia una oración magnifica, y dig- na de tan principal Ciudano, en que decia, que se publicasen todas las pinturas de Ro- ma , lo qual , dice Plinio , que fuera mas acertado que no el dcsterrallas por caserías y aldeas , donde no eran vistas jamas de nadie,

Sin embargo de toda esta severidad de Marco Agripa , que habernos dicho , com- pró de los Cicicenos dos tablas, una de Ayax, y otra de Venus por doce mil scxtercios: y en las termas que hizo en la mas calien- te parte de ellas , encerró entre los mármo- les unas pequeñas tablas , las quales , poco antes que estas termas se adobasen , se qui- taron de allí. Después Augusto Cesar puso en su plaza en la parte mas célebre de ella, dos tablas , la una contenia la imagen de la guerra , y la otra la del triunfo.

También puso á Castor y la Victoria,


224 COMENTARIOS

y las que se han dicho en la mención que hicimos de los Pintores en el Templo de su padre Cesar. El mismo Augusto metió dos tablas en la pared de la Curia que él consagró en el Comicio ; y representaban á Ncmea sentada sobre un León , que tenia una palma en la mano , y á un viejo que estaba cerca de ella con un báculo , sobre cu- ya cabeza estaba colgada una tabla de una biga , que es carro de dos caballos. La otra tabla contenia un hijo mancebo tan semejan- te á su padre , excepto la diferencia de la edad , que era gran admiración , sobre el qual volaba una Águila , que llevaba abrazado ua dragón.

Policrates afirmó ser suya esta pintura , de la qual tabla se puede colegir , como dice Plinio , la fuerza que tuvo antiguamente es- ta arte , pues por respeto de Policrates , el Senado y pueblo Romano sufrió tantos años ver á Glaucion y á su hijo , y á Aristipo , ig- nobilisimos Pintores. Sospecho que las de es- tos üitim.cs debian de estar acompañadas con las pinturas de Policrates , y por cuyo res- peto se dexaban de quitar las de Aristipo y Glaucion , no pudiéndose hacer sin daño de los de Policrates. También Tiberio Cesar, aun- que no muy pulido Emperador, puso las que están referidas entre los Pintores en el Tem- plo de Augusto. No


DÉLA PINTURA. 225

No es razón pasar entre renglones un con- sejo muy célebre acerca de la Pintura , por el qual se puede entender la estimación que antiguamente se hizo de ella ; y fué , que siendo Quinto Pedio , nieto de Quinto Pe- dio , Varón Consular y Triunfal , mudo, nombrado por Julio Cesar entre sus herede- ros con Augusto , fué de parecer Mésala el Orador , de cuya familia era la Abuela del muchacho , que le mostrasen á pintar , lo qual aprobó Augusto Cesar , y murió el mu- chacho muy aprovechado en ci arte.

Esta arte de Pintura tan célebre acerca de los antiguos , y tan cultivada de los Ar- tífices de ella , como llegase á su perfección, y los ingenios antiguos la pusiesen en aquel último punto que manos é ingenios morta- les la podian poner , no teniendo ya donde pasar adelante , tornó á baxar por los escalo- nes que habia subido al sumo grado de la vileza , menosprecio , é imperfección , como aun en el día de hoy nos dan muestra algunas Pinturas antiquísimas.

El principio de esta caida empezó en tiempo de Vespasiano Cesar , desterrándola con la novedad de ios mármoles y estatuas, especialmente el retratarse los hombres al na- tural. Así cuenta Plinio que ya en su tiempo no habia nadie , que quisiese verse qual era, P ni


22Ó COMENTARIOS

ni que , después de él muerto supiesen qisal habla sido , y que de esto tenia culpa la pe- reza y lioxedad , la qual fué siempre destruc- ción d@ las bellas artes. Y como ya aquellos de su tiempo tuvieron en poco las imágenes de los ánimos , luego también vinieron á des- preciar las imágenes de bs cuerpos , lo qual los antiguos habian tenido en mucho , pro- curando con sumo cuidado de dexar á sus sucesores muestra y claridad de quales ha- bian sido.

Pero en esta caida y acabamiento de la Pintura que decimos , aconteceria lo que en todas las cosas grandes ha acontecido, y es, que no caerla de golpe , sino que , como para acrecentarse habia subido poco á poco por sus pasos ciertos, así la caída seria disminuyén- dose de hora en hora la períicion y acaba- miento de ella ; de suerte , que ya debía ser del todo acabada en tiempo de los Go- dos , en cuyas monedas vemos unas efi- gies tan bestiales , que no tienen encareci- miento de quán malas y aborrecibles son.

Por lo dicho se entiende no haber ya en los tiempos que digo rastro de ningún buen diseño , ni razonable , ni sufridero ; y así ha- biéndose acabado del todo el arte ; ííalia y Flandes la han tornado á resucitar , y á res- taurar de algunos años atrás , como dicho ha- bernos. Para


DE LA PINTURA. 227

Para exemplo de lo que digo , y que no cayó de golpe la Pintura del retratar , pu- se aquí un Epigrama de nuestro Poeta Mar- cial , en el qual trata de su retrato para en- viarle á Cecilio Segundo , su amigo. Vivió Marcial hartos años después de Plinio el ma- yor.

ADLIBRUM,

JDum mea Cxcilio formatur imago , Secundo

Spirat ér arguta ficta t abela manu. 1 liber ad Geticam Peucem , Istrumque ta^ centem ,

H¿ec loca , perdomitis gentibus Ule tsnet, "Parva dabis charo , sed didcia dona sodali

Certior in nostro carmine vultus erit. Casibus hic nullis , nidlis delebilis annis

Vivet Apellaeum cimi morietur opus.

Quedaba por tratar un lugar muy im- portante acerca de la Pintura , y es , que mu- chos de los modernos aíirman , que Apeles y los Pintores de su tiempo ignoraron la Pin- tura al oleo , no lo probando con otro argu- mento mas de decir , que no se halla algu- na mención hecha de ello acerca de los an- tiguos.

El argumento es flaco y de poco mo- P a men-


228 COMENTARIOS

mentó ; porque no es de creer que pintu- ras de tanta perfección y de tan larga dura fuesen pintadas con algún defecto , y es claro que lo fueran si las colores estuvieran gas- tadas con gomas, colas y cosas semejantes. Que no haya mención de esto no es mara- villa , pues que no se halla el día de hoy libro de autor ninguno que haya escrito del pintar antiguo ; que á haberlo , de creer es que oviera memoria de ello , porque estaba este tal obligado , habiendo emprendido di- cho argumento , de tratar las cosas mas me- nudas.

Piinio, que es el Autor , en quien mas rastro hay de los Pintores antiguos , no es- taba obligado á esto , porque no hizo pro- fesión , ni fué su intención tratar del arte del pintar , sino hablar sumariamente de al- gunos Pintores célebres , y de algunas pin- turas famosas entre muchas que los antiguos hicieron. Por esta causa no estuvo obligado á dar cuenta del oleo , con que se gastaban las colores.

Dexando esto á parte , hay en las cien- cias y en las artes unas cosas tan notorias y tan supuestas , que muchas veces aunque alguno profese tratar en particular de una ciencia ó arte , suele dexar algunas por mu/ notorias y recibidas , como fuera esta de


DE LA PINTURA, Í229

gastarse las colores con olio. Ya que algún Escritor lo dexára de decir , ¿ cómo pudie- ra Protogenes colorir quatro veces su Ja- liso , pintándole cada vez de nuevo para la eternidad , si sus colores no fueran gastadas al oleo ?

Exemplo tenemos que no ternia ningún precio el dia de hoy una pintura cuyas co- lores estuviesen gastadas con gomas , sobre- puestas unas colores quatro veces , como Pro- togenes compuso la suya , ¿ ni qué firmeza podian tener en las tablas las colores para durar tantos años , como de algunas pinturas se lee que duraron , si estuvieran pintadas con co- las ó gomas? Porque las tablas que de esta manera estuvieren pintadas , de necesidad es- taban sujetas á mil inconvenientes que en tal género de Pintura hay ?

Demás de esto, quién no advierte, que hablando Plinio de Ludio Pintor , trata de su pintura como de cosa nueva y no usada, diciendo , que enseñó á pintar paredes á po- ca costa ? lo qual está claro que lo di- ría á diferencia de la pintura al oleo, usada de todos , hasta que Ludio enseñó otra cosa. En suma cada uno crea en esta par- te lo que quisiere , pues dicen que el creer está en cortesia , pues yo persuadido me ten- go , que los antiguos pintaron sus tablas al P 3 oleo,


aso COMENTARIOS

oleo , ó con una grasa semejante tan iixa co- mo el oleo : y que no ignorarían una me- nudencia como esta , siendo sumos en todo el restante del arte de pintar (i).

DE

(i) Esta opinión de Don Felipe de Guevara , aun- que parece tener algo de singular , creo que no es justo despreciarla. Se hizo cargo , como se vé en estos Comentarios , de todos los géneros de pintar que usa- ron los Griegos j al encausto , con ceras , gomas , &c. En tal ca&o la invención del oleo atribuida á Juan Van- fcik , ó i qualquiera otro que sea , solamente seria una restauración de este género usado ya por los Grie- gos. Siendo esto así ninguna razón hay para tener en menos esta práctica , que qualquiera. otra de las usa- das por antiguos y modernos. Ni me hace gran fuer- za el oir , que en las pinturas al oleo no hay la dura- ción que se pretende con las ceras y al encausto, ni que se alteran ni ennegrecen los colores al oleo, debiéndose esto atribuir á descuido ó poca diligencia en el me- canismo de la execucion.

Fn la célebre colección del Feal Palacio de Ma- drid hay una tabla al oleo del citado Juan Van-Eik, que sin embargo de contar ya quatro siglos , está tan perfectamente conservada como si se hubiera hecha pocos meses há. Quatro siglos hacen impresión en los mármoles , y en otras materias aun mas duras, quanto mas en las ceras. Yo pudiera nombrar algunos quadros que tienen siglos , y se mantienen como aca- bados de salir de la mano del Pintor. Qualquiera lo puede comprobar en los que hav en los ángulos del clfiustro principal baxo del Monasterio del Esco- rial , con que se abran las puertas que les cubren; y los tales quadros ya cuentan sus dos siglos y la qnar- ta parte de otro. Estoy m.uy persuadido , que la pro- lixidad de los Griegos en la preparación de sus tablas,

co-


DE LA PINTURA. 231


HE LAS PINTURAS EGIPCIAS.

Dicho habernos de las Pinturas de los Griegos y Romanos , á las quales es razón sucedan las de los Egipcios en eso po- co que de ellas ha quedado memoria. Los Egipcios usaron de dos géneros de Pintura; el uno fué el común de los Griegos y Ro- manos , pintando figuras , y cosas naturales de historia y Poesía ; proveyendo en esto con gran diligencia los legisladores de ellas que no pudiesen introducir figuras nuevas, mas de aquellas que entre las cosas Sagra- das de ellos estaban determinadas : esto á fin de que los mozos acostumbrasen los ojos á figuras bien compuestas y decentes , y los ánimos inclinados á virtud y á cosas hones- tas no se gastasen con novedad de figuras torpes y lascivas.

Por esta causa vedaron y mandaron que ningún Pintor ni Escultor pudiese introdu- cir figuras ni pinturas diferentes de las pa- trias , ni innovasen en la pintura géneros , mas P4 de

conocimiento físico de los colores y de sus efectos , se- ría muy otra cosa que la de los modernos , y lo mis- mo digo de sus aceytes ó grasas si , como piensa «I autor de estos Comentarios , las usaron.


232 COMENTARIOS

de aquellos que por ley estaban ordenados, se pudiesen figurar. Estas fueron tales , se- gún cuenta Platón , que aunque habia diez mil años que estaban hechas , igualaban en hermosura á las de su tiempo.

De aquí se arguye haber sido antigua- mente la Pintura de los Egipcios maravillo- sa , pues Platón las compara con las de su tiempo en concierto y hermosura , en el qual, la Pintura entre los Griegos habia ya llega- do á suma perficion. Esto quiso imitar Aris- tóteles en el séptimo libro de su política, donde no solo prohibe que los muchachos: cygan ni digan cosas feas ; pero que los guar- den que tampoco las puedan ver (i).

Para esto dice , que los Magistrados con gran cuidado manden que no se puedan pin- tar

(i) ¿Qué diría Platón, Aristóteles , y aquellos Ma- gistrados de Egipto 5 si oyeran cada dia en nuestras ciudades , en las plazas y calles públicas decir blas- femias , palabras indecentes y torpisimas , escanda- lizando á las mas retiradas doncellas , que las oyen desde sus casas , á los niños que pasan por la calle , y, á las personas mas honestas y serias? Y qué diriaa sabiendo que esto se hace impunemente , y sin una ley viva que enfrene semejantes bocas abominables, á lo menos con multas , quando no con mayores cas- tigos como merecen unos escándalos tan públicos y tan freqiientes ? Muchas cosas son facilisimas de re- mediar, y se remediarían brevemente con mucho cré- dito de los Magistrados ^ si se hiciese alto sobre ellas.




DE LA PINTURA. 233

tar ni hacer en estatua figuras torpes ni su- cias , de las quales la juventud pueda tomar exemplo y imitación. Célebre fué una ley que los Tebanos acerca de la Pintura tuvie- ron , mandando que los Pintores y Plastices hiciesen muy hermosas y de gran acabamien- to las imágenes que hacian , y los que no las hiciesen tales , fuesen castigados y penados en cierta suma de dinero que les llevaban.

Si los Gentiles^^tu vieron en sus ignoran- cias y falsedades cuidado del decoro y de- cencia tanto como vemos , quánta mas razón seria que nosotros los Chrisrianos lo tuviése- mos en aquella parte de Pintura y Escultu- ra que toca á las imágenes santas , y que nos representan nuestros intercesores , que alia en el Cielo con Dios tenemos. Debian aquellos, á quien este cargo en la República les toca, mirar mucho á quien y como encargan hacer las imágenes de Santos y Santas , pcira que se pintasen y esculpiesen con el decoro , de- cencia y honestidad , gravedad y santidad q^ue conviene , y como el asunto merece.

Dexando pues á parte este común gé- nero de Pintura de que hemos hablado , tu- vieron otro los Egipcios, del qual usaron en lugar de letras , para cosas arcanas , y de gran veneración. De aquí Plinio , hablando de los Obeliscos Egipcios , dice que estaban todos

con-


234 COMENTARIOS

consagrados al Sol , y que esto se declara- ba por los rayos que estaban en ellos figu- rados. Las efigies , dice ^ que nosotros en las tales cosas vemos son letras Egipcias.

Estas tales letras que constaban de Pintura y de variedad de animales , ó cosas semejan- tes , llamaron ellos , como dice Herodoto , sa- cras , y á las letras comunes daban el nom- bre de populares. Aquellas llaman comun- mente los Escritores Hieroglificas ; y Apulc- yo en el XI. de su Asno de Oro las llama letras ignorabiles , porque comunmente se ig- nora lo que significan.

Hablando en este argumento Cornelio Tá- cito dice , que los Egipcios declararon los conceptos de sus ánimos con variedad de ani- males pintados. De estas pinturas algún ras- tro nos dexó Oro Apolo Heiiaco , escribien- do en lengua Egipcia la declaración de al- gunas , lo qual pasaron después los Griegos á su lengua: y así queriendo los Egipcios dar á entender haberse hecho alguna cosa con presteza , pintaban un nebli , como Diodo- .ro Siculo lo cuenta , por ser esta ave casi la mas ligera de todas.

Queriendo dar á entender que un padre habia heredado á sus hijos de toda su hacien- da , pintaban una golondrina , la qual tiene por costumbre, sintiéndose cercana á la muer- te,


DE LA PINTURA. 235

te , de envolverse en lodo y barro para de- xar á sus hijos en que se puedan esconder, que es todo lo que les puede dar. Quando querían significar una mugcr , que habien- do perdido su marido permaneció viuda has- ta la muerte pintaban una paloma negra. La naturaleza de la paloma es , que faltándole el marido , no se junta mas con otro palomo. Si querian declarar un buen cortesano , pinta- ban un pulpo , cuya costumbre es tomar la color de las cosas y lugares á que se jun- ta , y acomodarse á todo. Otras veces pin- taron una xibia, la qual tiene naturaleza quan- do van á tomarla.de derramar una tinta negra, con la qual escurece el agua , y así escapa.

Figuraron también á este mismo propó- sito un pez , que los latinos llaman Acipen- ser ^ á. quien la naturaleza formó las esca- mas al contrario de los otros peces ; porque así como á los otros nacen las escamas des- de la cabeza y van para la cola , hizo que las del Acipenser naciesen desde la cola pa- ra la cabeza , y por esta causa no puede na- dar agua arriba, y así camina siempre con la corriente y al amor del agua.

Esta suerte de Pintura y el declarar por ^lla sus conceptos , parece haber imitado los Indios occidentales , y del nuevo orbe , es- pecialmente los de la nueva España : ahora

sea


236 COMENTARIOS

sea que por antigua tradición les venga de los Egipcios , lo qual podria haber sido , ho- ra sea que los naturales de estas dos nacio- nes concurriesen en unas mismas imaginacio- nes. Así todo io que dichos Indios nos quie- ren significar de sus mayores , nos lo mues- tran en pintura , y ellos entre ellos decla- ran sus conceptos por medio de la misma Pintura.

Queriendo un Cazique mandar á alguna tierra de sus subditos le acudan con qua- trocientos hombres de guerra , pintan un hombre con las armas en la mano , el un pie adelante para caminar , y encima de la cabe- za de este hombre ponen un círculo , den- tro del qual ponen quatro puntos que sig- nifican quatrocientos ; y así tienen figura- das en pintura las Jornadas que los vasallos de vuestra V. M . y ellos hicieron en la con- quista de México y otras partes.

Es de notar la extraña devoción que los dichos Indios á todo género de Pintura tie- nen ; y creo cierto que si la imitativa imagi- naria , no tan pulida , que el hábito de la continua vista de sus cosas les acarrea, no lo impidiese , que se adelantarían en esta arte con facilidad y aprovechamiento grande.

Son dichosos en colores , ahora sean de tierra , ahora de zumos de yerbas varias , sin

con-


DE LA PINTURA. 237

contar la cochinilla que es carmín rarisimo. Justo es también concederles haber traído á la Pintura algo de nuevo y raro , como es la pintura de las plumas de las aves , varian- do ropas , encarnaciones y cosas semejantes, con diversidad de colores de plumas que por allá cria la naturaleza , y ellos con su in- dustria escogen , dividen , apartan y mezclan.

Ocurren algunas veces en este argumen- to que habemos tratado, cosas que son co- munes á la Escultura y Pintura , las quales como no se puedan dividir en partes , ne- cesitan tratarse , unas en la Pintura , y otras en la escultura , por tanto la presente , aun- que contenga en sí gran parte de Escultu- ra , me pareció tratarla en este lugar. Es de advertir , que aunque los Estatuarios y Pintores antiguos fueron excelentísimos , no lo pudieron ser tanto , que á cureña rasa pudiesen competir con la mas bella naturaleza^ á quien ellos tenían por- principal obgeto.

De aquí es que queriendo Luciano dar á entender á Pol istrato qual fuese Pantea , mu- ger de Abdcrete , Rey de Persia , no tuvo Pintura ni Escultura ninguna con quien com- paralla , y así vino á imaginarse una hermo- sura tal , que pudo dar por ella á entender qual fuese Pantea , constituyendo una figu- ra de partes tomadas de diversos Artífices,

eF


238 COMENTARIOS

en las quales cada uno se habia aventajado á los otros en el arte.

Y por quanto la Pintura no pudo satis- facer á esta imaginación por no ser arte de relieve , ni la Escultura por hacer sus imá- genes muertas sin ninguna color , vino á ayu- darse de la Pintura y Escultura juntamen- te. Demás de esto , como la Pintura ni Es- cultura pudieron exprimir ciertos meneos y espiritus , y cierta elegancia de cosas , acor- dó de ayudarse de la Poesía , como inter- prete de cosas ocultas y mudas , que en una figura se desean.

Con ayuda de ésta compuso una figu- ra de tanta lindeza , qual la naturaleza no podria formar otra. Este argumento ternia mas gracia en tiempo de Luciano , por estar en pie las estatuas y pinturas de las quales compone su figura. Pero aunque en tinie- blas continuaremos nuestro discurso , del qual á lo menos se entenderá una cosa , y es no haber habido Artífice tan acabado , que en alguna parte del arte no le iguale y pase algún otro , aunque menor Artífice en el to- do que él ; pues vemos que á Aecio le ca- be parte en la Pintura y á otros no , to- mándose el todo de Apeles , quien en el to- do fué sin contradicion preferido á todos los nacidos y por nacer , como los antiguos di- xéron. Que-


DE LA PINTURA. 239

Queriendo pues Luciano componer de partes esta pintura, como dicho habernos, áic& que se tomará de la Venus que Piáxi- teles labró para los de Gnydo la cabeza , de- xadas todas las otras partes de su cuerpo; porque lo que tocaba al cabello y rostro y al contorno decente de las cejas , no habia nadie que no concediese debía ser hecho co- mo Praxiteleslo hizo. Demás de esto aquel me- near templado de los ojos, con aquella amable alegria y gracia , juzgara quien quiera que de- bia ser como á Praxitcles le pareció que fuese. Pero las partes principales del rostro y las tetas las tomará prestadas de la Venus que Alcmenes labró , la qual estaba puesta en los huertos de Atenas : aquel rollizo y Ion- gura de manos , aquel concierto de las jun- turas, y sacado fácil de los tiernos dedos, y la delgadeza en redondo donde acaban, también se tomó de la Venus que está en los huertos. Pero todos los perfiles, y concier- to de rostro , y aquella blandura de mexi- Has , y nariz que no pasó los límites jus- tos , siendo con suma proporción hecha , pres- tará la Lemnia que Fídias hizo , y la misma dará la boca concertad ísimamente compuesta..

Aquel cuello de leche se tomará de la Amazona ; y Sosandra hecha por Calamis, comporná esta figura de gran vergüenza y

ho-


240 COMENTARIOS

konestidad. Demás de esto mostrará esta fi- gura una alegría de rostro y ánimo , con una risa blanda , y tan disimulada que engañe los ojos de los miradores , qual Sosandra la tie- ne. Asimismo dará ella el vestido con una limpieza ataviada , sino que tendrá descubier- ta la cabeza sin ningún atavio.

La edad de esta figura se medirá con la Venus Gnidia , á la qual Praxiteles se extre- mó en darla una edad perfecta. Compuesta esta figura de tan excelentes partes en su- mo grado perfecta , parecióle á Polistrato, que le faltaba algo para su consumada per- fección , lo que le concedió Luciano , co- mo era el decoro y ornato que las colores decentes le podian dar , por cuyo medio las cosas que en el cuerpo habian de ser negras, y fuesen perfectamente negras , y las blan- cas perfectamente blancas , para que las otras paites del cuerpo floreciesen con un color suave y apacible.

No pudiendo prestar estas cosas la Es- cultura sola , acogióse Luciano á la Pintura, y á los Pintores que en ella habian sido ex- celentisimos, como Polignoto, Eufanor, Ape- les y Aecio , y repartiendo esta obra entre ellos , dixo : Eufanor pintará los cabellos co- mo los pintea su Juno: Polignoto exprimirá la distancia concertada de las cejas , y el co- ló-


DÉLA PINTURA. 241

lorido decente de las nicxillas , como lo hizo €11 h Casandra que pintó en Delfos.

También aparecerá la vestidura , labrán- dola lo mas sutilmente que ser pudiese , de modo , que á qualquiera parte del cuerpo se le apegue decentemente , y mucha parte de esta ropa dexará á que el viento la es- parza. Lo restante del cuerpo pintará Ape- les de la forma que acabó la figura de Pa- cata , pero de tal manera que no le añada demasiado blanco , sino que quede templada y moderadamente colorido. Los labios no ^erán de otra manera , sino como Aecio les pin- tó i Roxane.

Demás de esto , dexados Apeles y Eufa- nor , metamos á parte al mas excelente de los Pintores , que fué Homero , y resplan- dezca todo el cuerpo de la figura con el co- lor que él dio á los muslos de Meneko , los quales comparó al marfil teñido y mezclado de purpura : pinte también éste los ojos se- mejantes á los de un buey. Después venga en ayuda de Homero aquel Poeta Te baño , y adorne con su gracia y donayre las pestañas de esta figura. Hágala también Homero ama- dora y estudiosa de una cierta risa y agracia- da y decorada , con sus blancos \hombros y brazos , que tenga sus dedos de color de ro- sa : en suma la haga tal que la pueda con Q mas


242 COMENTARIOS

mas razón comparar á la áurea Venus , que comparó á la hija de Briseo.

Esta tal figura , dice Luciano , labra- ron Pintores , Escultores y Poetas , empero para que esta figura toda ¡unta resplandez- ca con un donayre gracioso y apacible en todas sus partes , será oficio de las Gracias hacello , ó por mejor decir de todas las gra- cias que oviere en el mundo. Pareceme que remató Luciano su figura con lo que los Arquitectos moros sus edificios y trazas, que después de ordenadas según su razón y ar- te , dicen , Alá te dé la gracia.

No puede negarse que hay en estos gé- neros de Pinturas , Esculturas y Edificios ciertas concurrencias de cosas ocultas , de las quales no se puede dar razón , cuyos medios hacen que en unas obras no se desee mas acabamiento del que las tales obras allí representan á los miradores; y en otras, aun- que hechas con suma arte y razón , hacen que siempre deseéis en ellas algo, nunca aca- bando un aplazamiento falto, y corto de sa- tisfacerse á sí mismo en un no sé qué, que ni se sabe decir , ni pedir.

Los precios de las pinturas referidas en este tratado , ó están nombradas por talentos ó por minas ó por sextercios. Aquellas cu^ yos precios están declarados por talentos no

traen


DE LA PINTURA. 543

traen confusión ninguna , aunque algu- na pudiera haber en los talentos , porque ovó talentos de diversas sumas ; pero en fin está recibido de los Romanos el talento Áti- co menor , y así lo declara Plinio , hablaji- do de la Pintura de Timomaco , como di- cho es.

También está de ellos recibido en co- mún uso la mina de cien dragmas , que son cien octavas nuestras : mas las Pinturas que de Plinio y otros están estimadas por sex- tercios , que fué cuenta propia de Romanos, traen consigo gran incertidumbre para po- der dar verdadera razón del precio de ellas.

Lo que Budeo y sus sequaces supieron y saben en materia de scxtercios fué , y es poco, y no basta para que esta cuenta de sex- tercios se acabe de entender. Ellos supusieron solamente dos géneros de sextercios , el uno menor , que valia la quarta parte del denario, que es un quartillo de nuestro real : el otro llamaron mayor , que valia doscientos y cin- qiienta reales. Yo he sacado á luz otras di- ferencias de sextercios : el uno de cinqiien- ía ases , que son cinco reales , el otro de qui- nientos ases que son cinqüenta reales ; el tercero que valia treinta reales : y por la observación que de la antigüedad tengo , en- tiendo que habia otros diferentes de estos, Qz de


244 COMENTARIOS

de los quales no se puede dar razón clertíi.

Por esta causa no quise temerariamente declarar precios , de los quales ninguna cer- tidumbre se puede dar. Solamente digo que donde quiera que en esta materia de Pintu- ra y Escultura se topan sextercios, significan precios grandes y de gran suma.

Esta es materia enfadosa para este lu- ga^ , por eso la dexamos para el primer li- fe-o que tengo escrito de las monedas Ro- -x^manas , donde como en lugar propio se tra- y ta mas particularmente de ella(i). Un talento Ático de plata menor valia sesenta minas, y caia mina cien dragmas , que son , co- mo dicho habcmos , cien reales nuestros. De suerte , que un talento valia seis mil rea- les , que son seiscientos escudos de á diez reales. Por esta razón será fácil la cuenta de los talentos y minas.

Con-

(i) Por este pasage se confirma ser el Autor de es- tos Comentarios el mismo Den Felipe de Guevara, que Ambrosio de Morales tanto celebra por su gran colección de Medallas , y por la obra que sobre ellas habia de publicar. No tuvo ciertamente Morales no- ticia de los Comentarios , que á tenerla , bien se- guro es que no hubiera omitido las alabanzas , que por ellos le eran tan debidas Muy bien se puede sospechar que Guevara escribió su obra de las Me- dallas antes de los célebres Antonio Agustín , Ful- vio Ursino y otros ; y por tanto es mucho mas sen- sible la pérdida de dicha obra.


DE LA PINTURA. mJ

Considerando estas cosas y les excesivos precios en que las pinturas antiguas fueron vendidas y compradas , he pencado muchas veces que fuesen los hombres de aquel tiem- po , ó muy admirados , ó de muy mal jui- cio ; al niodo de los Indios que solian trocar mucho oro por un cascavel de latón , y que en la misma forma trocaban ellos su oro por lina pintura , y daban por ella aquella can- tidad que ahora es patrimonio entero de un liombre muy rico y poderoso.

Por otra parte , entendiendo que así los Griegos como los Romanos del tiempo de ^ue hablamos fué gente de tanto juicio y jazon que ninguna en el mundo , ni en nin- guna edad les ha hecho ventaja, (dexo á parte el error y ceguedad que tuvieron en no conocer á un solo Dios verdadero , que <3e esto no se trata , ni lo pide la materia) , vengo á imaginar que los Pintores de aque- llos tiempos eran , no solo diligentísimos en imitar la naturaleza, pero también admira- bles en demostrar sus ideas con las manos, que es el arte de pintar.

De aquí vino que estos juicios y hue- llos ingenios Griegos y Romanos vinieren á estimar tanto un arte , la qual por diligen- cia é industria de los hombres se habia traido k tan excelente grado de perficion , que nu-


546 COMENTARIOS

merasen y pagasen hs^ tales obras con tanto precio como los Autores nos han dexado es- crito.

Del buen juicio y buena estimación de las cosas que estos antiguos tuvieron , son te^tigos la policía con que gobernaron sus re- publicas • la noticia de las buenas artes : el corjoci miento de Filosofía natural y moral, de todo lo qual los unos y los otros nos han dexado en sus escritos muy grandes mues- tras y reliquias.

Coníiriendo pues las cosas de los anti- guos en lo que toca á materia de Pintura y Escultura con las de nuestros tiempos, no me parece será demasiado atrevimiento creer que los Pintores de nuestros tiempos, excepto pocos, no estudian, ni labran c: n aquel cuida- do y diligencia sus obras , como los antiguos las trabajaron : porque es de creer que si por muchos fue^e el dia de hoy imitada la naturaleza con aquella perficion , y excelen- cia que los antiguos la imitaron ; que sus obras arrebatarian en estupor grande y ad- miraci(>n nuestros juicios y entendimientos, y nos deteiidrian suspensos y abf:bídos , co- mo Vemos que los juicios é ingenios de los Romanos y Griegos en esta parte lo estu- vieron.

£sto es lo poco que de la Pintura antigua se

ha


DE LA PINTURA. 147

ha podido recoger , no sin dolor y sentimien- to grande de la pérdida de los libros que contenian el arte de la Pintura , y de los Au- tores que de los Pintores antiguos escribie- ron. Todo esto debemos á esos bárbaros de Godos , los quales ocupando las provincias, llenas entó.ices de todas las buenas artes , no se contentaron solo con arruinar los edificios, estatuas , y semejantes cosas , pero también se ocuparon con sumo cuidado en quemar librerias insignes , no dexando papel á vi- da , como si de propósito ovicran contra las buenas artes , y no contra los hombres, tomado á fuego y sangre la conquista.

No quiero que piensen los Pintores mo- dernos , que á competencia suya he sacado á luz los antiguos ; pero querria que creyesen que se los he puesto delante , por la grande afición que á ellos y al arte tengo ; para que agitados los buenos ingenios y habilidades, no se duerman ni contenten hasta llegar á igualarse con los antiguos : y para que los que en el arte están aventajados, se glorien, teniendo tan excelentes exemplos , como los que les hemos puesto delante , con que com- pararse.

FIN.


\


I


149

índice

DE LAS COSAS MAS NOTABLES de este Libro.

^Jl^cíoii de Alexandro Magno á la Pin- tura, pagina i.

De la que Julio Cesar tuvo á la misma Ar- te, pag. 2.

Restauración de la Pintura en Italia y Flan- des, pag. 3'.

Buena compañia , y aun necesaria de la Agri- cultura y la Pintura, pag. 4. y 5.

Alabanza de Cyro por su ocupación en haber plantado árboles , y de varios Magistra- dos Romanos que se exercitáron en la Agri- cu:tura. pag. 6. 7. y 8.

De la imitación en la Pintura y de sus gene- ros ,es á saber, del entendimiento solo , y del entendimiento y de las manos, pag. 9, hasta 14.

Hábitos que contraen los Pintores de ver con- tinuamente los obgetos de sus respectivas naciones, pag. 15. hasta 18.

Figuras de Matachines que hicieron Pinto- res y Escukores. pag. 17. y 18. Quanto importa la lección de la histeria , Pcc- sia , &c. para pintar con acierto, pag. 21. Cómo se aprovecharon de dicha lección dos

enii-


9¡o

eminentes Artífices Griegos , y algunos de los mas célebres modernos, p. 22. hasta 25.

Origen de la Pintura , y como fué haciendo sus progresos, pag. 27. hasta 29.

Se nombran varios Artífices Griegos , céle- bres en los inventos y progresos del Ar- te, pag. 30. y siguientes.

Honrosa mención que hace el Autor de Ge- rónimo Bosco. pag. 41. hasta 44.

Se nombran otros Pintores Griegos, pag. 45, hasra 47.

Origen de la Pintura en paredes y al fres- co en Italia , y de Ludio Pintor, pag. 48.

Pintura al oleo y en lienzo de los antiguos, pag. Jo. 3cc.

Del género de Pintura llamado Encausten, y de su restauración, pag. 58. hasta 64.

Pintura teñida, pag. 64. hasta ó6.

Género de Pintura llamado Grotesco , y quan contra razón fué introducida, y prac- ticada, pag. 6y. hasta 73.

Cómo usaron los antiguos de la Pintura á fresco , y de las preparaciones de techos y paredes, pag. 74. hasta 83.

Estucos de los antiguos en sus habitaciones, y modo de usarlos, pag. 84. Tiasta 88.

Colores de que usaron los antiguos en sus Pinturas á fresco, pag. 88. hasta 92.

Preparaciones para las pinturas á fresco de los

an-


251

antiguos ,y para las de los modernos y de su duración, pag. 93. hasta 95.

Inconvenientes y remedios para los aparejos modernos, pag. 96. hasta 98.

De la Pintura llamada iluminación, pag. 99. y 10©.

De los suelos pitados, pag. lol.

Mosaico, y de su imitación, con veneras ó Con- chitas marinas, pag. 103. hasta ic6.

Otro género de Encaustcn. 107 hasta lio.

Pintura en vidrio, pag. 1 1 1. hasta 114.

Pintura de yerbas, pag. 115. hasta 118.

Suelos y paredes revestidas de mármol en ra- zón de pintura pag. 118. hasta 121.

Pintura de maderas y de otras materias em- butidas, pag. 122. hasta 124.

Mesas muy estimadas de los Romanos , y las materias de que las hacian. pag. 125. has- ta 131.^

Se vuelve á tratar de los Pintores Griegos nombrados antes y de sus obras, pag. 133.

De Pol ignoto , Aglaofon , Cefisodoro Fiylo y Evenor. pag. 134- y 1 35-

De Ápolodcro Ateniense y deZeuxis. p. 136.

De Parrasio. pag. 145.

De Timantes, Euxenides,Eupompo, Ecbion y Terimaco. pag. 148. y 49.

De Apeles, pag. 150. hasta 164.

De Aristidcs. pag. 165.

De


De Protogencs. pag. 1 66. hasta 171.

De Asclepiodoro , Nicomaco y otros, p. 171»

hasu 176. De Tiniomaco. pag. 176. y jj. De Aristolao, Mecofaiies y Eufanor. p. 178.

7 79-. Observación del Autor de los Comentarios so-

,bre la decadencia del colorido, pag. 179.

hasta 182. Continúa hablando de Eufanor. pag. 183. De Cydias , Antidoto y Niceas. pag. 184. y

De Sócrates , Micon y otros varios, pag,

186. hasta 205. Mugeres ilustres en la Pintura, pag. 206.

y 207.

De algunos Pintores Romanos, pag. 208.

De A relio , Amulio , Cornelio Pino y Ac- cio Prisco, pag. 211. y 12.

De Ludio , y de como tomó autoridad en Roraa la Pintura, pag. 223.

Costumbre de los Romanos en perpetuar SU5 hechos, pag. 215 hasta 218.

Descripción del orbe que puso Agripa en el Pórtico de Octavia, pag. 218.

Propone al Rey el Autor de los Comentarios que mandase pintar la descripción de Es- paña. 219. hasta 221.

Célebres tablas llevadas de Grecia á Roma,

don-


M3 donde fueron tenidas en grande estimación y colocadas en los templos y otros sitios públicos, pag. 2 2 2.

Decadencia de la Pintura en tiempo de Ves- pasiano. pag. 226.

De si pintaron al oleo Apeles y los otros Artífices de su tiempo, pag. 227. hasta 230,

De las Pinturas Egipcias , de sus gerogliíicos, significaciones , &c. y de como los Indios de la nueva España explicaban sus con- ceptos, pag. 231. hasta 236.

Descripción que Luciano hace de la hermo- sura de Pantea. pag 237.

Precios en que se pagaron las pinturas anti- guamente pag. 242. y 43.


COR'


  • 54


CORRECCIONES.



'




Léase.


Pag.


3-


lin.


22.


Biuxas .7


Pag.


8.


lin.


3-


Escipioi. f


Pag.


39-


lin.]


senuitima


. Beril.


Pag.


53-


lin.


^S-


las.


Pag.


62.


lin.


15-


marfil.


Pag.


68.


lin.


8.


derivaron.


Pag.


73-


lin.


7.y5


i. contento.


Pag.


87.


lin.


íS-


llenos.


Pag.


103.


lin.


I.


dañaba.


Pag.


lió.


lin.


15-


propiedades


Pag.


I2Ü.


lin.


3-


de.


Pag.


127.


lin.


IS-


henderse.


Pag.


146.


lin.


IS-


Filisco.


Pag.


167.


lin.


2.


■parerga.


Pag.


172.


lin.


s-


Aristodemo


Pag.


177.


lin.


4-


immanem.


Pag.


aoj.


lin.


11.


Oenomao.


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IX*






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